08.10.2025

Resultados a corto y largo plazo de la intervención coronaria percutánea en pacientes con antecedentes de cáncer activo o previo 

Investigadores griegos que se desempeñan en el Tercer Departamento de Cardiología del Hospital de Enfermedades Torácicas “Sotiria” de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional y Kapodistria de Atenas, del Primer Departamento de Cardiología, del Hospital General Hippokration de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional y Kapodistria de Atenas, y del Departamento de Radiología del Hospital Brigham and Women’s de la Facultad de Medicina de Harvard, MA, EE. UU., realizaron una revisión sistemática y metaanálisis que publicaron en la edición del 22 de septiembre de 2025 del International Journal of Cardiology. Heart & Vasculature, con el propósito de analizar los resultados a corto y largo plazo de la intervención coronaria percutánea en pacientes con antecedentes de cáncer activo o previo*.

Esta publicación será hoy comentada en la NOTICIA DEL DÍA de CARDIOLATINA.

En la introducción al desarrollo principal de la temática, los autores plantearon que el cáncer y las enfermedades cardiovasculares representan las causas predominantes de morbilidad y mortalidad a escala mundial. 

Estimaron que en 2024 se produjeron 2 millones de nuevos casos de cáncer y 611.720 muertes por cáncer en Estados Unidos. 

Asimismo indicaron que de 1991 a 2021, la mortalidad por cáncer siguió disminuyendo, previniendo más de 4 millones de muertes. 

La mayor incidencia del diagnóstico de cáncer y la disminución de su mortalidad han dado lugar a una mayor prevalencia de enfermedades cardiovasculares entre estos pacientes, en particular la enfermedad coronaria (EAC).

Los factores de riesgo comunes, como la obesidad, el tabaquismo y la edad avanzada, precipitan la coexistencia tanto del cáncer como de la EAC.

Además, se ha establecido que muchos tratamientos contra el cáncer, como la quimioterapia, la radioterapia y la inmunoterapia, pueden aumentar la probabilidad de desarrollar enfermedades cardiovasculares al acelerar la aterosclerosis y la enfermedad coronaria.

Por otra parte, la intervención coronaria percutánea (ICP) es el método más común de revascularización coronaria, indicado incluso en pacientes con múltiples comorbilidades y enfermedad coronaria extensa. 

Los pacientes con antecedentes de cáncer activo o previo enfrentan complicaciones isquémicas (trombosis del stent o infarto agudo de miocardio (IAM)) y hemorrágicas después de la ICP, que compiten en la toma de decisiones clínicas. 

Varios estudios observacionales demostraron que los pacientes con cáncer enfrentan un mayor riesgo tanto de eventos cardiovasculares adversos mayores (MACE) como de complicaciones hemorrágicas. 

Los pacientes con cáncer son especialmente propensos a estas complicaciones porque la malignidad promueve un estado hipercoagulable o protrombótico debido al aumento de la activación y agregación plaquetaria. 

Además, la quimioterapia puede inducir trombocitopenia en pacientes con cáncer, lo que aumenta el riesgo de complicaciones hemorrágicas. 

Por lo tanto, los pacientes con antecedentes o cáncer activo generalmente son excluidos de los ensayos clínicos aleatorizados del dominio cardiovascular y la mayoría de los datos de resultados clínicos después de la ICP en pacientes con cáncer se derivan de estudios observacionales o de un solo centro, como lo demuestran los metaanálisis previos. 

Si bien las complicaciones a corto plazo con respecto a los pacientes con cáncer después de la ICP se han demostrado previamente, la evidencia sobre los resultados a largo plazo sigue sin ser clara.

El objetivo de la presente revisión sistemática y metaanálisis fue entonces sintetizar la evidencia contemporánea sobre el impacto de la historia activa o previa de cáncer en los resultados a corto y largo plazo después de la ICP, centrándose en las tasas de mortalidad y los eventos cardiovasculares.

En forma resumida y reiterando lo dicho, los autores plantearon que la intervención coronaria percutánea (ICP) en pacientes con cáncer activo o antecedentes de cáncer presenta un desafío debido al aumento de las tasas de complicaciones cardiovasculares. 

Por lo tanto, su objetivo fue evaluar las tasas de mortalidad, así como los resultados cardiovasculares adversos tempranos y a largo plazo en esta población de alto riesgo.

