20.11.2025

Hiperuricemia y enfermedad coronaria y otros desenlaces cardiovasculares 

Investigadores que se desempeñan en distintos centros de la Universidad de Medicina China, realizaron una revisión sistemática y un metaanálisis de dosis-respuesta cuyo propósito fue analizar la asociación de la hiperuricemia con la enfermedad coronaria y otros desenlaces cardiovasculares, y publicaron los resultados y conclusiones de sus observaciones en la edición del 18 de noviembre de 2025 de PLoS One*.

Tales hallazgos serán hoy motivo de comentario en la NOTICIA DEL DÍA.

Iniciando el análisis los autores destacaron que la cardiopatía isquémica (CI) es un componente importante de la enfermedad cardiovascular (ECV) y representa la principal causa de morbilidad y mortalidad a nivel mundial, contribuyendo sustancialmente a la carga global de morbilidad. 

La fisiopatología de la CI es multifactorial e implica una compleja interacción de factores de riesgo tradicionales modificables y no modificables, como la edad, el sexo, la hipertensión, la hiperlipidemia, el tabaquismo y la diabetes, entre otros. 

En los últimos años, los factores metabólicos se han reconocido cada vez más como factores de riesgo modificables para la ECV, según estudios clínicos recientes. 

El ácido úrico (AU), tradicionalmente considerado un producto final inerte del metabolismo de las purinas, se ha asociado con diversas enfermedades crónicas, especialmente las cardiovasculares y renales.

Históricamente, la hiperuricemia, una afección con niveles elevados de ácido úrico en suero, se ha asociado principalmente con la gota, un tipo de artritis inflamatoria causada por la deposición de cristales de urato monosódico en las articulaciones. 

Los pacientes con gota, independientemente de si padecen cardiopatía isquémica u otras enfermedades cardiovasculares, suelen recibir tratamiento para reducir los niveles de ácido úrico. 

La gota se caracteriza por una inflamación significativa, que difiere de la que presentan la mayoría de los pacientes con hiperuricemia asintomática. 

Esta distinción genera incertidumbre sobre si la intervención temprana en casos de hiperuricemia asintomática es necesaria para obtener beneficios cardiovasculares. 

Por lo tanto, es importante esclarecer la relación entre la hiperuricemia asintomática y la aparición de cardiopatía isquémica o enfermedad cardiovascular.

La hiperuricemia se ha relacionado con diversos trastornos cardiovasculares, incluida la cardiopatía isquémica (CI), pero la naturaleza precisa de esta relación sigue siendo objeto de controversia en la literatura científica.

Las diferencias en el diseño de los estudios, el tamaño de las muestras o el sexo suelen explicar la variabilidad de los resultados. 

Por ejemplo, algunos estudios han informado de una asociación significativa entre la elevación del ácido úrico sérico y un mayor riesgo de CI o enfermedad cardiovascular (ECV), mientras que otros no han detectado dicha asociación, lo que genera recomendaciones clínicas contradictorias. 

Los factores de confusión, como el estilo de vida, la medicación y las comorbilidades, dificultan aún más la interpretación.

Estudios recientes de alta calidad con muestras grandes, largos periodos de seguimiento y metodologías sólidas ofrecen la oportunidad de reevaluar la asociación entre los niveles de ácido úrico y la aparición de cardiopatía isquémica (CI) o enfermedad cardiovascular (ECV). 

Estos estudios reportan desenlaces adicionales, incluyendo CI fatal y no fatal, ECV e infarto de miocardio (IM), tanto en la población general como en poblaciones de un solo sexo. 

Es fundamental examinar no solo la asociación entre la hiperuricemia y el desarrollo de CI, sino también su posible papel en la incidencia y mortalidad de ECV e IM.

Esta revisión sistemática y metaanálisis de dosis-respuesta tuvo como objetivo sintetizar exhaustivamente la evidencia sobre la asociación entre la hiperuricemia y la cardiopatía isquémica (CI) fatal y no fatal, así como otros desenlaces cardiovasculares, incluyendo la incidencia y mortalidad por enfermedad cardiovascular (ECV) e infarto de miocardio (IM). 

Al centrarse en estudios de cohortes y de casos y controles que incluyeron poblaciones sin antecedentes de CI ni gota, este estudio buscó esclarecer el impacto de los niveles de ácido úrico (AU) en los desenlaces cardiovasculares. 

