Investigadores universitarios chinos realizaron una revisión sistemática y un metaanálisis de la literatura disponible cuyo propósito fue estudiar los factores de riesgo y la prevalencia de arritmias en pacientes portadores de EPOC que cursan con exacerbaciones agudas, y publicaron sus conclusiones en la edición del 3 de septiembre de 2025 del International Journal of Chronic Obstructive Pulmonary Disease*.
La NOTICIA DEL DÍA de hoy realizará comentarios sobre este estudio.
Para comenzar a analizar el tema, los autores indicaron que la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) es un trastorno pulmonar heterogéneo que se caracteriza por una limitación persistente, a menudo progresiva, del flujo aéreo como resultado de anomalías de las vías respiratorias (p. ej., bronquitis y bronquiolitis) o destrucción alveolar (p. ej., enfisema).
Esta fisiopatología provoca síntomas respiratorios crónicos como disnea, tos, producción de esputo o exacerbaciones agudas.
La EPOC es una de las enfermedades pulmonares no infecciosas más prevalentes a nivel mundial y representa una de las principales causas de morbilidad, mortalidad y carga sanitaria.
En China, estudios epidemiológicos a gran escala han reportado una prevalencia de EPOC del 8,6 % en adultos mayores de 20 años y de hasta el 13,7 % en mayores de 40, con una población estimada de pacientes cercana a los 100 millones.
La exacerbación aguda de la EPOC (EAEPOC) se refiere a un episodio agudo de empeoramiento de los síntomas respiratorios, que suele ocurrir en un plazo de 14 días, a menudo acompañado de taquipnea o taquicardia.
Suele desencadenarse por infecciones respiratorias o contaminación ambiental que induce inflamación local o sistémica.
La AEPOC no solo marca un punto de inflexión clave en la progresión de la enfermedad, sino que también contribuye significativamente a la mortalidad relacionada con la EPOC, con una tasa de mortalidad hospitalaria estimada en un 1,9 % en China.
Las exacerbaciones repetidas aceleran el deterioro de la función pulmonar y aumentan el riesgo de comorbilidades como enfermedades cardiovasculares, insuficiencia respiratoria y muerte.
Estudios multinacionales han demostrado que la EAEPOC se asocia con un riesgo significativamente mayor de eventos cardiovasculares adversos mayores (MACE), incluyendo infarto de miocardio, accidente cerebrovascular y mortalidad cardiovascular, incluso en pacientes sin antecedentes cardiovasculares.
Las probabilidades de eventos cardiovasculares en pacientes con EPOC son aproximadamente un 25 % más altas que en poblaciones sin EPOC, y la presencia de arritmia eleva aún más el riesgo de mortalidad hospitalaria hasta 2,7 veces.
Las arritmias cardíacas, en particular la fibrilación auricular (FA) y las arritmias ventriculares, se observan con frecuencia en pacientes con EAEPOC, con una prevalencia reportada del 40 al 60 % durante la hospitalización.
Las arritmias pueden exacerbar los síntomas, contribuir a la inestabilidad hemodinámica y aumentar la frecuencia de exacerbaciones posteriores.
Además, la evidencia metaanalítica ha vinculado las arritmias durante la EAEPOC con un aumento significativo del riesgo de mortalidad por cualquier causa.
A pesar de estos hallazgos, la epidemiología, los determinantes y el impacto pronóstico de las arritmias en la EAEPOC siguen siendo incompletos.
Esta revisión sistemática y metaanálisis buscó resumir la prevalencia de arritmias en pacientes con EAEPOC, identificar factores de riesgo clínicos y evaluar su asociación con resultados clínicos clave, como la mortalidad hospitalaria y la duración de la estancia hospitalaria.
Insistiendo con los señalado, es válido reiterar que
las arritmias cardíacas se observan comúnmente en pacientes con exacerbaciones agudas de enfermedad pulmonar obstructiva crónica (AECOPD), pero su prevalencia, factores de riesgo y significado pronóstico aún no se comprenden por completo.
En tal sentido, el objetivo de los autores de la revisión fue estimar la prevalencia de arritmias en pacientes con EAEPOC, identificar factores clínicos relacionados y evaluar su influencia en la mortalidad hospitalaria.
Para ello se realizó una búsqueda sistemática en PubMed, Embase, Web of Science, CENTRAL y Cochrane Reviews para identificar estudios observacionales y ensayos controlados aleatorizados.
