08.08.2025

Alcohol y esperanza de vida

Una extensa revisión de la literatura realizada por dos investigadores del Departamento de Medicina Preventiva de la Facultad de Medicina de la Universidad Médica de Hyogo, Japón y del Centro de Investigación Gottfried Schatz sobre Señalización Celular, Metabolismo y Envejecimiento de la Universidad Médica de Graz, Austria, respectivamente, que abordó el tema de la relación entre el consumo de alcohol y la esperanza de vida, fue publicada en la edición 2025 de Environmental Health and Preventive Medicine; será hoy el tema que abordará la NOTICIA DEL DÍA.

Loa autores introdujeron el tema manifestando que el consumo de alcohol causó alrededor de 2,6 millones de muertes (hombres, 2,0 millones; mujeres, 0,6 millones) en todo el mundo en 2019, según las estadísticas recientes de la OMS. 

Existe un amplio espectro de razones para las muertes relacionadas con el alcohol, como enfermedades hepáticas, enfermedades cardíacas, diferentes tipos de cáncer, enfermedades infecciosas, trastornos de salud mental, accidentes de tráfico y otras lesiones, incluidas caídas, ahogamientos, quemaduras, agresión sexual, violencia de pareja y suicidio. 

Asimismo, por otro lado, se informa que el consumo habitual de alcohol de leve a moderado se asocia con una menor incidencia de enfermedades cardiovasculares isquémicas. 

El consumo de alcohol y los daños relacionados con la bebida dependen de las circunstancias socioeconómicas, incluida la educación, los ingresos, la ocupación, la situación laboral y los bienes del hogar. 

Además, existen diferencias basadas en la edad, el género, el tiempo y la geografía en los problemas de salud relacionados con el alcohol. 

La cantidad total de ingesta de alcohol y el patrón de consumo (frecuencia de consumo y consumo peligroso episódico) determinan el impacto del alcohol en los resultados de salud. 

En esta revisión, los autores presentaron evidencia reciente sobre las asociaciones entre el consumo de alcohol y la mortalidad por causa total y analizaron cómo el consumo de alcohol influye en la esperanza de vida, centrándose en los aspectos socioeconómicos.

Respecto al consumo de alcohol y la mortalidad por todas las causas, indicaron que es un determinante importante y comúnmente reconocido de la salud humana. 

No es necesario decir que el consumo excesivo está inevitablemente asociado con un aumento de la mortalidad. 

En un metaanálisis publicado previamente, la mortalidad por todas las causas emparejadas por edad y sexo en sujetos dependientes del alcohol fue 3,45 veces mayor que en la población general. 

Otro metaanálisis mostró que las tasas de mortalidad por todas las causas en hombres y mujeres con trastorno por consumo de alcohol (AUD, por sus siglas en inglés de alcohol use disorder) fueron 3,38 y 4,57 veces mayores, respectivamente, en comparación con los grupos de control sin AUD. 

Esto respalda el concepto del consumo de alcohol como un factor de acortamiento de la esperanza de vida en personas con AUD y sugiere que las mujeres que lo padecen tienen un riesgo de mortalidad generalmente mayor que los hombres con similar condición. 

Curiosamente, muchos estudios realizados en varios países revelaron una relación en forma de U o J entre el consumo de alcohol y la mortalidad por todas las causas, lo que indica un doble impacto dependiente de la dosis del alcohol con efectos tanto beneficiosos como perjudiciales del etanol en la salud. 

Se informa que los bebedores moderados presentan una menor mortalidad que los abstemios y los bebedores empedernidos. 

El tramo descendente de esta curva dosis-respuesta para la relación entre el consumo de alcohol y la mortalidad general se debe a una disminución del riesgo de enfermedad cardiovascular en quienes consumen alcohol de forma moderada.

Sin embargo, según un análisis sistemático del Estudio de la Carga Mundial de Enfermedad (GBD por sus siglas en inglés de Global Burden of Disease) de 2016, que utilizó 694 fuentes de datos sobre consumo de alcohol, éste fue el séptimo factor de riesgo principal, representando el 2,2 % y el 6,8 % de las muertes estandarizadas por edad en mujeres y hombres, respectivamente. 