Además, al abordar las inconsistencias de estudios previos, el presente análisis pretendió subsanar las lagunas de conocimiento y proporcionar recomendaciones basadas en la evidencia.

Ratificando lo expresado, el ácido úrico (AU) se considera un posible factor de riesgo para la cardiopatía isquémica (CI) y otras enfermedades cardiovasculares (ECV). 

Sin embargo, la relación entre la hiperuricemia y el riesgo de CI y otros desenlaces cardiovasculares no se ha esclarecido por completo. 

Esta revisión sistemática y metaanálisis de dosis-respuesta se realizó para analizar exhaustivamente la relación entre la hiperuricemia y el riesgo de CI u otros desenlaces cardiovasculares en la población general.

Para ello se realizó una búsqueda sistemática en Medline, la Biblioteca Cochrane, Embase y dos bases de datos de registro de ensayos clínicos desde su inicio hasta el 30 de junio de 2025, sin restricciones de idioma ni estado de publicación. 

Solo se incluyeron estudios de cohortes y de casos y controles con participantes sin cardiopatía isquémica (CI), otras enfermedades cardiovasculares (ECV) ni gota al inicio del estudio. 

El objetivo principal fue la asociación entre la hiperuricemia y el riesgo de CI, y los objetivos secundarios fueron la asociación entre la hiperuricemia y el riesgo de ECV fatales y no fatales, incluyendo muerte por CI, ECV, muerte por ECV e infarto de miocardio (IM). 

El riesgo de sesgo se evaluó mediante la herramienta ROBINS-E (Risk Of Bias In Non-randomized Studies-of Exposure). 

Todos los análisis estadísticos se realizaron con R 4.4.2. 

Se llevaron a cabo metaanálisis, evaluaciones de heterogeneidad, pruebas de sesgo de publicación, análisis de recorte y relleno, análisis de subgrupos y de sensibilidad, metarregresiones y metaanálisis de dosis-respuesta. 

Se utilizó la recomendación GRADE para evaluar la calidad de la evidencia.

Se incluyeron un total de 42 artículos que representaban 39 estudios individuales y 1.082.880 participantes. 

De estos, 2 artículos se evaluaron con un riesgo de sesgo muy alto, ocho con un riesgo de sesgo alto y dos con ciertas dudas. 

La hiperuricemia se asoció significativamente con un mayor riesgo de cardiopatía isquémica [HR 1,21 (IC del 95 %: 1,14-1,28), p < 0,001, I² = 34,34 %], muerte por cardiopatía isquémica [1,20 (1,05-1,36), p = 0,005, I² = 41,28 %], muerte por enfermedad cardiovascular [1,75 (1,12-2,74), p = 0,014, I² = 49,48 %] e infarto de miocardio [1,23 (1,03-1,47), p = 0,025, I² = 56,96 %]. 

No se observó una asociación significativa con el riesgo cardiovascular general [1,09 (0,94–1,27), p = 0,245, I² = 0%]. 

Por cada unidad de aumento en el ácido úrico sérico, el riesgo de cardiopatía isquémica (CI), muerte por CI, enfermedad cardiovascular (ECV), muerte por ECV e infarto de miocardio (IM) aumentó un 16%, 13%, 12%, 11% y 7%, respectivamente. 

No se identificaron factores con un impacto significativo en los resultados mediante análisis de subgrupos ni metarregresión. 

El sexo podría tener una influencia potencial, pero los resultados no fueron sólidos. 

Un metaanálisis de dosis-respuesta posterior reveló una relación lineal entre niveles elevados de ácido úrico sérico y riesgo de ECV, y una asociación en forma de U entre el ácido úrico sérico y la mortalidad por ECV en hombres. 

La calidad de la evidencia se calificó como baja para la CI y muy baja para los demás desenlaces cardiovasculares.

Comenzando el análisis sobre las observaciones realizadas, los autores enfatizaron que la revisión sistemática y metaanálisis, que incluyó 42 artículos de 39 estudios con un total de 1.082.880 participantes, halló que la hiperuricemia se asocia con un mayor riesgo de cardiopatía isquémica (CI) y otros desenlaces cardiovasculares, como muerte por CI, muerte por enfermedad cardiovascular (ECV) e infarto de miocardio (IM). 

Esta asociación se corroboró mediante análisis que evaluaron el riesgo por cada unidad de aumento en el ácido úrico sérico. 

