08.04.2025

Efecto del entrenamiento en higiene del sueño sobre los síntomas de apnea obstructiva del sueño, la fatiga y la calidad del sueño en pacientes con fibrilación auricular

Investigadores turcos realizaron un ensayo controlado y aleatorizado en pacientes con fibrilación auricular en quiénes analizaron los patrones del sueño y su relación con el desarrollo de apnea-hipopnea obstructiva del sueño (SAHOS) y publicaron sus hallazgos en la edición de abril de 2025 de Clinical Cardiology*.

Sobre esta materia se desarrollará la NOTICIA DEL DÍA  de hoy.

Los autores comenzaron señalando que la fibrilación auricular (FA) es el tipo más común de arritmia entre los trastornos del ritmo cardíaco. 

Se sabe que la FA está asociada con enfermedad cardíaca estructural, hipertensión, diabetes y obesidad, así como con factores extracardíacos como el síndrome de apnea-hipopnea obstructiva del sueño.

La prevalencia del SAOS o SAHOS en pacientes diagnosticados con FA es desconocida porque este síndrome es muy difícil de diagnosticar. 

En el estudio de salud cardíaca del sueño, la prevalencia de FA fue cuatro veces mayor en pacientes con un índice de apnea-hipopnea (IAH) de 30/h o más en comparación con los pacientes sin problemas de sueño, independientemente de otros factores de riesgo.

Cuando el síndrome de apnea obstructiva del sueño no se trata, se ha informado que la tasa de recurrencia es alta en pacientes con FA que se sometieron a cardioversión o ablación con catéter. 

En pacientes que recibieron un tratamiento efectivo para SAHOS, se encontró que el riesgo de recurrencia de FA después de la cardioversión disminuyó en un 50%. 

Los datos del estudio de Fein et al. en 2013 mostraron que la necesidad de medicamentos antiarrítmicos utilizados en el tratamiento de la FA disminuyó después del tratamiento de SAHOS. 

Las prácticas de higiene del sueño son métodos efectivos en la prevención de problemas relacionados con esta condición. 

La higiene del sueño es el conjunto de hábitos que ayudan a dormir mejor y a prevenir trastornos del sueño

La educación sobre higiene del sueño se usa ampliamente en estrategias para lidiar con los trastornos del sueño y es un enfoque efectivo, económico y sin efectos secundarios para el manejo de los trastornos del sueño. 

Aunque los factores relacionados con la higiene del sueño afectan los síntomas experimentados por los pacientes con SAHOS, hay muy pocos estudios que investigaran la relación entre la higiene del sueño y los síntomas de aquélla. 

En un estudio realizado en 2020, se afirmó que la duración irregular del sueño y la mala calidad del mismo aumentaron significativamente el riesgo de muerte por un evento cardiovascular. 

Fank et al. (2024) sugirieron en su estudio que el entrenamiento estructurado en higiene del sueño reduciría eficazmente los síntomas del SAHOS.

El entrenamiento en higiene del sueño podría mejorar la calidad del sueño al reducir los síntomas y la fatiga que experimentan estos pacientes. 

Los resultados del estudio fueron importantes para llamar la atención sobre la escasez de literatura sobre estos pacientes. 

Además, contribuyen a los cuidados que las enfermeras pueden aplicar para garantizar la higiene del sueño de los pacientes.

A manera de resumen, debe subrayarse que el objetivo de esta investigación fue destacar que

la educación sobre la higiene del sueño se utiliza ampliamente como estrategia de afrontamiento para los trastornos del sueño y se reconoce como un enfoque eficaz y sin efectos secundarios. 

La educación sobre la higiene del sueño mejora la calidad del sueño reduciendo los síntomas y el nivel de fatiga que experimentan los pacientes con SAHOS.

El estudio fue una investigación controlada, aleatorizada y unicéntrica. 

Se aplicó un programa de entrenamiento estructurado presencialmente al grupo de intervención. 

Los participantes recibieron tratamiento hospitalario por fibrilación auricular en el Servicio de Cardiología de un Hospital de Formación e Investigación entre junio y diciembre de 2023.

No se observaron diferencias significativas entre las puntuaciones de la Escala de Sueño MOS del grupo control y del grupo de intervención al mes en cuanto a las subescalas de alteración del sueño, 

sueño adecuado, 

disnea, 

somnolencia, 

ronquidos y 

duración del sueño. 

Las puntuaciones de fatiga, concentración, motivación y actividad física de los pacientes del grupo de intervención fueron más bajas al final del primer mes.

Al poner en discusión estos conceptos, los autores turcos afirmaron que este estudio destacó la importancia del efecto de la educación sobre la higiene del sueño en los síntomas de SAHOS, la calidad del sueño y la fatiga en pacientes con FA. 

Manifestaron que la educación sobre la higiene del sueño no fue eficaz en el riesgo de desarrollar SAHOS. 

Síntomas típicos como los ronquidos y la somnolencia diurna no fueron marcadores fiables de la apnea del sueño, especialmente en pacientes con FA, e incluso las herramientas de cribado tipo cuestionario tuvieron un valor predictivo limitado en la evaluación del SAHOS en pacientes fibrilados.