Según el reciente informe de GBD sobre los riesgos a nivel poblacional atribuibles al alcohol de 22 resultados de salud, el nivel mínimo teórico de exposición al riesgo (TMREL por sus siglas en inglés de theoretical minimum risk exposure level) y la equivalencia de no bebedor (NDE por sus siglas en inglés de non-drinker equivalence) del consumo de alcohol (bebida estándar [10 gramos de alcohol] por día) varían según la edad: TMREL y NDE fueron 00,603 y 0,0021,75, respectivamente, entre individuos de 15 a 39 años y fueron 0,1141,87 y 0,1936,94, respectivamente, en individuos de 40 años o más, en quienes la curva de riesgo relativo ponderada por la carga tenía forma de J para todas las regiones. 

Por lo tanto, se recomendaron intervenciones más fuertes particularmente hacia individuos más jóvenes para reducir la pérdida de salud global atribuible al alcohol, y la naturaleza de la curva de riesgo relativo para individuos mayores es consistente con los hallazgos de estudios previos sobre la relación entre el consumo de alcohol y la mortalidad total. 

Además, un estudio transversal multinacional que utilizó datos de 193 países miembros de las Naciones Unidas mostró que la esperanza de vida al nacer estaba asociada negativamente con el consumo de alcohol en adultos. 

La edad promedio al momento de la inscripción en estudios de cohorte previos fue de más de 50 años en metaanálisis y, por lo tanto, los participantes tuvieron que haber sobrevivido hasta esa edad para ser incluidos en los estudios de cohorte, mientras que más de un tercio de las muertes causadas por el alcohol ocurren entre individuos menores de 50 años.

Este tipo de sesgo de selección resulta en curvas en forma de J ya que la enfermedad cardiovascular es una de las principales causas de muerte en individuos mayores de 80 años, mientras que las tres principales causas de muerte en una población más joven de 15 a 49 años fueron la tuberculosis, las lesiones por accidentes de tráfico y las autolesiones, que están asociadas con el alcohol.

Según el estudio Zutphen en los Países Bajos, el consumo ligero de alcohol a largo plazo en comparación con la ausencia de consumo se asoció de forma fuerte e inversa con la mortalidad cerebrovascular (cociente de riesgo [HR]: 0,43), la mortalidad cardiovascular total (HR: 0,70) y la mortalidad por todas las causas (HR: 0,75). 

En un estudio prospectivo a gran escala en Japón, se observaron relaciones en forma de J del consumo de alcohol con la mortalidad total y la mortalidad cerebrovascular y cardiovascular tanto en hombres como en mujeres. 

Además del etanol, los productos de vino contienen compuestos antioxidantes representados por el resveratrol que han demostrado ser potencialmente beneficiosos para la salud cardiovascular, aunque existen varios posibles factores de confusión, entre ellos la edad, el patrón de consumo, la dieta, el sesgo de notificación y la salud subjetiva, para la relación entre el vino y la salud cardiovascular.

Independientemente del consumo total de alcohol, el consumo de vino a largo plazo a un nivel promedio de menos de medio vaso por día se asoció fuerte e inversamente con la mortalidad por enfermedad coronaria (HR: 0.61), la mortalidad cardiovascular total (HR: 0.68) y la mortalidad por todas las causas (HR: 0.73). 

Además, el consumo ligero de vino se asoció con una esperanza de vida 5 años mayor. 

Por lo tanto, el consumo de alcohol aumenta el riesgo de muchas consecuencias agudas y crónicas para la salud, pero un cierto patrón de consumo regular de ligero a moderado puede tener efectos beneficiosos para la salud cardiovascular. 

Los abstemios de alcohol tenían una esperanza de vida similar a la de los bebedores de alcohol de bajo a moderado cuando no tenían antecedentes de factores de riesgo de muerte precoz, incluyendo AUD, consumo riesgoso de alcohol, haber fumado tabaco diariamente alguna vez y una salud de regular a mala.

En conclusión, es necesario considerar por separado los efectos del consumo habitual de alcohol sobre la mortalidad total y la mortalidad cardiovascular. 

Al analizar la mortalidad total, existen posibilidades de confusión y sesgo de selección en relación con el argumento de una relación inversa entre el consumo moderado de alcohol y la mortalidad total, reportado en numerosos estudios de cohortes previos. 

Por otro lado, como lo respaldan múltiples estudios previos, incluyendo informes de metaanálisis, es evidente que el consumo de alcohol, de leve a moderado, tiene efectos preventivos sobre las enfermedades cardiovasculares, especialmente la cardiopatía isquémica. 