Los hallazgos se mantuvieron consistentes en la mayoría de los subgrupos. 

El metaanálisis de dosis-respuesta reveló una asociación lineal entre el ácido úrico sérico y el riesgo de ECV, y una asociación en forma de U entre el ácido úrico sérico y la muerte por ECV en hombres. 

La calidad general de la evidencia fue baja para la CI y muy baja para los demás desenlaces cardiovasculares.

La posible asociación entre los niveles de ácido úrico (AU) y el desarrollo de cardiopatía isquémica (CI) y otras enfermedades cardiovasculares (ECV) se fundamentó en un creciente número de evidencias experimentales y clínicas que sugirieron que la hiperuricemia podría desempeñar un papel crucial en la fisiopatología de la aterosclerosis y la disfunción endotelial. 

Estudios recientes han demostrado que el AU elevado no solo sirve como marcador de alteraciones metabólicas, sino que también puede ejercer efectos perjudiciales directos sobre la salud vascular. 

Por ejemplo, se ha demostrado que el AU promueve el estrés oxidativo y la inflamación, procesos fundamentales en el desarrollo de la aterosclerosis.

Los modelos experimentales indicaron que los niveles elevados de AU pudieron estimular la producción de especies reactivas de oxígeno (ROS), lo que condujo a daño endotelial y aumentó la expresión de moléculas de adhesión. 

Esto, a su vez, promovió la adhesión e infiltración de monocitos en la pared vascular, favoreciendo el desarrollo de placas ateroscleróticas. 

Además, estudios de laboratorio han revelado que el ácido úrico (AU) puede inducir la proliferación de células musculares lisas vasculares (CMLV) y la formación de células espumosas, factores que contribuyen a la inestabilidad de la placa y, en última instancia, a eventos coronarios agudos. 

Asimismo, estudios en animales han elucidado mecanismos por los cuales la hiperuricemia altera la señalización del óxido nítrico (NO), inhibiendo la vasodilatación y promoviendo la rigidez vascular. 

La acumulación de AU también puede correlacionarse con componentes del síndrome metabólico, como la obesidad y la resistencia a la insulina, lo que agrava aún más el riesgo cardiovascular. 

En general, estos hallazgos experimentales respaldan la hipótesis de que los niveles elevados de AU en suero pueden contribuir al inicio y la progresión de la cardiopatía isquémica (CI) y otras enfermedades cardiovasculares (ECV) a través de múltiples vías interrelacionadas, incluyendo el estrés oxidativo, la inflamación y la remodelación vascular. 

Por lo tanto, dilucidar los vínculos mecanísticos entre el AU y la salud cardiovascular es crucial para identificar posibles dianas terapéuticas y mejorar los resultados de los pacientes en el manejo de las ECV.

En una revisión sistemática comparativa reciente, se reportó un aumento más pronunciado del riesgo asociado a la hiperuricemia en comparación con los hallazgos del presente estudio. 

Dicha revisión destacó una asociación significativa entre niveles elevados de ácido úrico sérico y un mayor riesgo de cardiopatía isquémica y enfermedad cardiovascular en la población general, con una magnitud del efecto mayor que la observada en este estudio. 

Si bien la información de referencia de los estudios incluidos no se reportó en esta revisión sistemática, los autores intentaron identificarlos y encontraron que se omitieron algunos estudios importantes (p. ej., Holme et al., 2009). 

Además, la inclusión de algunos de ellos podría generar un sesgo importante, particularmente aquellos que involucraron intervenciones farmacológicas. 

Estas omisiones e inclusiones podrían aumentar sustancialmente el riesgo de sesgo en sus conclusiones, lo que explicaría las discrepancias entre sus hallazgos y los de este estudio. 

Otra revisión sistemática publicada en 2018, que analizó datos de 1.134.073 sujetos y evaluó la asociación entre el ácido úrico sérico y el riesgo de muerte por ECV, halló una correlación positiva significativa entre los niveles de ácido úrico y dicho riesgo. 

Los resultados fueron similares a los del estudio que se está analizando. 

Sin embargo, esta revisión sistemática no limitó los criterios de inclusión según la ausencia de ECV o cardiopatía isquémica al inicio del estudio, lo que podría haber generado una mayor heterogeneidad en los estudios incluidosI² : 79 % frente a 49,48 % en nuestro estudio). 

