Julio, ¿a qué fiera Antandro se parece,
que porque no se envidia no se infama,
y porque no se ve no se aborrece?
POR CONVIDADO UN SÁTIRO TENÍA
Lope de Vega
A la sombra de Aquiles y Héctor, Eneas, sin embargo sería un protagonista de la caída de Troya y la fundación de Roma y progenitor junto a Creúsa de Lulo, a quién también se conoce como Ascanio o Julo o Yulo.
Sin embargo no es como Ascanio como llamamos al mes calendario que sigue a junio y precede a agosto ni lo memoramos aquí por haber fundado la ciudad de Alba Longa.
Su segundo nombre era Iulius (Julio o Ilus originalmente, derivado de Ilium, nombre griego de Troya). De ahí que los Ilulii, Julios o Julieranios -como lo eran la familia de Julio César y el emperador Augusto- afirmasen que eran descendientes de Eneas y Ascanio.
Julio César, sí, el más famoso en la historia de Roma, que nació en un mes hasta entonces innominado del siglo I, le dejó su nombre, o parte de él para que hoy pudiéramos decir de este Editorial, que lo es del mes de julio de 2021.
No será Cortázar quién deje su huella en CARDIOLATINA como el mentado romano lo hizo, y sí el checo quien naciera el tercer día que no fue de Ascanio sino de Lulo de 1883 para dar vida a Gregorio Samsa antes que se transmutase en insecto.
¡Hombre desvalorizado si lo hay a quién no obstante elevamos por ser criatura nacida de la pluma de Kafka! y que permite imaginar la transfiguración de Eneas en Julio, tal como el insignificante lo hizo en un escarabajo.
Semejante Metamorfosis no hubiera sido necesaria con solo recordar la Declaración de la Independencia Argentina que desde 1816 permitió la ruptura de una de las cadenas que nos mantuvo esclavos, tal como Kafka no pudo hacerlo con la figura de su padre.
Pero hubiese sido un recorrido lineal para ser el Editorial de Julio de CARDIOLATINA.