Independientemente de los informes que sugieren una asociación inversa entre el consumo de alcohol, de leve a moderado, y la enfermedad cardiovascular, se recomienda extremar la precaución con respecto al consumo regular de pequeñas cantidades de alcohol como estrategia para prevenir enfermedades cardíacas, ya que siempre existe el riesgo de desarrollar AUD y todos corren esta posibilidad en el futuro. 

Además, para los bebedores habituales sanos, no siempre es fácil restringir su consumo diario de forma persistente a un nivel razonablemente bajo.

Los autores hicieron referencia a la esperanza de vida y consumo de alcohol, según el país de origen de los bebedores.

Las tendencias en las muertes relacionadas con el alcohol han cambiado con el tiempo y difieren entre países. 

En este artículo, presentaron los cambios en la mortalidad relacionada con el alcohol en función del tiempo en relación con la esperanza de vida en diferentes países, incluyendo europeos (occidentales, centrales y orientales), Rusia, países nórdicos, Estados Unidos y Japón.

En un estudio que analizó la esperanza de vida y la mortalidad atribuible al alcohol en 24 países de Europa occidental, central y oriental, la tasa de mortalidad estandarizada por edad (ASMR, por sus siglas en inglés de age-standardized mortality rate) atribuible al alcohol y la esperanza de vida fueron mayores y menores, respectivamente, en los países de Europa central y oriental que en los países de Europa occidental entre 1990 y 2012. 

Durante el mismo período, las ganancias potenciales en la esperanza de vida al eliminar la mortalidad atribuible al alcohol fueron mayores en los primeros países que en los segundos. 

Las contribuciones relativas del alcohol a la brecha de esperanza de vida entre los países de Europa occidental y central y oriental aumentaron entre 1990 y 2005, pero disminuyeron después de 2005. 

Por lo tanto, se consideró que la reducción del consumo excesivo de alcohol contribuía a la convergencia de la esperanza de vida en toda Europa.

En Rusia, se observaron tres períodos: 1965-1984, un período de disminución gradual de la esperanza de vida; 1984-2003, un período de fluctuaciones masivas en la esperanza de vida; y 2003-2017, un período de mejora de la esperanza de vida. 

La correlación negativa más fuerte entre los cambios en la esperanza de vida y el consumo nocivo de alcohol se encontró en 1984-2003.

En el período 2003-2017, la esperanza de vida aumentó de forma constante y fue independiente del consumo nocivo de alcohol.

En Finlandia, durante el período de 1991 a 1993, el 11% de todas las muertes entre hombres de 15 años o más fueron atribuibles al alcohol, mientras que las muertes relacionadas con el alcohol fueron menos del 2% de todas las muertes entre mujeres. 

La proporción de muertes atribuibles al alcohol alcanzó un máximo en edades cercanas a los 40 años, siendo alrededor del 45% de todas las muertes entre hombres y alrededor del 25% de todas las muertes entre mujeres y disminuyó rápidamente después. 

Esta tendencia puede explicarse por los accidentes asociados al alcohol y los casos de violencia que son más frecuentes y prominentes a edades más tempranas. 

En Finlandia, las muertes atribuibles al alcohol y al tabaquismo redujeron la esperanza de vida en unos 4,5 años entre los hombres. 

La mortalidad atribuible al alcohol aumentó y la mortalidad atribuible al tabaquismo disminuyó durante el período de 1988 a 2007. 

En el período de 1995 a 2007, entre el 40% y el 70% de las diferencias en la esperanza de vida entre los países nórdicos se atribuyeron al consumo de tabaco y alcohol.

Por otro lado, entre 1999 y 2017 en los EE. UU., el número de muertes relacionadas con el alcohol por año entre personas de 16 años o más aumentó más del doble de 35914 a 72558, y la tasa estandarizada por edad aumentó un 50,9% de 16,9 a 25,5 por 100000. 

En 2017, el 2,6% de los 2,8 millones de muertes en los EE. UU. fue directamente atribuible al alcohol.

Casi un tercio de esas muertes resultaron de la enfermedad hepática alcohólica y otro 18% resultaron de sobredosis de alcohol solo o en combinación con otras drogas. 

Las tasas de muertes relacionadas con el alcohol fueron más altas en hombres que en mujeres. 

En la década de 1980, la tasa de aumento de la esperanza de vida en los EE. UU. no fue tan rápida como la de otros países ricos. 

