30.05.2022

BIA y PTF en la población general como predictores de FA en seguimiento prolongado

Un grupo de investigadores finlandeses entre quienes destacamos a nuestro colega y compañero de FIAI – CARDIOLATINA Kjell Nikus, publicaron en la edición del 27 de abril de 2022 del Journal of Electrocardiology un estudio realizado en la población general que se propuso analizar la presencia de bloqueo interauricular y la fuerza terminal de la onda P para establecer los cambios longitudinales, los factores de riesgo y el pronóstico de su presencia*.

Señalan que el bloqueo interauricular (BIA) parcial y avanzado y la onda P bifásica con una desviación terminal negativa profunda en la derivación V1 -la fuerza terminal de P-, PTF por sus siglas en inglés) en el ECG estándar de 12 derivaciones se han asociado con un mayor riesgo de fibrilación auricular (FA) en la población general.

Estudios previos han demostrado una fuerte asociación entre la FA y la fibrosis auricular, siendo que la remodelación estructural y electrofisiológica de la aurícula son factores de fondo importantes para la aparición y desarrollo de la arritmia.

La lesión auricular y el estiramiento de la pared auricular provocan la activación de los fibroblastos y la formación de una miocardiopatía auricular fibrótica.

El BIA y PTF son marcadores de remodelado auricular. La interrupción de la conducción interauricular a través de la pared del tabique auricular conduce a una prolongación de la onda P en el ECG de superficie.

En el BIA parcial, la longitud de la onda P supera los 120 ms, y en la forma avanzada, además de la prolongación de la onda P, las ondas P en las derivaciones inferiores (II, III y aVF) son bifásicas como consecuencia de la activación caudocraneal de la aurícula izquierda.

Un estudio previo mostró que las anomalías de la onda P en la población general pueden ser altamente reversibles.

Esto plantea la pregunta sobre la importancia clínica de las anomalías reversibles de la onda P y las opciones de intervenciones terapéuticas para prevenir la atriopatía.

En estudios anteriores, los factores de riesgo de anomalías de la onda P han sido similares a los relacionados con la fibrilación auricular, aunque los datos del estudio son escasos. Una comprensión más amplia de los factores asociados con el desarrollo de BIA y PTF también podría ayudar a comprender los mecanismos que conducen a la FA y permitir intervenciones preventivas más específicas.

Los objetivos de este estudio fueron examinar los cambios longitudinales y los factores de riesgo de las anomalías de la onda P, reevaluar los hallazgos anteriores sobre los riesgos asociados del BIA parcial y avanzado para desarrollar FA usando ECG de dos puntos temporales diferentes, así como estudiar el riesgo asociado de PTF para el desarrollo de FA con métodos similares.

La muestra del estudio consistió en 6058 participantes finlandeses (edad media 52,16 ± 14,60 años, 45,0% hombres) de la población general con un ECG tomado en un examen de salud, y de 3224 de estos participantes, que se sometieron a un nuevo examen 11 años más tarde.

Se estudiaron la incidencia de los factores de riesgo de BIA y PTF parciales y avanzados mediante un análisis de regresión logística binomial, y se estudió la importancia pronóstica de estos cambios en el ECG para el desarrollo de FA mediante un análisis de regresión de Cox variable en el tiempo.

La tasa de reversión a la normalidad de los parámetros de ECG estudiados fue del 47,4 % para BIA parcial, del 40,0 % para BIA avanzada y del 79,3 % para PTF.

La edad, el sexo masculino, la hipertensión, el IMC más alto, el colesterol LDL más alto, la hipertrofia ventricular izquierda en el ECG, el uso de bloqueadores beta y el uso de inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina o antagonistas de los receptores de angiotensina II se asociaron de forma independiente con un riesgo de desarrollar una anomalía de la onda P.

El BIA parcial se asoció de forma independiente con un mayor riesgo de FA (HR 1,28 [IC 95% 1,04-1,58]), al igual que el BIA avanzado (HR 1,72 [IC 95% 1,07-2,75]).

Los autores destacan las limitaciones y fortalezas del estudio.
Este fue un estudio de población grande con 6058 participantes al inicio. Sin embargo, algunos de los grupos estudiados permanecieron de pequeño tamaño.

El protocolo de estudio con ECG con 11 años de diferencia fue una fortaleza del estudio.

Sin embargo, consideran la posibilidad de que los participantes con los cambios más severos de la onda P no asistieran a la encuesta de seguimiento debido a la muerte o la exclusión del estudio debido a la FA entre los puntos de tiempo del estudio.

Se utilizó la definición de PTF de ≥6 mV x ms en lugar de la más utilizada de ≥4 mV x ms, lo que redujo el riesgo de sobreestimación de PTF debido a electrodos V1 mal colocados.

Sin embargo, la posible mala colocación del electrodo V1 es una limitación en los estudios de PTF, aunque los autores consideran que es menos probable que suceda en circunstancias de investigación que en la práctica clínica.

Se usaron mediciones del ECG basadas en computadora, ya que el análisis manual de la morfología de la onda P puede ser difícil debido a las pequeñas amplitudes de la onda P, los artefactos perturbadores y porque puede ser difícil obtener una detección confiable del final de la onda P.

Las mediciones automáticas pueden ayudar a corregir estos factores y la repetibilidad de las mediciones automatizadas es excelente. Para estudiar la importancia pronóstica de las anomalías de la onda P, se utilizó la regresión de Cox variable en el tiempo, que permitió considerar cambios oportunos en las variables del ECG estudiadas.

Los datos de prevalencia e incidencia de FA se recopilaron principalmente de los registros nacionales, pero es posible que algunos paroxismos de FA diagnosticados en atención primaria no se hayan incluido en el análisis.

También es posible que la FA paroxística subclínica, que no fue posible controlar en la población de estudio, haya influido en los resultados. Además, como en la mayoría de los estudios de la población general, no se pudo correlacionar los resultados del estudio con datos ecocardiográficos u otros datos de imágenes.

Finalmente, además de BIA y PTF, el estudio no exploró la importancia de otras anomalías de la onda P, como el área, el eje, el voltaje y la dispersión de la onda P.

En conclusión los autores subrayan que el BIA parcial y avanzado son factores de riesgo para el desarrollo de FA. Los factores de riesgo para nuevas anomalías de la onda P incluyen también factores de riesgo cardiovascular tradicionales como HTA, IMC y colesterol LDL más altos.

Según los resultados del estudio, las anomalías de la onda P son muy lábiles durante el seguimiento a largo plazo en la población general.

Por lo tanto, creen que la importancia pronóstica de la normalización de las anomalías de la onda P debe explorarse antes de considerar intervenciones terapéuticas basadas en BIA o PTF.

* Istolahti T, Eranti A, Huhtala H, Tynkkynen J, Lyytikäinen LP, Kähönen M, Lehtimäki T, Eskola M, Anttila I, Jula A, Nikus K, Hernesniemi J. Interatrial block and P terminal force in the general population – Longitudinal changes, risk factors and prognosis. J Electrocardiol. 2022 Apr 27;73:12-20. doi: 10.1016/j.jelectrocard.2022.04.006. Epub ahead of print. PMID: 35533410.

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