En la edición del 25 de junio del Polish Archives of Internal Medicine, autores polacos publicaron los resultados de un estudio realizado en un centro cardiovascular terciario, en el que analizaron el valor clínico del análisis rutinario de dispositivos electrónicos cardíacos implantables tras la muerte del paciente y la correspondiente explantación*.
Parten de considerar que la implantación de dispositivos electrónicos cardiovasculares implantables (CIED por sus siglas en inglés) se ha convertido en un procedimiento de rutina en todo el mundo.
Según el informe de la European Heart Rhythm Association, más de 500.000 marcapasos permanentes (MPP), 80.000 desfibriladores automáticos implantables (ICD) y 50,000 dispositivos de terapia de resincronización cardíaca (TRC) se implantan anualmente en Europa, y la tasa de implantes realizados crece cada año.
Las guías actuales de la Sociedad Europea de Cardiología sobre estimulación cardíaca y terapia de resincronización cardíaca y el consenso de expertos HRS / EHRA / APHRS / SOLAECE determinaron claramente las indicaciones para la implantación y programación de CIED.
La programación adecuada del dispositivo, particularmente un DAI o el cardiodesfibrilador con terapia de resincronización (TRC-D), no solo debe proteger al paciente de bradiarritmias o taquiarritmias potencialmente mortales, sino también minimizar al máximo la ocurrencia de sus intervenciones inadecuadas e innecesarias.
A pesar del desarrollo en el sistema de atención, incluida la vigilancia mejorada de pacientes con dispositivos cardíacos y su monitorización frecuente, todavía hay un cierto porcentaje de personas con CIED en los que se produce la muerte súbita.
Además, a pesar de la amplia accesibilidad de las instalaciones sanitarias, el mecanismo de muerte en esos pacientes a menudo sigue siendo desconocido, y la causa exacta de la muerte solo puede determinarse mediante autopsia en un número limitado de personas.
Los estudios realizados hasta la fecha han sugerido que el interrogatorio post mortem de estos CIED, cuando se combina con los hallazgos de la autopsia, puede ser una fuente útil de datos adicionales no solo sobre el mecanismo de la muerte del paciente sino también sobre las posibles fallas de hardware o software del dispositivo que contribuyen a la muerte.
Sin embargo, la mayoría de esos estudios se realizaron hace más de dos décadas. Por lo tanto, investigaron los dispositivos de generaciones anteriores, en los que los algoritmos y las capacidades de los CIED implantados actualmente no estaban disponibles.
Además, algunos autores no combinaron los datos del interrogatorio del dispositivo con las características clínicas de los pacientes fallecidos.
El objetivo de este estudio fue evaluar la utilidad de la explantación y el interrogatorio de los DAI tras la muerte del paciente y de la combinación rutinaria de seguimiento clínico previo posterior al implante del dispositivo y durante la hospitalización al final de la vida con los resultados de la autopsia.
Entre el 24 de agosto de 2008 y el 30 de agosto de 2018, a todos los pacientes que se sometieron a autopsia en el centro cardiovascular terciario o instalaciones asociadas, el dispositivo fue explantado e interrogado por el electrofisiólogo calificado.
Las características clínicas obtenidas en el momento de la implantación del dispositivo y la muerte de los pacientes se obtuvieron de las historias clínicas. Los resultados del interrogatorio del dispositivo se combinaron con el informe de la autopsia y los datos clínicos.
De 1200 pacientes a los que se les realizó la autopsia, el dispositivo se retiró y se analizó en 61 de ellos.
Las características clínicas desde el momento del implante y la muerte de los pacientes estuvieron disponibles en 53 (86,7%) y 49 (80,3%) pacientes, respectivamente.
Las inquietudes relacionadas con los dispositivos, que no se detectaron durante la estancia hospitalaria de los pacientes, se observaron en 6 casos (6,1%) e incluyeron 3 problemas de programación y 3 de hardware.
Las conclusiones a las que arriban los autores a partir de estas observaciones es que este fue el primer estudio realizado hasta la fecha que combinó el seguimiento clínico de los pacientes antes de la muerte y al ingreso al final de la vida, los resultados de la autopsia y el interrogatorio CIED post mortem. Una vez implementado el interrogatorio del dispositivo, fueron hallados 6 eventos relacionados con CIED potencialmente asociados con la muerte de los pacientes, que no se detectaron antes de que ocurrieran.
* Tajstra M, Dyrbuś M, Nożyński J, et al. The clinical value of the routine analysis of cardiac implantable electronic devices after the patient’s death in a tertiary cardiovascular center. Pol Arch Intern Med. 2020;130(6):492-500. doi:10.20452/pamw.15343