Resguardos a tomar para registrar fotografías de los pacientes
Un distinguido colega integrante del FIAI CARDIOLATINA, médico clínico cardiólogo del Hospital Regional Italo Perrupato de Mendoza, en la República Argentina,el Dr. Juan Carlos Manzzardo, sugirió a este Editor la lectura y correspondiente comentario a integrar como NOTICIA DEL DÍA, una publicación del 11 de junio en la Sección Noticias y Perspectivas de Medscape en español debido a la pluma de Matías A. Loewy que se ocupó de un tema que adquirió actualidad en Argentina a raiz de un hecho policial que involucró a un médico, cuál es el de los los resguardos a tomar para registrar fotografías de los pacientes*.
Acerca de esta cuestión, la nota de MEDSCAPE remite a una calificada opinión de una colega de la Sociedad de Pediatría para afirmar que las fotos de los pacientes pediátricos deben contar con el consentimiento de los padres y el niño estar debidamente informado explicándole por qué se hace y para qué, y debemos garantizarle que no será identificado, manteniendo su anonimato.
De esta forma debe evitarse el uso indebido de imágenes médicas y proteger la privacidad de los pacientes, un tema especialmente delicado en la era de la proliferación de los teléfonos inteligentes que poseen cámaras fotográficas y en la era de las redes sociales donde pareciera que todo debe ser compartido.
Debe haber un consentimiento informado donde los padres claramente expresen acuerdo en que se tomen imágenes a sus hijos, en qué partes del cuerpo y el propósito de las fotos se haga explícito. Asimismo las fotografías debieran guardarse en el hospital o centro de salud. Sin embargo, esta práctica parece estar alejada de lo que realmente sucede un nuestros países de América Latina.
La misma conducta debiera seguirse en lo que concierte a pacientes adultos.
La nota destaca referencias históricas señalando que la aplicación de la fotografía con fines médicos data de mediados del siglo XIX siendo la neurología francesa Duchenne de Boulogne (1806 – 1875) la primera en utilizar la fotografía con fines científicos, que en 1862 publicó un libro que muestra la fisonomía de los pacientes después de la estimulación eléctrica selectiva de diferentes músculos faciales.
Con el desarrollo continuo de la bioética, el desafío actual es hacer confluir las contribuciones obvias de la fotografía a la educación y la práctica de la medicina con los derechos de las personas que son fotografiadas.
Habría un uso primario de fotos o videos, cuando las imágenes se usan para monitorear la evolución de una lesión a través del tiempo en el contexto del tratamiento para un paciente específico y el uso secundario cuando estas imágenes se usan para propósitos de educación o de investigación.
Una imagen adquirida originalmente para su uso primario, puede ser usada posteriormente con fines secundarios y esta situación debe ser conocida y autorizada por pacientes y familiares.
Además, el mal uso de las fotos de los pacientes se reduciría regulando que los médicos no debieran tomar fotografías médicas con sus propios dispositivos inalámbricos y en todos los casos, en cambio, deberían existir departamentos especializados de fotografía en hospitales, como sucede en Inglaterra, o que cada servicio o centro de salud tenga una cámara utilizada para estos fines.
Lo que siempre debe suceder es registrar en la historia clínica que las imágenes se tomaron para uso médico-científico y especificar los detalles, de ser posible.
Las fotos no anónimas son un problema para la privacidad de los pacientes. Cuando estas fotos llegan a internet, no pueden ser eliminadas. El daño no puede ser reparado y este hecho debe ser conocido por lo profesionales que las han tomado o utilizado.
* Matías A. Loewy. ¿Cuáles son los resguardos antes de tomar fotografías de los pacientes? Medscape, martes 11 de junio de 2019. https://espanol.medscape.com/verarticulo/5904138?nlid=129900_4765&src=WNL_armdpls_190610_mscpedit_gen&uac=20004BV&impid=1990277&faf=1#vp_3.