En Estados Unidos, la esperanza de vida aumentó entre 1959 y 2016 de 69,9 años a 78,9 años, mientras que comenzó a disminuir después de 2014 debido a un aumento de la mortalidad por causas específicas, como sobredosis de drogas, suicidios y enfermedades de los sistemas orgánicos entre adultos jóvenes y de mediana edad de todos los grupos raciales a partir de la década de 1990. 

Las muertes por enfermedad hepática alcohólica aumentaron entre 1999 y 2017 en aproximadamente un 41% y contribuyeron sustancialmente al reciente aumento de la mortalidad.

En Japón, la ASMR (por cada 100.000 personas) de muertes relacionadas con el alcohol en hombres aumentó de 4,0 en 1995 a 5,2 entre 2010 y 2013 y disminuyó gradualmente a 5,0 en 2016, mientras que la ASMR de muertes relacionadas con el alcohol en mujeres aumentó de forma constante de 0,3 en 1995 a 0,8 en 2016. 

La relación entre la ASMR atribuible al alcohol en hombres y la de las mujeres disminuyó de 13,3 en 1995 a 6,3 en 2016. 

Las cantidades de venta de alcohol y la tasa de impuestos en las prefecturas de Japón mostraron correlaciones positivas e inversas, respectivamente, con sus tasas de mortalidad atribuibles al alcohol más altas. 

Por lo tanto, en cualquier región del mundo, la promoción social del abandono del consumo excesivo de alcohol individual puede contribuir a la prolongación de la esperanza de vida.

En conclusión, la esperanza de vida y su relación con la mortalidad relacionada con el alcohol difieren a lo largo de la historia y en distintos países, lo que refleja cambios en función del tiempo y el desarrollo socioeconómico y del estilo de vida. 

En Europa del Este y Rusia, la esperanza de vida aumentó y la contribución de las muertes relacionadas con el alcohol a la esperanza de vida disminuyó desde aproximadamente 2005. 

Como resultado, la brecha de esperanza de vida entre Europa del Este/Rusia y Europa Occidental disminuyó posteriormente. 

Por otro lado, en Estados Unidos, la esperanza de vida disminuyó recientemente debido a un aumento en las muertes por causas específicas, incluidas las muertes relacionadas con el alcohol entre adultos jóvenes y de mediana edad. 

Tanto en Estados Unidos como en Finlandia y Japón, se informó que existía una diferencia de género en la contribución de las muertes relacionadas con el alcohol.

El consumo de alcohol contribuye a las desigualdades socioeconómicas en los resultados de salud. 

Según una revisión sistemática de diez estudios que incluyeron más de 400 000 adultos y más de 30 000 muertes, el consumo de alcohol explicó hasta el 27 % de las desigualdades socioeconómicas, incluidas las desigualdades de educación, ocupación, situación laboral, ingresos y activos del hogar, en la mortalidad.

La cantidad y la frecuencia del consumo de alcohol se vieron influenciadas por factores socioeconómicos como la educación, los ingresos y la ocupación: un grupo de nivel socioeconómico más bajo bebió cantidades mayores, mientras que un grupo de nivel socioeconómico más alto bebió con mayor frecuencia.

En un estudio que comparó cuatro países de ingresos altos y tres países de ingresos medios, una educación más baja y vivir en la pobreza se asociaron con un mayor consumo de alcohol en los siete países, y los bebedores en los países de ingresos medios tenían una mayor probabilidad de ser bebedores empedernidos que los bebedores en los países de ingresos altos. 

Por lo tanto, las asociaciones entre la desventaja socioeconómica y el consumo excesivo de alcohol dependen de los ingresos a nivel de país. 

Las cohortes de mediana edad en países de altos ingresos deben complementarse con cohortes de diferentes estratos sociales, así como con cohortes de países de ingresos bajos y medianos-bajos con diferentes comportamientos, para incluir las interacciones del consumo de alcohol con otros factores de riesgo. 

Por lo tanto, el comportamiento de consumo de alcohol y su relación con la esperanza de vida se ven considerablemente influenciados por el nivel socioeconómico. 

Los autores se detuvieron en analizar el rol de la diferencia en los ingresos en relación al alcohol y la esperanza de vida.

En 164 países el consumo de alcohol estaba negativamente asociado con la esperanza de vida para todos los grupos de ingresos. 