Para ello se realizó una búsqueda sistemática de literatura en las bases de datos PubMed, Cochrane y Scopus para identificar estudios elegibles que compararan los resultados clínicos entre pacientes con cáncer activo o antecedentes de cáncer y pacientes sin cáncer. 

Los resultados principales fueron la mortalidad por cualquier causa y la mortalidad cardiovascular en diferentes momentos. 

Los resultados secundarios incluyeron hemorragia, accidente cerebrovascular, infarto de miocardio (IM) recurrente y eventos de insuficiencia cardíaca entre los dos grupos.

En total, se incluyeron 18 estudios con un total de 8 millones de pacientes. 

El cáncer activo o previo se asoció con un aumento de la mortalidad hospitalaria por cualquier causa (RR: 1,43; IC del 95 %: 1,03-1,99; p = 0,03), la mortalidad por cualquier causa al año (RR: 2,35; IC del 95 %: 1,75-3,16; p < 0,001), así como con un aumento de la mortalidad cardiovascular al año (RR: 1,35; IC del 95 %: 1,15-1,59; p < 0,001) en comparación con los pacientes sin antecedentes de cáncer. 

Los pacientes con antecedentes de cáncer activo o previo presentaron tasas más altas de eventos hemorrágicos intrahospitalarios (RR: 1,77; IC del 95 %: 1,75-1,79; p < 0,001), a un año (RR: 1,63; IC del 95 %: 1,26-2,11; p < 0,001) y a largo plazo (RR: 2,08; IC del 95 %: 1,30-3,35; p < 0,003) en comparación con los pacientes sin cáncer. 

No se registraron diferencias significativas en cuanto a infarto de miocardio recurrente entre ambos grupos.

Sometiendo a discusión los hallazgos comentados los autores indicaron que la presente revisión sistemática y metaanálisis destacaron el impacto del cáncer en los resultados de eventos adversos en pacientes sometidos a ICP. 

En el presente análisis de 18 estudios, la presencia o antecedentes de cáncer se asoció con un mayor riesgo de mortalidad, así como con un mayor riesgo de hemorragia, accidente cerebrovascular, shock cardiogénico e insuficiencia cardíaca.

Revisiones sistemáticas y metaanálisis previos han demostrado que, en comparación con individuos sin antecedentes o evidencia de cáncer, los pacientes con antecedentes activos o previos de cáncer tuvieron un aumento significativo en las tasas de mortalidad. 

El presente estudio respaldó estos resultados, ya que los antecedentes activos o previos de cáncer se asociaron con una mayor mortalidad por todas las causas en el hospital y al año, al tiempo que agregó información sobre el impacto negativo a largo plazo del cáncer en las tasas de mortalidad en esta población. 

Las tasas de mortalidad más altas pudieron atribuirse a un perfil clínico más complicado entre los pacientes con cáncer, que incluyó una mayor prevalencia de comorbilidades como hipertensión, diabetes e hiperlipidemia, que pudieron complicar su recuperación después de la ICP. 

Además, se ha establecido que la fisiopatología del cáncer y los agentes quimioterapéuticos pueden exacerbar la enfermedad cardiovascular a través de mecanismos de aterosclerosis acelerada y daño miocárdico directo.

Además, en el presente estudio, la mortalidad cardiovascular intrahospitalaria y al año fue mayor en pacientes con antecedentes de cáncer, un resultado que no se replicó para la mortalidad cardiovascular a largo plazo. 

Esto podría atribuirse al efecto acumulativo del cáncer y su tratamiento a lo largo del tiempo. 

La progresión del cáncer podría tener un papel más importante en la mortalidad tardía de estos pacientes. 

Sin embargo, amplios datos epidemiológicos que evaluaron las presentaciones de enfermedad cardiovascular (ECV) en servicios de urgencias demostraron que el estado oncológico se asoció con un mayor riesgo de mortalidad en todas las categorías de ECV.

En un análisis reciente de ensayos multicéntricos controlados de alto riesgo de sangrado, Campos et al. documentaron que los pacientes con cáncer tratados con DAPT tuvieron un mayor riesgo de desarrollar el evento clínico adverso neto de 1 año (HR; 1,25; p = 0,01), impulsado principalmente por la mortalidad por todas las causas y los eventos de sangrado mayor. 

