Sonríe la Giocconda…¿Qué armonía,
qué paisaje de ensueño la extasía?
Manuel Machado
El mes de mayo, precisamente entre el 15 y el 18 se realizará en Punta Cana, República Dominicana el XXVII Congreso Interamericano de Cardiología en cuyo seno se hará el 16º Encuentro del FIAI – CARDIOLATINA, que específicamente se realizará el sábado 18.
Este nuevo Encuentro tendrá como coordinadores a Martín Ibarrrola (Argentina), Manlio F. Márquez Murillo (México) y Carmen Encarnación Roa (Rep. Dominicana)
Distinguidos miembros tendrán a cargo las exposiciones, que en todos los casos serán de alto nivel académico. Así, la Conferencia de apertura estará a cargo de Javier García Niebla, de El Hierro, Islas Canarias (España) que disertará sobre los Errores más frecuentes al realizar un ECG.
Jorge Luis Sotomayor Perales, de Juliaca (Perú) lo hará sobre las Características del ECG del Habitante de altura, Adrian Baranchuk, de Kingston (Canadá) expondrá sobre Electrocardiografia de la Enfermedad de Lyme cardiaca y Andrés R. Pérez Riera de San Pablo (Brasil) y a través del envió de un video desarrollará el tema del Bloqueo divisional ánteromedial de la Rama Izquierda.
Colegas dominicanos tendrán a su cargo una Sesión de casos clínicos sobre diagnóstico diferencial de las taquicarrdias de QRS angosto: Carmen Encarnación Roa, Juanico Cedano y Dulce García llevarán adelante este segmento del Encuentro.
Por último Antoni Bayés de Luna de Barcelona (España) tendrá a su cargo la Conferencia de cierre disertando sobre BIA-A atípico.
Habría otro evento imaginario en mayo que tendría como actor principal a quién esto escribe, el responsable de este Editorial, que soñó con ganar un Concurso cuyo Premio sería pasar una noche en el Museo del Louvre acompañando a la Mona Lisa. Para ello debía enviar un texto de 800 caracteres en el que argumentara acerca de por qué sería la mejor compañía para La Gioconda.
Un error del inconsciente leyó “800 palabras” en lugar de 800 caracteres y van aquí las que el Editor le dedicó a Mona Lisa para estar con ella durante una noche de mayo:
¡Qué mejor para ti, Mona Lisa que ser acompañada una noche por un habitante del siglo XXI! ¡Cómo tú, que eres producto del genio más grande de todas las épocas, podría imaginar que quién te escribe lo haría con el teclado de una MAC y que lo haría desde un país remoto cuál es Argentina!
¿Te habrá contado el Guerrero a Caballo que vive en Budapest y que visitara nuestro Museo de Bellas Artes de Buenos Aires hace poco más de un año, las intenciones futuras de un anónimo médico admirador de tu creador, tu figura y sonrisa?
¿Perdonarás que fuera otro argentino, Eduardo Valfierno, Marqués de fantasía, que planeara tu robo en 1911 en complicidad con el traidor carpintero del Louvre, Vincenzo Peruggia, que lo consumó el 21 de agosto?
¡Tal vez lo hayas olvidado luego de más de 100 años, ya que el 4 de enero de 1914 volviste a tu Hogar, que pretende visitar a manera de perdón el que suscribe!
¡Qué más querría Leonardo que fuera un cardiólogo quién te cuidara, Gioconda, aunque fuera tan solo por una noche para evitar otro Peruggia!
Él, que fuera un estudioso del corazón como atestigua Francis Wells en su libro “El corazón de Leonardo”, aunque lo hiciera con los de cerdos y bueyes y el pretendiente lo haga sobre el de humanos.
No será el de Lisa Gherardini del Giocondo el cuidado, sino el legado que representas y que habita el Louvre, pero igualmente el Maestro habrá de estar tranquilo con la elección.
Deberá estar tranquilo también porque no es pretensión del visitante inspirarse en ti, Mona Lisa, para postular que Jesús se casara con María Magdalena o que representase un anagrama de la unión divina entre el hombre y la mujer, o menos aún que cambiara la historia de la Última Cena o que hubiera otra Biblia misteriosa y oculta.
Tampoco conspirar sobre tu verdadero rostro a manera de como lo hiciera Pascal Cotte, el científico francés que aplicó sobre tu imagen su teoría de la amplificación de capas, pretendiendo que la tuya fuera más ancha, con pestañas y cejas y una sonrisa más amplia.
Tampoco será conclusión de la velada descubrir pretendidas enfermedades venéreas, que hubieras padecido, como supone Jonathan Jones por haber comprado Agua de Caracol en una botica, ni que el cuadro en el que te has eternizado, fuera un reflejo del miasma de la sífilis.
O pretender que eras hipotiroidea como defiende Mandeep R. Mehra, director médico del Centro Cardíaco y Vascular Brigham en Boston, ni que sufrieras de hipercolesterolemia, ni de parálisis facial, ni que eras desdentada, ni que eras la madre de Da Vinci o que estuvieras embarazada.
Pasar la noche junto a ti no será para estudiar tu sonrisa concluyendo como han pretendido que fuera por felicidad, disgusto, miedo o enojo.
Ni para emular a Eduardo Mileo que escribiera un poema donde dijo
No sé exactamente qué vi.
El fondo era un poema.
Pero pinté un paisaje.
No me atreví a ir
más allá.
Debí haber escrito algo, pero
me conformé con las hojas
de unos árboles lejanos.
Lo vi en un sueño.
Todavía no puedo despertar.
La sonrisa que me desvela
es el paisaje donde voy a morir
No será pretensión de la visita descubrir si hubiere otra Mona Lisa más joven que tú y que mora en Suiza, también obra del pincel de Leonardo o si él también pintó a la llamada Mona Lisa desnuda que se encuentra en el Museo Condé.
Serán en cambio motivos suficientes contemplarte en un silencio armónico que expresará la reivindicación de tu belleza absoluta, despojado de interpretaciones que jamás debieran haberse hecho ya que la obra de arte que te inmortaliza debe llegar al alma y no al raciocinio y mucho menos si tal se trata de la Mona Lisa del Grande entre los Grandes Leonardo Da Vinci; la Gioconda ha de ser gozada y no pensada. Al hacerlo, al mirarte debe prevalecer en mí la sensibilidad ante la comprensión y de allí deben surgir las ideas que nos hagamos sobre tu peculiar trascendencia.
Las ideas que me haga una vez más, que tal vez no sean idénticas a las que me hice cuando te visité en el Louvre, porque esta sensibilidad pone la subjetividad al mando, que varía constantemente.Y no será la contemplación frente a frente, tú y yo solos, junto al silencio, la misma que surgió de una visita con otros cientos con los que había que disputar el milimétrico ángulo de visión, luego de interminables colas con todos ellos.
¡Mona Lisa: mereces semejante diálogo en silencio y debieras también optar por quién desearías ser contemplada!
Valga este texto como constancia escrita en ochocientas palabras que acreditan los múltiples y variados motivos por los que quién suscribe sostiene con convicción que se considera el Huésped perfecto para acompañarte, Mona Lisa y debe ser aprobado para ello por las autoridades del Louvre de París.
Mayo sintetiza entonces la calidad cientifica del 16º Encuentro del FIAI y del Congreso Interamericano de Cardiología con la belleza apabullante de la Mona Lisa del que dejé testimonio más arriba.