La mortalidad y la esperanza de vida están influenciadas por factores socioeconómicos, entre los cuales el ingreso es el factor más fuerte. 

En 2003-2007, las diferencias de esperanza de vida entre los quintiles de ingresos más bajos y más altos fueron de 11,4 años en hombres y 6,3 años en mujeres. 

En ausencia de alcohol, estas diferencias habrían sido de 7,4 años (35% menos) para hombres y 4,9 años (22% menos) para mujeres. 

En 2007 en Finlandia, las brechas en la esperanza de vida entre los quintiles de ingresos más altos y más bajos fueron de 12,5 años entre los hombres y 6,8 años entre las mujeres, y uno de los factores más significativos que aumentaron la brecha fueron las enfermedades relacionadas con el alcohol. 

Durante el período de 1995 a 2007 en cuatro importantes países nórdicos, entre el 30 % y el 55 % de las diferencias en la esperanza de vida relacionadas con los ingresos dentro de los países se atribuyeron al tabaquismo y al consumo de alcohol.

En comparación con el tabaquismo, la contribución del alcohol a la diferencia en la esperanza de vida relacionada con los ingresos fue mayor en los hombres y menor en las mujeres. 

Por lo tanto, en conclusión, las personas con menores ingresos tienen una esperanza de vida más corta debido a enfermedades relacionadas con el alcohol, generalmente causadas por el consumo excesivo.

Cabe destacar que el impacto de los ingresos en la reducción de la esperanza de vida por el consumo de alcohol muestra una clara diferencia de género, siendo menos significativa en las mujeres.

Respecto a la educación, en un estudio que investigó 20 poblaciones europeas de 17 países diferentes, la mortalidad relacionada con el alcohol fue mayor en un grupo educativo más bajo que en un grupo educativo más alto.

En un estudio que utilizó el registro de defunciones austríaco entre 1991 y 1992, las disparidades más grandes de mortalidad educativa en comparación con el diferencial de mortalidad por todas las causas se observaron para las muertes en hombres asociadas con el alcohol. 

En la población sueca de 30 a 74 años durante el período de 1991 a 2008, hubo una brecha educativa en la esperanza de vida entre los grupos de educación alta y baja. 

En 2006-2008, las mortalidades relacionadas con el alcohol por todas las causas ajustadas por edad por 100000 años-persona fueron de 23 y 69 en hombres con niveles altos y bajos de educación, respectivamente, y de 7 y 20 en mujeres con niveles altos y bajos de educación, respectivamente.

Alrededor del 17% de la brecha se atribuyó a muertes relacionadas con el alcohol en hombres, mientras que en mujeres menos del 8% de la brecha se atribuyó a la mortalidad relacionada. 

La razón de la diferencia educativa en la mortalidad relacionada con el alcohol es complicada, ya que la desigualdad educativa en el consumo de alcohol difiere según el país. 

En algunos países europeos, las mujeres con mayor educación tenían más probabilidades de beber en exceso, mientras que entre los hombres con menor educación tenían un mayor riesgo de hacerlo, y se informó que las desigualdades sociales en el consumo de alcohol difieren entre los grupos de países.

En un estudio reciente que analizó a personas de 30 años o más en países europeos, la mortalidad atribuible al alcohol aumentó más entre las personas con bajo nivel educativo que entre las personas con alto nivel educativo en Inglaterra y Gales (19722017) y Finlandia (19872007), mientras que la mortalidad atribuible al alcohol disminuyó más entre las personas con bajo nivel educativo que entre las personas con alto nivel educativo en Finlandia (2007 en adelante) y Turín (19722017). 

Por lo tanto, las desigualdades educativas en la mortalidad atribuible al alcohol difieren según el tiempo y el país. 

Las personas con un bajo nivel educativo pueden ser más susceptibles a los efectos nocivos del alcohol debido a una tendencia a una peor atención médica.

En general, la reducción de la esperanza de vida causada por el alcohol se observa con mayor frecuencia en personas con menor nivel educativo, pero es difícil extraer conclusiones sobre la importancia de las desigualdades educativas en la mortalidad relacionada con el alcohol, ya que la educación influye en diversos aspectos de la salud.

En relación a las diferencias sexuales, como se mencionó anteriormente, las muertes relacionadas con el alcohol fueron más frecuentes en hombres que en mujeres, mientras que la mortalidad por todas las causas de las personas con AUD fue mayor en mujeres que en hombres, posiblemente debido a una mayor susceptibilidad al alcohol en mujeres que en hombres. 