En el análisis griego, los pacientes con antecedentes activos o previos de cáncer se asociaron con una mayor tasa de eventos de sangrado intrahospitalario, de 1 año y a largo plazo. 

Las complicaciones hemorrágicas pudieron derivar del estado de coagulación alterado que se asocia con la malignidad en sí, que puede aumentar los eventos trombóticos y hemorrágicos. 

Además, la trombocitopenia inducida por quimioterapia puede aumentar aún más el riesgo de sangrado. 

La anticoagulación y la terapia antiplaquetaria tienen desafíos adicionales en esta población de pacientes de alto riesgo. 

La selección óptima del agente y la duración de DAPT requieren una evaluación adicional para minimizar el riesgo trombótico y hemorrágico.

En un gran estudio de cohorte basado en la población, Mulder et al. demostraron que los pacientes con cáncer tienen un mayor riesgo de desarrollar tromboembolismo arterial, incluido el accidente cerebrovascular. 

Además, los conocimientos del registro OACIS mostraron que los pacientes con antecedentes activos o previos de cáncer tienen un mayor riesgo de eventos de accidente cerebrovascular a largo plazo después de la ICP (HR: 2,40; IC del 95 %: 1,41-4,08). 

Sin embargo, este resultado no se replicó después de ajustar los factores de confusión (HR: 1,41; IC del 95 %: 0,67-2,97) [ 37 ]. 

Los resultados del presente análisis mostraron una tasa más alta de eventos de accidente cerebrovascular en el hospital y a 1 año en la población con cáncer después de la ICP. 

Este mayor riesgo de eventos de accidente cerebrovascular podría estar relacionado con el estado protrombótico asociado con la malignidad y los posibles efectos de los tratamientos del cáncer, como la enfermedad de los vasos pequeños y la coagulopatía intravascular. 

Además, en el presente estudio se reportó una mayor tasa de shock cardiogénico intrahospitalario entre pacientes con antecedentes de cáncer activo o previo. 

Esto pudo ser resultado de su función cardíaca comprometida debido a las terapias contra el cáncer y una mayor carga de comorbilidades. 

Además, los resultados del metaanálisis demostraron que los eventos de insuficiencia cardíaca a largo plazo fueron más frecuentes en pacientes con antecedentes de cáncer activo o previo, en comparación con los resultados intrahospitalarios. 

Esto enfatizó la naturaleza crónica de la disfunción cardíaca en esta población, generalmente resultado de los efectos cardiotóxicos de muchos agentes quimioterapéuticos y radioterapia a lo largo del tiempo.

En los estudios de Iannaccone et al. y Guo et al., los pacientes con antecedentes de cáncer activo o previo se asociaron con un mayor riesgo de eventos de infarto de miocardio recurrente al año y a largo plazo después de la ICP, respectivamente. 

Por el contrario, el presente análisis no demostró diferencias significativas en las tasas de infarto de miocardio recurrente entre los dos grupos en ningún momento. 

Las diferencias en la duración de la terapia antiplaquetaria doble entre los estudios podrían explicar estos hallazgos. 

Por lo tanto, se necesitan estudios adicionales para explorar los posibles factores de riesgo de infarto de miocardio recurrente en esta población.

Siguiendo las guías de la ESC de 2022 sobre cardiooncología, el seguimiento a largo plazo de los supervivientes de cáncer se centra más en la reducción de los factores de riesgo y la modificación del estilo de vida. 

En el presente análisis, los pacientes con antecedentes de cáncer, ya sea activo o previo, mostraron tasas más altas de mortalidad a largo plazo, además de complicaciones cardiovasculares. 

En consecuencia, se hace evidente la necesidad de un seguimiento a largo plazo debido a la mayor tasa de resultados cardiovasculares adversos derivados del efecto acumulativo del cáncer y su tratamiento a lo largo del tiempo. 

Las tendencias cardiovasculares del conjunto de datos CDC WONDER demostraron una reducción del 52 % en la tasa de mortalidad ajustada por edad. 

Estos hallazgos resaltaron el impacto que la gestión multidisciplinaria y los servicios de cardiooncología han tenido en los pacientes con antecedentes de cáncer, ya sea activo o previo.

Aunque todos los estudios se consideraron con un riesgo moderado de sesgo según el sistema de evaluación ROBINS-I, varios dominios podrían haber influido en la magnitud del efecto de ciertos resultados. 

