Hombre de 43 años, arquitecto, estresado como todo argentino hoy en día, aún teniendo trabajo, con problemas.
Sin antecedentes patológicos relevantes. Un tío fallecido súbitamente a los 40 años, pero con antecedentes de dislipidemia y de dolor epigástrico en los días previos. Sin diagnóstico preciso de muerte.
El paciente luego de una reunión con unos clientes, se sube a su camioneta y toma una ruta interurbana.
Comienza a sentirse «mal»: mareo, sensación de angustia, de «irse», cierta sudoración fria. En ningún momento sensación de palpitaciones.