Se realizó un metaanálisis de efectos aleatorios utilizando el método de DerSimonian-Laird.
Se realizaron análisis de subgrupos y de sensibilidad para explorar la heterogeneidad, y se evaluó el sesgo de publicación mediante las pruebas de Egger y Begg, y se incluyeron veintiocho estudios.
La prevalencia agrupada de arritmias en pacientes con EAEPOC fue del 15% (IC del 95%: 12-18%), con una heterogeneidad considerable (I² = 99,93%).
La prevalencia fue mayor en los estudios de países desarrollados, particularmente en aquellos con tamaños de muestra más grandes y poblaciones de mayor edad.
La edad avanzada y los niveles elevados de proteína C reactiva se asociaron con un mayor riesgo de arritmia.
El uso de betaagonistas de acción prolongada (LABA) se asoció con una reducción del riesgo (OR = 0,42), aunque el mecanismo causal sigue siendo incierto.
Las arritmias se asociaron significativamente con un aumento de la mortalidad hospitalaria (RR = 3,33; IC del 95 %: 3,27-3,38).
En un análisis de subgrupos predefinido, la fibrilación auricular (FA) también se relacionó con un mayor riesgo de muerte (RR = 3,70; IC del 95 %: 2,40-5,70).
Los análisis de sensibilidad confirmaron la solidez de estos hallazgos y no se detectó un sesgo de publicación significativo.
Al someter a consideración estos hallazgos, los autores plantearon que este metaanálisis, que abarcó 28 estudios de pacientes hospitalizados con AECOPD, reveló varios hallazgos clínicamente relevantes.
En primer lugar, la prevalencia combinada de arritmias durante la AECOPD alcanzó el 15%, que fue sustancialmente más alta que la notificada en la población general (normalmente del 1 al 3%) o entre pacientes con EPOC estable (que oscila entre el 5% y el 10%).
Los datos nacionales de China ilustran aún más esta disparidad: la prevalencia de fibrilación auricular se estimó en el 0,85% en hombres y el 0,63% en mujeres, con tasas de solo el 0,32% en personas menores de 65 años, en comparación con el 3,56% en las personas de 65 años o más.
Estas diferencias sugirieron que la carga de arritmia aumenta bruscamente durante las exacerbaciones agudas.
Fisiopatológicamente, esto pudo atribuirse a la hipoxemia, la inflamación sistémica, el desequilibrio ácido-base, la activación simpática y el aumento de la presión vascular pulmonar, todos los cuales son comunes durante los episodios de AECOPD y pueden precipitar la inestabilidad electrofisiológica.
En segundo lugar, los análisis de subgrupos revelaron que la prevalencia de arritmias fue notablemente mayor en estudios realizados en países desarrollados, entre poblaciones de pacientes mayores y en cohortes más grandes.
Estos hallazgos sugirieron que las características demográficas y la intensidad de la vigilancia del ritmo influyeron en las tasas de detección de arritmias.
La edad siguió siendo el factor de riesgo más significativo para la fibrilación auricular (FA), con una incidencia que aumentó drásticamente después de los 65 años debido a los efectos acumulativos del estrés oxidativo, la inflamación crónica de bajo grado y la remodelación estructural auricular.
La asociación entre la inflamación sistémica y el riesgo de arritmia, en particular la FA, ha sido bien documentada.
Aviles et al demostraron por primera vez que los niveles elevados de proteína C reactiva (PCR) se asociaban significativamente tanto con la FA prevalente como con la incidente.
Más recientemente, Yang et al confirmaron esta asociación en una gran cohorte del Biobanco del Reino Unido, donde los niveles más altos de PCR predijeron de forma independiente la FA de nueva aparición.
Estos hallazgos sugirieron que la inflamación crónica puede promover la remodelación auricular y la inestabilidad eléctrica, lo que respalda a la PCR como un posible biomarcador para la estratificación del riesgo.
Además, la prevalencia relativa de FA es más alta en los países de altos ingresos, posiblemente debido a un monitoreo cardíaco más intensivo y tasas de detección más altas.
Estos resultados enfatizaron la necesidad de protocolos de vigilancia estandarizados, especialmente en grupos de edad avanzada y de alto riesgo.