La diferencia significativa entre los puntajes de las subdimensiones alteración del sueño, adecuación del sueño, falta de aliento y somnolencia indicó que el entrenamiento de higiene del sueño brindado fue efectivo en términos de estas subdimensiones, mientras que no lo fue en los ronquidos y la duración del sueño. 

Similar a los hallazgos de este estudio, Wong et al. (2017) informaron una disminución en la gravedad del insomnio en individuos con programas de terapia conductual que incluyeron prácticas de higiene del sueño y entrenamiento de relajación. 

Hay estudios que sugirieron que la terapia cognitivo conductual que incluye entrenamiento de higiene del sueño tuvo efectos positivos en la calidad del sueño y los síntomas de SAHOS.

Las puntuaciones de las subdimensiones de fatiga, concentración, motivación y actividad física de la Escala de Fatiga de los pacientes del grupo de intervención fueron inferiores a las de los pacientes del grupo control, según la evaluación realizada al final del primer mes; esto no fue estadísticamente significativo. 

El hecho de que las puntuaciones de las subdimensiones de fatiga y concentración del grupo de intervención disminuyeran significativamente al final del segundo mes sugirió que el entrenamiento en higiene del sueño no fue directamente efectivo para el síntoma de fatiga.

Las puntuaciones bajas en la Escala de Sueño MOS pudieron indicar una mejor calidad del sueño y un menor riesgo de apnea del sueño, mientras que las puntuaciones altas pudieron indicar una peor calidad del sueño y un mayor riesgo de apnea del sueño. 

Vale destacar que la Escala de Sueño MOS (ES-MOS)19 proporciona información subjetiva sobre la calidad y la cantidad de sueño. 

Sus 12 ítems se agrupan en las siguientes 6 subescalas: 

alteraciones del sueño, 

ronquidos, 

despertar con falta de respiración o cefalea, 

cantidad de sueño, 

adecuación y 

somnolencia diurna.

Por lo tanto, las puntuaciones bajas en la Escala de Sueño MOS generalmente se asociaron con menos fatiga, mientras que las puntuaciones altas pudieron asociarse con más fatiga. 

Sin embargo, las diferencias individuales y otros factores también pueden influir en esta asociación.

En este estudio, se encontró una correlación negativa y débil estadísticamente significativa entre las puntuaciones de la Escala de Sueño MOS y el Índice de Higiene del Sueño, lo que indicó que la calidad del sueño pudo verse afectada por los hábitos de sueño y los factores ambientales. 

Sin embargo, un paciente con un buen Índice de Higiene del Sueño puede presentar una mala calidad de sueño, o viceversa. 

Zhu et al. (2023) (N = 315 pacientes) informaron que, aunque las personas presentaban puntuaciones altas en el Índice de Higiene del Sueño, afecciones como la ansiedad, la depresión, la desesperanza y la falta de apoyo social afectaron negativamente la calidad del sueño.

Las puntuaciones del Formulario de Berlín de individuos con paro respiratorio y quejas de despertar repentino fueron más altas que aquellos sin estas quejas. 

En consecuencia, se puede concluir que el riesgo de desarrollar SAHOS es mayor en individuos con paro respiratorio y quejas de despertar repentino. 

Las puntuaciones del Formulario de Berlín, la Escala de Fatiga y el Índice de Higiene del Sueño de pacientes con insomnio, dolor de cabeza matutino, estado de ánimo depresivo y problemas de atención fueron más altas que aquellos sin estas quejas, mientras que las puntuaciones de la Escala de Sueño MOS fueron más bajas que aquellos sin insomnio, dolor de cabeza matutino, estado de ánimo depresivo y problemas de atención. 

Quejas como alteración del sueño, falta de aire, despertarse con dolor de cabeza y somnolencia durante el día afectan negativamente la calidad del sueño y aumentan el riesgo de desarrollar SAOS.

Como conclusión, los autores subrayaron que

si bien la educación estructurada sobre la higiene del sueño impartida a pacientes con diagnóstico de FA influye positivamente en la duración del sueño, resultó ineficaz para garantizar que tengan un sueño de calidad, descansen lo suficiente y no experimenten fatiga. 

El efecto de la capacitación disminuyó con el tiempo. 

Cuando no se garantiza la calidad del sueño, la apnea del sueño aumenta. 

Los síntomas en los pacientes (insomnio, cefalea matutina, depresión, problemas de atención) afectan negativamente la calidad del sueño.

Las prácticas de higiene del sueño son fáciles, económicas y mejoran la calidad del sueño, pero no son suficientes por sí solas. 

Se recomienda que los programas de higiene del sueño planificados se complementen con aplicaciones de salud digital, terapias cognitivo-conductuales e intervenciones médicas, especialmente en pacientes con diagnóstico de FA y síntomas de SAOS.

Palabras clave: Fibrilación auricular, Educación, Fatiga, Apnea obstructiva del sueño, Higiene del sueño

* Ören B, Buyukkilic BZ, Eroglu SA, Orhan AL. «Investigation of the Effect of Sleep Hygiene Training on Obstructive Sleep Apnea Symptoms, Fatigue, and Sleep Quality In Patients With Atrial Fibrillation». Clin Cardiol. 2025 Apr;48(4):e70128. doi: 10.1002/clc.70128. PMID: 40162739; PMCID: PMC11956050.

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