Además, una revisión sistemática publicada en 2016 identificó una asociación entre la hiperuricemia y una mayor incidencia y mortalidad por cardiopatía isquémica, especialmente en mujeres. 

Si bien este hallazgo coincidió con el de otra revisión sistemática publicada el mismo año, sigue siendo objeto de controversia. 

Algunos investigadores han expresado dudas sobre la solidez de esta conclusión, sugiriendo que podría estar influenciada por un ajuste insuficiente de las variables de confusión en algunos estudios incluidos en la revisión. 

En consecuencia, sostienen que la asociación entre la hiperuricemia y el aumento del riesgo de incidencia y mortalidad por cardiopatía isquémica no está definitivamente establecida.

Este estudio identificó una asociación en forma de U entre los niveles séricos de ácido úrico (AU) y el riesgo de mortalidad por enfermedad cardiovascular (ECV) en hombres. 

Se observó un patrón similar en forma de U para la mortalidad por cardiopatía isquémica (CI) en hombres (p > 0,05), mientras que el riesgo de CI en sí mismo mostró una asociación en forma de U invertida (p > 0,05). 

Curiosamente, estas asociaciones no se observaron en mujeres. 

Se observó un patrón similar en otros estudios, incluyendo insuficiencia renal y mortalidad en la enfermedad renal crónica, el desenlace clínico de pacientes con COVID-19, etc. 

La relación entre la hiperuricemia y la disfunción endotelial o el daño vascular está bien documentada.

Algunos estudios han sugerido que el AU posee propiedades antioxidantes fisiológicas e inmunomoduladoras, y que los niveles excesivamente bajos de AU pueden afectar la capacidad de eliminación de radicales libres y reducir la regulación inmunitaria, lo que en última instancia conduce al daño endotelial. 

Este mecanismo podría explicar el aumento de la mortalidad por ECV observado en hombres con niveles bajos de ácido úrico. 

Sin embargo, no justifica la asociación en forma de U invertida con el riesgo de cardiopatía isquémica en hombres, ni la ausencia de patrones similares en mujeres. 

Cabe señalar que el número de estudios originales incluidos en el metaanálisis de dosis-respuesta fue limitado, lo que podría afectar la estabilidad de los resultados. 

Se requieren más estudios de alta calidad para verificar o corregir estos hallazgos. 

Asimismo, los autores prevén que futuras investigaciones sobre el ácido úrico proporcionarán una comprensión más completa de sus efectos duales en diferentes concentraciones.

Una revisión sistemática previa indicó una heterogeneidad sustancial entre los estudios publicados, lo que podría comprometer la fiabilidad de sus conclusiones. 

Las fuentes de heterogeneidad incluyen características demográficas irreductibles de las poblaciones incluidas, así como variaciones en los valores de corte utilizados para definir la hiperuricemia (incluido el análisis de datos de cuantiles) y los factores de confusión presentes en los modelos estadísticos. 

En consonancia con hallazgos previos, este estudio también identificó un reconocimiento creciente de los factores de riesgo que influyen en la incidencia y la mortalidad de la cardiopatía isquémica (CI) y la enfermedad cardiovascular (ECV) a lo largo del tiempo. 

Si bien los factores de confusión incluidos en los modelos estadísticos no se han mantenido completamente constantes en los estudios recientes, estos últimos han incorporado un número cada vez mayor de factores de confusión, lo que mejora la fiabilidad de la asociación entre la hiperuricemia y los riesgos de CI y otras ECV. 

Los hallazgos revelaron que las diferencias en los resultados entre estudios que consideran distintos grados de factores de confusión no son sustanciales, y la heterogeneidad entre estudios es generalmente baja, lo que permite obtener conclusiones sólidas en los metaanálisis. 

Esta estabilidad puede atribuirse al aumento del tamaño de las muestras, la prolongación de los periodos de seguimiento y las características basales más consistentes de los participantes, lo que en conjunto reduce la posible influencia del sesgo aleatorio en los resultados del estudio, generando así resultados más fiables de los estudios originales. 

Además, las variaciones en los umbrales de cuantiles y los valores de corte diagnósticos para la hiperuricemia entre los diferentes estudios podrían tener un impacto significativo en futuras investigaciones sobre esta afección. 

Varios estudios han propuesto que el valor de corte para el ácido úrico sérico en relación con la cardiopatía isquémica y la enfermedad cardiovascular no debería coincidir con el umbral de hiperuricemia.