En tercer lugar, las arritmias se asociaron con un riesgo significativamente mayor de mortalidad hospitalaria (RR = 3,33), lo que subrayó su importancia pronóstica.
En consonancia con estos hallazgos, Pirera et al. informaron que la primera semana tras el inicio de la EAEPOC representa una ventana crítica para los eventos cardiovasculares.
Amplios registros respaldaron aún más esta asociación: en las cohortes EORP-AF y GLORIA-AF, la comorbilidad de la EPOC en pacientes con fibrilación auricular se relacionó con un riesgo significativamente mayor de mortalidad por cualquier causa y eventos cardiovasculares adversos mayores, incluso después del ajuste por factores de confusión.
Estos hallazgos reforzaron la importancia de la monitorización oportuna del ritmo y la estratificación del riesgo cardiovascular durante la hospitalización por EAEPOC.
En un análisis de subgrupos, la fibrilación auricular por sí sola se asoció con un riesgo de mortalidad aún mayor (RR = 3,70; IC del 95 %: 2,40-5,70), sin heterogeneidad entre los estudios.
Esto sugirió que la FA confiere un pronóstico a corto plazo particularmente malo en la EAEPOC, probablemente debido a la superposición de estrés hemodinámico, disfunción auricular y carga comórbida.
Estos hallazgos respaldaron la identificación temprana y el tratamiento específico de la FA durante las exacerbaciones.
En este análisis, el uso de LABA se asoció con un riesgo significativamente menor de arritmias (OR = 0,42, IC del 95 %: 0,24-0,76).
Si bien este hallazgo parece contradecir inquietudes previas con respecto al potencial proarrítmico de los β2 – agonistas, se alineó con evidencia reciente que respalda su seguridad cardiovascular en poblaciones con EPOC.
Un metaanálisis de 24 ensayos informó que los LABA inhalados redujeron significativamente los eventos cardiovasculares fatales sin aumentar el riesgo de arritmia.
Otra revisión de 43 RCTs mostró que ciertos LABA, como el olodaterol y el formoterol, no se asociaron con un mayor riesgo cardiovascular y podrían reducir eventos como la isquemia cardíaca y la hipertensión.
Sin embargo, es importante interpretar estos hallazgos con cautela.
La asociación observada pudo reflejar beneficios indirectos, como una mejor oxigenación, una menor hiperinsuflación pulmonar y una disminución del impulso simpático, en lugar de un mecanismo antiarrítmico directo.
La evidencia actual no respalda un papel causal ni cardioprotector de los LABA en la prevención de arritmias, por lo que se justifican estudios prospectivos adicionales.
Por el contrario, no se observaron asociaciones significativas con los corticosteroides ni los ICS (por sus siglas en inglés de inhaled corticosteroids), a pesar de su potencial antiinflamatorio.
Estas observaciones resaltaron la necesidad de una evaluación equilibrada y basada en la evidencia de la seguridad de la farmacoterapia en pacientes con EPOC con riesgo de complicaciones cardíacas.
Hasta donde se sabe, este fue el primer metaanálisis que cuantificó la carga y el impacto pronóstico de las arritmias en pacientes con exacerbaciones agudas de EPOC (EAEPOC).
Al sintetizar la evidencia de diversos contextos clínicos, estos hallazgos demostraron una sólida generalización.
Cabe destacar que el análisis enfatizó la relevancia clínica de la vigilancia temprana del ritmo y su asociación con la mortalidad hospitalaria.
Estas observaciones respaldaron la integración de la monitorización cardíaca dinámica, como el ECG Holter o la telemetría, tanto en las evaluaciones de ingreso hospitalario como en el seguimiento posterior al alta de los pacientes con EPOC, en particular durante y después de los episodios de exacerbación aguda.
Las guías ACC/AHA/HRS de 2023 enfatizaron que la monitorización intermitente y continua del ECG, en lugar de registros únicos, proporciona una detección superior de la fibrilación auricular (FA), especialmente en pacientes con perfiles de riesgo elevados, como adultos mayores o aquellos con comorbilidades cardiopulmonares.
Si bien el beneficio del cribado en resultados concretos aún está por demostrarse, la vigilancia del ritmo cardíaco dirigida aún puede respaldar el diagnóstico y la intervención oportunos.