La vulnerabilidad a los efectos del alcohol en las mujeres se explica principalmente por la diferencia de género en la farmacocinética del alcohol: debido a su menor contenido de agua corporal y generalmente a su menor tamaño, las mujeres absorben más alcohol que los hombres y su concentración de alcohol en sangre es mayor que la de los hombres después de consumir la misma cantidad. 

Además, la actividad de la alcohol deshidrogenasa en el estómago es menor en mujeres que en hombres, lo que hace que una mayor porción del alcohol ingerido llegue directamente y, por lo tanto, exponga directamente a varios sistemas de órganos. 

En Finlandia, durante el período de 1991 a 1993, la diferencia entre hombres y mujeres en la esperanza de vida a la edad de 15 años fue de 7,6 años, de los cuales se estimó que aproximadamente el 22% era atribuible al alcohol. 

En Tailandia, entre 2004 y 2019, la tasa de mortalidad atribuible a todas las causas relacionadas con el alcohol en una población de ≥15 años en 2004 fue aproximadamente cuatro veces mayor en los hombres que en las mujeres. 

En los países nórdicos, el alcohol contribuyó más a las diferencias en la esperanza de vida relacionadas con los ingresos entre los hombres que entre las mujeres. 

De manera similar, la contribución de las muertes relacionadas con el alcohol a la brecha educativa en la esperanza de vida fue mayor en los hombres que en las mujeres.

Las diferencias de género en la esperanza de vida han sido tradicionalmente grandes en Europa central y oriental. 

La contribución de las diferencias de género en el consumo excesivo de alcohol a la brecha de género en la esperanza de vida es sustancial: el alcohol contribuyó a al menos el 15% de la diferencia de género en la mortalidad en 2012. 

La contribución absoluta del alcohol a la brecha de género en la esperanza de vida estuvo fuertemente correlacionada con las diferencias de género generales en la esperanza de vida. 

Por lo tanto, como era de esperar, la mortalidad relacionada con el alcohol es mayor en hombres que en mujeres. 

Por ende, parece razonable concluir que el consumo de alcohol contribuye considerablemente a la brecha de género en la esperanza de vida.

Según la ocupación ha habido información limitada sobre la relación con la esperanza de vida. 

Es razonable asumir que las personas, que están involucradas en trabajos relacionados con el alcohol, son propensas a tener problemas asociados con el alcohol, incluyendo el AUD. 

En un estudio que utilizó grandes datos nacionales en Inglaterra y Gales en el período de 1991 a 2000 en hombres, la mortalidad más alta por enfermedades y lesiones relacionadas con el alcohol se observó en los dueños de bares y personal de bares en ambos sexos y en proveedores de catering, cocineros, ayudantes de cocina y marineros. 

En Inglaterra y Gales en el período de 2001 a 2005, la mortalidad relacionada con el alcohol fue más alta en las personas que trabajaban en la industria de las bebidas, incluyendo dueños de bares y personal de bares. 

En un estudio transversal que utilizó una gran base de datos del biobanco del Reino Unido, el riesgo de consumo excesivo de alcohol fue más alto en los dueños de bares y gerentes de locales con licencia, seguidos por los trabajadores de procesos de limpieza industrial y yeseros. 

En una encuesta de hogares basada en la población en los EE. UU., la prevalencia de AUD fue alta en trabajadores de la construcción y el transporte (conductores de camiones pesados y transportistas de materiales) independientemente de las variaciones demográficas. 

En un estudio sueco basado en registros, los individuos en ocupaciones manuales mostraron mayores riesgos de AUD y mortalidad relacionada con el alcohol que los individuos en ocupaciones no manuales. 

En un estudio que utilizó datos a gran escala sobre admisiones hospitalarias en Finlandia, se observó un mayor riesgo de resultados graves para la salud inducidos por el alcohol principalmente en trabajadores manuales en trabajos artesanales, construcción y servicios. 

Por lo tanto, los trabajadores con acceso al alcohol tienen un alto riesgo de muerte relacionada con el mismo, y el riesgo de problemas de salud inducidos por el alcohol es mayor en los trabajadores en ocupaciones manuales que en los trabajadores en ocupaciones no manuales. 

Por lo tanto, los programas de promoción para reducir eficazmente el consumo de alcohol de los trabajadores en ocupaciones relacionadas con el alcohol y ocupaciones manuales son necesarios para prolongar su esperanza de vida.