En concreto, factores de confusión residuales como el estadio del cáncer, la gravedad del SCA, la anemia/trombocitopenia y la selección/duración del tratamiento antitrombótico podrían haber influido en los eventos adversos tempranos (p. ej., mortalidad hospitalaria, hemorragia y shock cardiogénico). 

Además, las mayores tasas de mortalidad temprana como riesgo competitivo en pacientes con cáncer activo o antecedentes de cáncer podrían haber reducido el número de eventos no mortales a largo plazo (IM, ictus).

En el análisis de subgrupos, las pruebas revelaron resultados significativos en la mortalidad por cualquier causa y los eventos hemorrágicos a un año, además de los eventos de ictus a largo plazo. 

Estos hallazgos sugirieron que las características de los pacientes con SCA, como el alto riesgo trombótico, el uso de inhibidores de P2Y12 más potentes y una mayor duración del tratamiento antiplaquetario doble (DAPT), podrían aumentar las tasas de mortalidad y los eventos cardiovasculares en pacientes con cáncer activo o antecedentes de cáncer tras una ICP.

Finalmente, los hallazgos sugirieron que las diferencias en los resultados entre pacientes con y sin cáncer sometidos a ICP no pueden atribuirse únicamente a la edad promedio de las poblaciones estudiadas ni al período en que se realizó la investigación. 

En cambio, otros factores, ya sean clínicos, metodológicos o relacionados con los enfoques de tratamiento, podrían explicar mejor la heterogeneidad observada, lo que subrayó la necesidad de mayor investigación.

Existieron varias limitaciones admitidas por los autores que deben abordarse antes de interpretar los resultados de esta revisión sistemática y metaanálisis. 

En primer lugar, el análisis se realizó con datos a nivel de estudio y no se realizó ningún ajuste por las características basales de los pacientes, lo que introdujo la posibilidad de sesgo de confusión. 

En segundo lugar, la naturaleza observacional de los estudios podría comprometer aún más la precisión de los hallazgos debido al sesgo inherente de asignación entre las características basales que un estudio de control aleatorizado habría tenido en cuenta. 

Además, los estudios incluidos en los resultados agrupados a largo plazo variaron en la duración del seguimiento. 

Si bien se utilizaron modelos de varianza inversa de efectos aleatorios, los estudios se ponderaron por potencia estadística, no por duración del seguimiento, lo que contribuyó a la heterogeneidad interestudios. 

Asimismo, la estratificación basada en el tipo de cáncer no fue factible debido a la falta de datos adecuados de los estudios incluidos, lo que aumentó aún más la heterogeneidad.

Asimismo, a pesar del gran tamaño muestral general de más de 8 millones de pacientes, la mayoría de los pacientes incluidos provenían de dos estudios retrospectivos a gran escala. 

Cabe destacar que no todos los metaanálisis incorporaron todos los estudios incluidos, ya que la gran mayoría involucraron solo miles de pacientes por análisis.

En conclusión, este metaanálisis, que incluyó a más de 8,4 millones de pacientes, destacó que la comorbilidad del cáncer empeoró significativamente los resultados tras la ICP. 

El cáncer se asoció con un mayor riesgo de mortalidad por cualquier causa durante la hospitalización, al año y a largo plazo, así como con un mayor riesgo de mortalidad cardiovascular en momentos anteriores. 

Los resultados secundarios mostraron mayores tasas de hemorragia, ictus y shock cardiogénico en pacientes con cáncer durante la hospitalización, con riesgo de hemorragia persistente e insuficiencia cardíaca a largo plazo. 

Estos hallazgos enfatizaron la necesidad de estrategias de manejo personalizadas, tanto peri como post ICP, para abordar los riesgos específicos que enfrentan los pacientes con antecedentes de cáncer. 

Por último, se requieren estudios adicionales para evaluar el impacto de tipos específicos de cáncer en los resultados clínicos tras la ICP.

* Vythoulkas-Biotis N, Chlorogiannis DD, Theodoropoulou T, Gialamas I, Oikonomou E, Kalogeras K, Michalopoulou H, Siasos G, Vavuranakis M. Short and long-term outcomes of percutaneous coronary intervention in patients with active or prior history of cancer: a systematic review and meta-analysis. Int J Cardiol Heart Vasc. 2025 Sep 22;61:101806. doi: 10.1016/j.ijcha.2025.101806. PMID: 41050747; PMCID: PMC12494567.

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