La evidencia de estudios a gran escala sobre monitorización con dispositivos portátiles (p. ej., el Fitbit Heart Study) respalda aún más el valor de la detección temprana, demostrando un valor predictivo positivo del 98,2 % de la detección de FA mediante dispositivos portátiles y que más de un tercio de los individuos notificados inician terapias específicas para la FA.
Estos hallazgos resaltaron la importancia de integrar la vigilancia continua del ritmo cardíaco en el manejo de la EAEPOC.
Un enfoque multidisciplinario que involucre a neumólogos, cardiólogos y equipos de cuidados intensivos es esencial para interpretar los hallazgos de arritmia y adaptar el manejo a los perfiles de riesgo cardiopulmonar individuales.
Esta estrategia puede optimizar la recuperación hospitalaria y mejorar el control de la enfermedad a largo plazo.
Este estudio presentó varias limitaciones, según opinaron los propios autores chinos..
En primer lugar, los análisis se basaron en datos agregados de estudios publicados, lo que pudo introducir un sesgo ecológico y limitar la capacidad de ajustar los factores de confusión a nivel individual.
En segundo lugar, se observó una heterogeneidad significativa entre los estudios con respecto a las definiciones de arritmia, los métodos de detección y las características basales de la población, lo que podría haber influido en las estimaciones agrupadas.
En tercer lugar, no todos los estudios incluidos informaron sobre los subtipos de arritmia, el momento de aparición o las modalidades de monitorización, lo que limitó la capacidad para realizar análisis estratificados o dependientes del tiempo.
En cuarto lugar, no se pudo excluir la existencia de factores de confusión residuales, ya que varios modificadores potenciales, como la gravedad basal de la EAEPOC, los antecedentes de arritmias y la adherencia a la medicación, no se informaron de forma consistente.
Por último, algunas variables de interés no pudieron incluirse en el metaanálisis ni en la metarregresión debido a la falta de datos en los estudios.
Las investigaciones futuras deberían priorizar los metaanálisis de datos de participantes individuales y los estudios prospectivos con monitorización estandarizada de arritmias y definiciones de resultados.
Estos enfoques ayudarán a aclarar las relaciones temporales, identificar fenotipos de alto riesgo e informar sobre estrategias de prevención personalizadas para las arritmias en la EAEPOC.
Además, la mayoría de los estudios incluidos se realizaron en Europa, Norteamérica y Asia Oriental, con datos limitados del sur de Asia, América Central y América del Sur.
Este desequilibrio geográfico podría limitar la generalización de los hallazgos, por lo que los estudios futuros deberían aspirar a incluir poblaciones más diversas de regiones subrepresentadas.
Concluyendo, esta revisión sistemática y metaanálisis demostró que las arritmias cardíacas son frecuentes en pacientes hospitalizados por EAEPOC, con una prevalencia combinada del 15%, y se asocian significativamente con una mayor mortalidad hospitalaria.
La edad avanzada y la inflamación sistémica, reflejada por los niveles elevados de proteína C reactiva (PCR), fueron factores de riesgo clave.
Por el contrario, el uso de LABA, cuando se prescribió adecuadamente, se asoció con una reducción del riesgo de arritmias, aunque la causalidad sigue siendo incierta.
Estos hallazgos respaldan y amplían la evidencia previa que destaca la carga cardiovascular en la EAEPOC y subrayan la importancia de integrar la monitorización cardiopulmonar en el manejo rutinario.
La identificación temprana de pacientes de alto riesgo mediante la vigilancia electrocardiográfica dinámica y la colaboración multidisciplinaria puede mejorar el pronóstico a corto plazo y los resultados a largo plazo.
Las investigaciones futuras deberían centrarse en la validación prospectiva de estos hallazgos y en el desarrollo de modelos personalizados de predicción del riesgo.
Palabras clave: enfermedad pulmonar obstructiva crónica, arritmias cardíacas, mortalidad hospitalaria, revisión sistemática.
* Ding N, Qiu W, Chen J, Wang K, Chen Z, Cai R, Chen A. Prevalence and Risk Factors of Arrhythmias in Patients with Acute Exacerbations of Chronic Obstructive Pulmonary Disease: A Systematic Review and Meta-Analysis. Int J Chron Obstruct Pulmon Dis. 2025 Sep 3;20:3059-3072. doi: 10.2147/COPD.S545658. PMID: 40922983; PMCID: PMC12414452.