También hicieron mención a la contribución del alcohol y otras conductas no saludables a la esperanza de vida.

En 2010, los tres principales factores de riesgo entre 67 factores de riesgo para la carga global de enfermedad en 21 regiones del mundo fueron, en orden descendente, presión arterial alta, tabaquismo, incluido el humo de segunda mano, y consumo de alcohol. 

En Ontario, Canadá, las personas con exposición a los cinco riesgos para la salud, tabaquismo, alcohol, comida, ejercicio y estrés, tenían una esperanza de vida que era superior a 20 años más corta que la de las personas sin riesgos para la salud. 

Los cinco factores de riesgo representan una pérdida de 7,5 años de esperanza de vida, y el tabaquismo, la actividad física y la dieta inadecuada tuvieron un mayor impacto en la esperanza de vida. 

Cuatro comportamientos poco saludables (tabaquismo, inactividad física, mala dieta y consumo poco saludable de alcohol) fueron causas del 50% de las muertes, equivalente a aproximadamente 6 años de esperanza de vida perdida, en 2001-2008. 

Fumar fue el comportamiento no saludable principal que contribuyó a las muertes en los hombres, mientras que la carga del exceso de alcohol fue pequeña, lo que fue un reflejo de una baja prevalencia del consumo excesivo de alcohol, excepto en edades más jóvenes, en las que la mortalidad inicial es baja. 

Los factores de comportamiento no saludable individuales son propensos a acumularse, y fumar es un fuerte factor de confusión para la relación del alcohol con la esperanza de vida.

El impacto combinado del alcohol, el tabaquismo y la obesidad en la esperanza de vida al nacer en 2014 en comparación con la de 1990 disminuyó en los hombres, debido principalmente a una disminución de la mortalidad atribuible al tabaquismo, pero aumentó en las mujeres debido a los aumentos de la mortalidad en los tres factores relacionados con el estilo de vida. 

Los pacientes con AUD mostraron longitudes de telómeros significativamente más cortas que los de un grupo de control, y el tabaquismo y la diabetes contribuyeron al tal acortamiento.

Por lo tanto, tanto el alcohol como el tabaco y la diabetes podrían acelerar el envejecimiento a través del acortamiento de los telómeros, y se necesitan más estudios basados en la medicina molecular para aclarar el mecanismo de los efectos del alcohol sobre la esperanza de vida que son independientes de las enfermedades relacionadas con el alcohol.

Concluyendo, el consumo habitual de alcohol, especialmente el consumo excesivo, aumenta la mortalidad por intoxicación alcohólica, lesiones en la carretera y autolesiones a una edad temprana y la mortalidad por cáncer y enfermedades hepáticas en la mediana edad y más tarde. 

Por otro lado, el consumo ligero habitual de alcohol, especialmente el consumo de vino, disminuye la mortalidad por enfermedades cardiovasculares a una edad avanzada. 

La esperanza de vida está fuertemente influenciada por las desigualdades del estatus socioeconómico, incluyendo la educación, los ingresos y la ocupación.

El consumo de alcohol contribuye considerablemente a las desigualdades socioeconómicas en los resultados de salud. 

La diferencia de género en la esperanza de vida también se explica en parte por el alcohol. 

Además, hay una diferencia de género en la contribución del alcohol a las desigualdades socioeconómicas en la esperanza de vida. 

Las muertes relacionadas con el alcohol son más frecuentes en hombres que en mujeres. 

En general, la contribución de las muertes relacionadas con el alcohol a la brecha socioeconómica en la esperanza de vida es mayor en hombres que en mujeres. 

Las intervenciones modeladas para aumentar los impuestos al alcohol, reducir la disponibilidad de alcohol y prohibir su comercialización resultaron en una mejora de la salud mediante el uso de años de vida ajustados por salud y redujeron las desigualdades en salud entre las personas indígenas y no indígenas en Nueva Zelanda. 

Por lo tanto, se recomienda una política social para reducir el consumo de alcohol y las oportunidades para beber alcohol con el fin de prolongar la esperanza de vida mediante la prevención de enfermedades relacionadas con el alcohol.

* Wakabayashi I, Groschner K. Alcohol and life expectancy. Environ Health Prev Med. 2025;30:61. doi: 10.1265/ehpm.25-00101. PMID: 40769935.

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