En cambio, debería establecerse por debajo del valor de corte actual para el diagnóstico de hiperuricemia, aunque aún no existe consenso al respecto. 

Esta disparidad sugiere que el ácido úrico sérico podría actuar como factor de riesgo para la cardiopatía isquémica y la enfermedad cardiovascular incluso antes de alcanzar la hiperuricemia o la gota. 

Cabe destacar que algunos estudios indicaron que el umbral diagnóstico de hiperuricemia en mujeres es 1 mg/dL inferior al de los hombres, y los resultados han mostrado con frecuencia una asociación más fuerte entre la hiperuricemia y el aumento del riesgo de cardiopatía isquémica y enfermedad cardiovascular en la población femenina que en la masculina, lo que podría respaldar esta hipótesis, que parece ser coherente con el metaanálisis de regresión realizado en la Universidad de Medicina China. 

Además del sexo, también realizaron análisis de subgrupos separando los estudios que informaron resultados utilizando cocientes de riesgos instantáneos (HR) de aquellos que utilizaron riesgos relativos (RR). 

Observaron que la heterogeneidad se redujo sustancialmente en varios resultados informados con HR, mientras que no se observó dicha reducción en los resultados informados con RR. 

Esto reveló parcialmente una de las posibles fuentes de heterogeneidad. 

Cabe destacar que, todos los estudios publicados en la última década han presentado sus resultados utilizando cocientes de riesgos instantáneos (HR), lo que puede ayudar a controlar parcialmente la heterogeneidad entre estudios en futuras revisiones sistemáticas. 

Además, observaron una considerable variación en la definición de los mismos desenlaces cardiovasculares en los diferentes estudios. 

Por ejemplo, en los distintos estudios originales, el término ECV podía referirse a cualquier combinación de cardiopatía isquémica (CI), infarto de miocardio (IM), accidente cerebrovascular (ACV) u otras afecciones vasculares, tanto mortales como no mortales. 

También se observaron discrepancias en los sistemas de codificación de enfermedades, desde la CIE-7 hasta la CIE-10. 

Asimismo, los métodos empleados para determinar la ocurrencia de un evento variaron entre los estudios, incluyendo evaluaciones basadas en historias clínicas, autoinformes de los participantes o familiares, o síntomas clínicos y exploraciones complementarias. 

Las decisiones fueron tomadas por un número diferente de investigadores o comités especializados en los distintos estudios originales. 

Por otra parte, la medición del ácido úrico sérico también difirió entre los estudios, empleando diversos métodos como el de uricasa-peroxidasa, el colorimétrico, el del ácido fosfotúngstico, el de la uricasa o técnicas no especificadas. 

Las diferencias en los métodos de medición y los valores de corte para definir la hiperuricemia contribuyeron inevitablemente a la heterogeneidad entre los estudios. 

Además, algunas fuentes de heterogeneidad pueden ser difíciles de evitar, como las variaciones en la región del estudio, la etnia, la distribución por sexo, la edad y el IMC, factores que pueden introducir heterogeneidad residual e irresoluble. 

Recomendaron que los futuros estudios originales consideren plenamente estos factores y se esfuercen por establecer protocolos de investigación y criterios de notificación más estandarizados, como valores de corte unificados para la hiperuricemia, métodos estandarizados para la medición del ácido úrico, definiciones y criterios de adjudicación consistentes para los desenlaces cardiovasculares, y el uso de modelos estadísticos y covariables estandarizados. 

Estos esfuerzos reducirían la heterogeneidad y facilitarían una elucidación más fiable y convincente de la relación entre la hiperuricemia y la cardiopatía isquémica u otros desenlaces cardiovasculares.

Los estudios originales incluidos en esta investigación excluyeron a participantes con cardiopatía isquémica (CI) u otras enfermedades cardiovasculares (ECV) al inicio del estudio, lo que reforzó la fiabilidad de la asociación entre el ácido úrico sérico (AU) y el riesgo de CI o ECV. 

Una revisión sistemática abordó esta cuestión, revelando que los supervivientes de infarto de miocardio (IM) con AU sérico elevado presentaron una mayor incidencia de eventos cardiovasculares adversos mayores (MACE) durante su hospitalización. 

Además, estos pacientes mostraron mayores tasas de mortalidad intrahospitalaria y mortalidad durante el primer año posterior al alta. 

