Un verdadero cambio de paradigma implica la consideración de entidades de alto impacto y morbimortalidad como la aterosclerosis, la dislipemia, la hipertensión arterial, entre otras muchas entre las que es permitido incluir en nuestro medio a la Enfermedad de Chagas, como enfermedades pediátricas.
Una práctica usual en nuestros consultorios de adultos no era habitual en los de nuestros colegas pediatras hasta no hace mucho tiempo, cuál es la medición de la tensión arterial.
En tal sentido, el Editor de la NOTICIA DEL DÍA consideró de interés comentar una reciente publicación de autores brasileños de Curitiba, publicada en los Arquivos brasileiros de Cardiología que se ocupó de la Evaluación del grosor de la íntima-media carotídea como un marcador temprano del daño vascular en niños hipertensos* teniendo en cuenta que el aumento del grosor íntima-media carotídea (CIMT por sus siglas en inglés) se correlaciona con la presencia de aterosclerosis en adultos y describe anomalías vasculares tanto en niños hipertensos como adolescentes.
Es necesario introducir que la aterosclerosis es una enfermedad multifactorial compleja que comienza temprano, como lo demuestra la presencia de factores de riesgo cardiovascular desarrollados por niños y adolescentes y documentados por estudios previos, que indican que en aquellos con obesidad, dislipidemia, hipertensión arterial e intolerancia a la glucosa, el metabolismo tiene un mayor riesgo de desarrollar aterosclerosis en la edad adulta.
Además, el aumento del grosor íntima-media carotídea (CIMT) se correlaciona con la presencia de aterosclerosis en adultos y describe anomalías vasculares tanto en niños hipertensos como adolescentes.
Existen informes que los niños hipertensos y adolescentes con un aumento de la CIMT se correlacionaron con hipertensión más grave evaluada mediante la monitorización de la presión arterial ambulatoria, en comparación con un grupo control. Estos hallazgos también mostraron que el CIMT está aumentado en niños con hipertensión primaria, independientemente de los efectos de la obesidad. Además, los niños con enfermedad renal crónica en etapa terminal han aumentado significativamente los niveles de presión arterial y CIMT.
Sin embargo, el CIMT también aumenta como reacción fisiológica del vaso cuando se adapta al aumento dependiente de la edad de la presión arterial en niños y adolescentes.
De hecho, los cambios en el CIMT podrían reflejar respuestas no ateroscleróticas y adaptativas al envejecimiento y al estrés mecánico. El CIMT parece coincidir con el desarrollo normal de los niños y aumenta con la edad, como ocurre en los adultos.
El objetivo del presente estudio fue entonces evaluar el CIMT como marcador temprano de aterosclerosis y daño vascular en niños y adolescentes hipertensos en comparación con pares no hipertensos, controlando por edad, sexo e índice de masa corporal (IMC) y para evaluar la influencia de estas variables (género, edad e IMC) en CIMT en cada grupo.
A tales efectos fueron seleccionados un total de 133 niños hipertensos (masculino, n = 69, edad promedio, 10.5 ± 4 años) que se sometieron a un examen de ultrasonido carotídeo para la evaluación de CIMT y 121 niños no hipertensos (varón, n = 64, edad media, 9.8 ± 4.1 años) que lo fueron como controles para el género, la edad (± 1 año) y el IMC (± 10%).
Los investigadores reconocen algunas limitaciones importantes identificadas como (a) la inclusión de hipertensión esencial y secundaria en el grupo hipertensivo; (b) falta de MAPA en el grupo control y (c) falta de muestras de sangre en el grupo control.
Los niños con hipertensión primaria suelen tener sobrepeso y obesidad, hecho que dificulta la separación del efecto de la presión arterial de las alteraciones metabólicas. Según los hallazgos del estudio que se comenta, el 49,6% de los niños hipertensos y el 40% de los niños del grupo de control eran obesos o con sobrepeso, un factor que tendería a eclipsar cualquier diferencia potencial en los grupos debido a la hipertensión.
Sin embargo, se confirmó que los niños hipertensos tenían valores más altos de CIMT en comparación con los presentados por el grupo control, independientemente de la edad, el sexo y el IMC. Este hallazgo confirma los estudios previos y proporciona evidencia de que la hipertensión puede conducir a anomalías vasculares en la infancia, independientemente de la obesidad.
En el presente estudio, se evaluaron solo a niños con hipertensión y fueron excluídos niños con otros factores de riesgo que promueven la aterosclerosis.
El CIMT se considera un reflejo de múltiples factores de riesgo; sin embargo, los principales contribuyentes al engrosamiento íntima-media son la edad y la hipertensión. La presencia de hipertensión aumenta significativamente los valores de CIMT debido a la hipertrofia de la capa media de la pared vascular.
Estudios previos concluyeron que una pared arterial carotídea normal no se ve afectada por la edad o el sexo hasta aproximadamente 18 años, después de la cual, hay un engrosamiento intimal progresivo difuso. Por lo tanto, en niños y adolescentes hipertensos, el CIMT refleja una reacción fisiológica del vaso para adaptar el aumento dependiente de la edad en la presión arterial, más los efectos de la hipertensión en sí.
Sin embargo, la hipertensión parece estar aumentando con el aumento del sobrepeso y la obesidad en la infancia. La prevalencia de la obesidad en los niños está aumentando, y por lo tanto, induce un aumento en el síndrome metabólico de estos niños. La obesidad está asociada a varios factores de riesgo de enfermedad cardiovascular en la edad adulta y a otras enfermedades crónicas, como la dislipidemia, la hiperinsulinemia, la hipertensión y la aterosclerosis temprana. En este sentido, cualquier estudio que pretenda evaluar en niños y adolescentes la medición específica, como CIMT, debe considerar el IMC y hacer coincidir esta población por sexo y edad, tal como se realizó en el estudio objeto de la NOTICIA.
Los autores observaron que no hubo diferencias significativas con respecto al género (p = 0.954) y la edad (p = 0.067) entre los grupos.
Los niños hipertensos tenían un IMC más alto en comparación con el grupo control (p = 0.004), aunque dentro del rango establecido de 10%. Los sujetos en el grupo hipertensivo presentaron valores CIMT más altos en comparación con el grupo control (0,46 ± 0,05 frente a 0,42 ± 0,05 mm, respectivamente, p <0,001).
Los valores de la IMT carotídea no fueron significativamente influenciados por el sexo, la edad y el IMC cuando se analizaron en ambos grupos por separado. De acuerdo con el coeficiente de determinación ajustado (R²), solo el 11.7% de las variaciones CIMT se explicaron por las variaciones del grupo, incluida la edad, el sexo y el IMC.
Por lo tanto el grosor íntima-media de la carótida fue mayor en niños y adolescentes hipertensos en comparación con el grupo control independientemente de la edad, el sexo y el IMC.
* Baroncini Liz Andréa Villela, Sylvestre Lucimary de Castro, Baroncini Camila Varotto, Pecoits Filho Roberto. Assessment of Carotid Intima-Media Thickness as an Early Marker Of Vascular Damage In Hypertensive Children. Arq. Bras. Cardiol. [Internet]. 2017 May [cited 2017 Oct 16] ; 108( 5 ): 452-457. Available from: http://www.scielo.br/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0066-782X2017000500452&lng=en. Epub Apr 20, 2017. http://dx.doi.org/10.5935/abc.20170043.