Un metaanálisis de origen australiano publicado en diciembre de 2017 en el Journal of the American Heart Association dió cuenta de la fibrilación auricular paroxística después de un injerto de bypass de arteria coronaria, como riesgo aumentado de accidente cerebrovascular a largo plazo*.
En la introducción de su publicación los autores manifiestan que el accidente cerebrovascular es una de las complicaciones más calamitosas asociadas con la cirugía cardíaca.
En el contexto específico de una operación de by pass coronario (CABG, por sus siglas en inglés), la fibrilación auricular paroxística o de inicio reciente (NOAF, por sus siglas en inglés), generalmente transitoria durante la estadía hospitalaria, se ha asociado fuertemente en el corto plazo con mayor riesgo de accidente cerebrovascular y mortalidad Incluso cuando la misma es tratada
Se sabe que la FA se repite en algún grado posteriormente, y su ocurrencia se ha relacionado con un aumento de la mortalidad a largo plazo.
Más recientemente, algunos estudios han asociado el NOAF con un mayor riesgo de accidente cerebrovascular durante un período postoperatorio más largo, aunque algunos otros estudios han sido más prudentes o no concluyentes en sus hallazgos
Los autores postularon la hipótesis de que había un aumento en el riesgo de accidente cerebrovascular a largo plazo asociado con el desarrollo de NOAF en la población post-CABG.
El objetivo de la investigación fue entonces realizar una revisión sistemática y un metaanálisis de los estudios prospectivos y retrospectivos existentes para investigar el cambio en este riesgo en un período de 6 meses o más post-CABG en pacientes sin un historial previo de AF que desarrolló la arritmia en el hospital en comparación con aquellos que no desarrollaron NOAF.
A tales fines se realizó una revisión sistemática y un metaanálisis de los estudios que incluyeron pacientes con injerto de bypass de arteria coronaria y que posteriormente desarrollaron NOAF durante su ingreso al hospital.
Estos pacientes no tenían fibrilación auricular previa.
El resultado primario fue el riesgo de ocurrencia de accidente cerebrovascular a los 6 meses o más en aquellos pacientes que desarrollaron FA paroxística en comparación con aquellos que no lo hicieron.
Se incluyeron 16 estudios, con 108 711 participantes con una mediana de seguimiento de 2,05 años. La edad promedio de los participantes fue de 66.8 años, con estudios que incluyeron un promedio de 74.8% de hombres.
Hubo un aumento del riesgo de accidente cerebrovascular a largo plazo en presencia de NOAF (tamaño de efecto de estudios no ajustados = 1.36, intervalo de confianza del 95%, 1.12-1.65, P = 0.001, tamaño de efecto de estudios ajustados = 1.25, intervalo de confianza del 95%, 1,09-1,42, P = 0,001).
Hubo pruebas de una variación moderada del efecto debido a la heterogeneidad en los estudios no ajustados (P = 0.021, I2 = 49.8%) respecto a los datos ajustados (P = 0.081, I2 = 49.1%), y un sesgo de publicación en el último grupo (prueba de Egger, P = 0.031).
El análisis de sensibilidad en los datos no ajustados por la calidad del estudio, el diseño y la cirugía no alteró la dirección del efecto.
Como conclusiones, la presencia de NOAF en pacientes con injerto de bypass de arteria coronaria se asocia con un mayor riesgo a largo plazo de accidente cerebrovascular en comparación con los pacientes sin NOAF.
Otros estudios podrán mostrar si el aumento del riesgo está mediado por la fibrilación auricular y si la anticoagulación de los pacientes reduce el riesgo de ocurrencia.
* Megens MR, Churilov L, Thijs V. New-Onset Atrial Fibrillation After Coronary Artery Bypass Graft and Long-Term Risk of Stroke: A Meta-Analysis. J Am Heart Assoc. 2017 Dec 22;6(12). pii: e007558. doi: 10.1161/JAHA.117.007558.