Otra revisión sistemática halló una correlación positiva entre el AU sérico y el riesgo de eventos adversos en pacientes con insuficiencia cardíaca crónica. 

En poblaciones hipertensas, el AU elevado se asoció significativamente con un mayor riesgo de mortalidad cardiovascular, mortalidad por todas las causas, CI y MACE. 

Si bien establecer una relación causal entre el AU y la CI u otros desenlaces cardiovasculares sigue siendo un reto, el AU o la gota se han identificado como importantes biomarcadores potenciales para el pronóstico de la CI, lo que sugiere que el tratamiento hipouricemiante podría ser beneficioso. 

Una revisión sistemática con 85 926 participantes halló que la terapia hipouricemiante redujo significativamente la mortalidad por todas las causas en pacientes con gota o hiperuricemia, si bien ningún fármaco específico tuvo un efecto significativo sobre la mortalidad cardiovascular. 

Para explorar la seguridad y las diferencias entre los tratamientos, diversos estudios han resumido la seguridad cardiovascular de las terapias hipouricemiantes en pacientes con gota o hiperuricemia, revelando que el febuxostat se asoció con un mayor riesgo de arritmias en comparación con el alopurinol; en general, las terapias hipouricemiantes parecieron demostrar una seguridad cardiovascular relativamente buena en estos pacientes. 

Otro metaanálisis con 3 803 509 participantes indicó que los inhibidores de la xantina oxidasa no se asociaron con una reducción de los eventos cardiovasculares en comparación con el placebo, y que el febuxostat podría reducir el riesgo de insuficiencia cardíaca en comparación con los inhibidores de la xantina oxidasa. 

En conjunto, estos estudios sugieren que la hiperuricemia supone riesgos significativos tanto para la población afectada como para la no afectada. 

Aunque la reducción del ácido úrico sérico generalmente parece segura, existen diferencias notables en la eficacia y seguridad de los distintos medicamentos, lo que justifica una mayor investigación.

Además, algunos estudios han indicado que un nivel bajo de ácido úrico sérico puede estar asociado con un aumento de la mortalidad por todas las causas, la mortalidad por causas específicas y el riesgo cardiovascular.

Esto subrayó la necesidad de que futuras investigaciones terapéuticas se centren en determinar el rango terapéutico óptimo para el ácido úrico sérico. 

Actualmente, existe un volumen considerable de investigación sobre la terapia hipouricemiante para la gota, pero los estudios que abordan específicamente el manejo de la hiperuricemia asintomática siguen siendo limitados. 

Este estudio informó que la hiperuricemia se asocia con un mayor riesgo de eventos cardiovasculares; sin embargo, aún no está claro si las intervenciones hipouricemiantes en esta población de alto riesgo conferirían beneficios cardiovasculares, ni qué terapias hipouricemiantes serían las más adecuadas. 

Los autores chinos animaron a los investigadores a realizar estudios de cohortes a gran escala y a largo plazo en este campo para evaluar los efectos hipouricemiantes de diversas intervenciones farmacológicas y no farmacológicas y su impacto a largo plazo en los resultados cardiovasculares en poblaciones de alto riesgo, proporcionando así evidencia para la práctica clínica futura.

Utilizando la herramienta GRADE, la calidad de la evidencia se clasificó como baja para la cardiopatía isquémica y muy baja para los demás desenlaces cardiovasculares. 

Es importante destacar que, debido a las limitaciones inherentes de los estudios observacionales, como la susceptibilidad a factores de confusión y sesgos, estos no los pueden controlar mediante la aleatorización, como sí lo hacen los ensayos controlados aleatorizados (ECA). 

Por lo tanto, el nivel inicial de evidencia para los estudios observacionales es bajo, no alto. 

En esta revisión sistemática, varios estudios originales se clasificaron con un alto riesgo de sesgo, y también se observó una heterogeneidad sustancial no explicada, como se mencionó anteriormente. 

Como se describió previamente, se realizaron análisis de subgrupos y metarregresiones, pero no lograron explicar adecuadamente la heterogeneidad. 

Si bien se realizó un metaanálisis de dosis-respuesta y otros análisis complementarios, no se pudo eliminar por completo la confusión residual entre los estudios originales, y la calidad de la evidencia no mejoró. 

Según el conocimiento disponible, esta revisión sistemática fue la primera en aplicar el marco GRADE para evaluar la calidad de la evidencia sobre la asociación entre la hiperuricemia y la cardiopatía isquémica, así como otros desenlaces cardiovasculares. 

