Autores españoles pertenecientes a la Fundación Jimenez Díaz de Madrid y al Hospital Infanta Sofía publicaron en la edición del 8 de julio del Journal of Electrocardiology los resultados de un estudio de cohorte retrospectivo que analizó pacientes portadores de bloqueo interauricular avanzado para estudiar la hipótesis que su presencia podría ser un marcador electrocardiográfico predictor de recurrencia del accidente cerebrovascular.
Señalan que el bloqueo interauricular (BIA), definido como una duración de la onda P ≥ 120 ms en el electrocardiograma (ECG) resultante de la presencia de alteraciones de la conducción entre ambas aurículas, se ha relacionado directamente con la aparición de varias taquiarritmias auriculares, especialmente la fibrilación auricular (FA).
Diferentes estudios han correlacionado este patrón de ECG con fibrosis en ambas aurículas y han establecido que es un marcador muy específico (90%) pero con baja sensibilidad para indicar agrandamiento de la aurícula izquierda.
La prevalencia de BIA depende de una variedad de factores, incluida la edad (9% en sujetos menores de 35 años y hasta 60% en mayores de 50 años) y la presencia de hipertensión, diabetes mellitus, hipercolesterolemia y enfermedad coronaria.
Varios estudios transversales han indicado que, en promedio, los sujetos con FA tuvieron una mayor duración de la onda P cuando poresentaban ritmo sinusal en comparación con los controles sanos.
Más recientemente, se demostró que una duración prolongada de la onda P es un marcador de incidencia de FA en dos estudios de cohortes independientes, y también se ha demostrado que el desarrollo de la FA es un factor de riesgo independiente para la aparición de accidente cerebrovascular.
Asimismo, como es sabido varios informes indican que la anticoagulación es una estrategia efectiva para reducir la incidencia de accidente cerebrovascular en pacientes con FA.
De hecho, algunos autores afirman que, en pacientes con BIA, la anticoagulación podría ser beneficiosa incluso antes del inicio de la FA, aunque hasta la fecha ningún estudio aleatorizado ha demostrado la validez de tales afirmaciones.
En este estudio observacional, los autores propusieron evaluar si la presencia de BIA actúa como un predictor de recurrencia del accidente cerebrovascular. en pacientes con un episodio previo.
A estos fines, incluyeron a todos los pacientes dados de alta del hospital en 2011 después del tratamiento para un accidente cerebrovascular, excepto los de etiología cardioembólica o lacunar.
Para todos los pacientes analizaron los registros de ECG, y evaluaron si el paciente presentaba factores de riesgo cardiovascular y presencia y el tipo de BIA.
Un BIA se definió como parcial si la duración de la onda P era ≥120 ms, y avanzado si la duración era ≥120ms y presentaba además morfología bifásica en las derivaciones inferiores.
El punto final primario fue la recurrencia del accidente cerebrovascular y el punto final secundario fue la incidencia de taquiarritmias auriculares después del primer episodio.
Se identificaron un total de 149 pacientes (80 (71.5-86.0) años, 41% hombres).
Después de una mediana de seguimiento de 3.96 (0.63-5.35) años, se observaron 54 muertes (36%), 27 pacientes (18%) habían experimentado recurrencia de accidente cerebrovascular y 20 (13%) habían desarrollado taquiarritmias auriculares.
En el análisis multivariado, la presencia de BIA avanzado [HR: 2.3, IC 95% (1.0-5.5); p = 0.043] y diabetes [HR: 2.5, IC 95% (1.1-5.4); p = 0,018] se asociaron significativamente con la recurrencia del accidente cerebrovascular.
En conclusión los autores manifiestan que la presencia de BIA avanzado predice la recurrencia del accidente cerebrovascular en pacientes con un episodio previo. No obstante se deben realizar más estudios para investigar posibles intervenciones.
* García-Talavera CS, Aceña Á, Andrés López A, García Torres MA, Olivié García L, de la Cruz Berlanga E, de Los Reyes Oliva Encabo M, Franco-Peláez J, Tuñón J, Rubio JM. Advanced interatrial block: An electrocardiographic marker for stroke recurrence. J Electrocardiol. 2019 Jul 8;57:1-5. doi: 10.1016/j.jelectrocard.2019.07.005. [Epub ahead of print]