Los hallazgos resaltaron la necesidad de interpretar con cautela la asociación observada entre la hiperuricemia y los desenlaces clínicos. 

Se requieren estudios originales futuros con mayor rigor metodológico para proporcionar evidencia más sólida que respalde la práctica clínica.

Asimismo este estudio presentó varias fortalezas notables. 

La revisión sistemática limitó específicamente la inclusión de sujetos sin antecedentes de cardiopatía isquémica (CI), enfermedad cardiovascular (ECV) o gota al inicio del estudio, reduciendo así la heterogeneidad entre estudios y mejorando la fiabilidad de los resultados. 

Se resumieron exhaustivamente todos los estudios elegibles, incluyendo múltiples estudios de cohortes prospectivos a largo plazo con muestras grandes, y proporcionaron una descripción detallada de los factores de confusión utilizados en los modelos estadísticos de cada estudio original, lo que contribuyó a la solidez de los hallazgos. 

De acuerdo con la metodología de revisiones sistemáticas previas en este campo, incorporaron datos de cuantiles al metaanálisis para mejorar la potencia estadística, realizando posteriormente un análisis de subgrupos excluyendo dichos datos para validar la fiabilidad de los resultados estadísticos. 

Además, calcularon los riesgos de CI o ECV en función de cada unidad de aumento en el ácido úrico sérico y llevaron a cabo un metaanálisis de dosis-respuesta utilizando datos de cuantiles, lo que respaldó aún más los resultados de investigación. 

Emplearon diversos métodos para evaluar la heterogeneidad, detectar el sesgo de publicación y evaluar su impacto en los resultados. 

Además, llevaron a cabo análisis de subgrupos según el sexo y análisis de sensibilidad para cada estimación agrupada, lo que permitió comprender mejor los resultados. 

Finalmente, también evaluaron la solidez de la evidencia que respaldó las conclusiones.

Sin embargo, esta revisión sistemática presentó limitaciones. 

En primer lugar, a pesar de los esfuerzos por obtener toda la bibliografía pertinente, algunos estudios siguieron siendo inaccesibles. 

En segundo lugar, pudo existir una heterogeneidad sustancial y potencialmente irreductible entre los estudios incluidos debido a variaciones en las definiciones de medidas de resultado idénticas, diferencias en los criterios diagnósticos para la misma enfermedad, actualizaciones de los códigos diagnósticos y discrepancias en la forma en que se determinaron los eventos de resultado. 

Estos factores concordaron con la heterogeneidad observada en los datos. 

Por la misma razón, los resultados podrían subestimar la prevalencia de cardiopatía isquémica (CI) y enfermedad cardiovascular (ECV), dado que la mayoría de estas afecciones se identificaron mediante autoinformes, historias clínicas o certificados de defunción, así como electrocardiogramas y enzimas cardíacas séricas en los estudios originales; en consecuencia, podría haber un número considerable de casos asintomáticos de CI y ECV que no se detectaron, lo que pone de manifiesto la necesidad de avances en los métodos diagnósticos no invasivos en el futuro. 

Además, aunque realizaron una búsqueda exhaustiva en las principales bases de datos e incluyeron artículos en otros idiomas, un estudio fue traducido a través de Google Translate, es posible que se hayan pasado por alto inadvertidamente otros estudios en otros idiomas que no están indexados en las bases de datos a las que se accedió.

Como conclusión, esta revisión sistemática y metaanálisis de dosis-respuesta aportó evidencia de baja o muy baja calidad que sugirió que la hiperuricemia podría estar asociada con un mayor riesgo de cardiopatía isquémica y otras enfermedades cardiovasculares, tanto mortales como no mortales. 

Se requieren estudios adicionales para determinar el umbral óptimo de ácido úrico sérico para identificar el riesgo de cardiopatía isquémica y enfermedad cardiovascular, e incluir exhaustivamente los factores de confusión para evitar posibles sesgos.

* Lyu D, Zhuang R, Li J, Wu Y, Di Y, Song M, Ma L, Li J, Zhang Y. Association of hyperuricemia with coronary heart disease and other cardiovascular outcomes: A systematic review and dose-response meta-analysis. PLoS One. 2025 Nov 18;20(11):e0337091. doi: 10.1371/journal.pone.0337091. PMID: 41252397.

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