Investigadores universitarios brasileños publicaron en la edición del 16 de junio de 2025 de Diabetology & Metabolic Syndrome, una nueva propuesta para una enfermedad metabólica multisistémica integrada al que denominaron CARDIAL-MS (Síndrome Cardiorrenal-Diabetes-Liver-Metabólico)*.
La NOTICIA DEL DÍA hoy se ocupará de este síndrome.
Introduciendo el tema, los autores señalaron que está bien establecido que las enfermedades cardiometabólicas y renales (CMRDs por sus siglas en inglés de cardiometabolic and renal diseases) tienen una fisiopatología compleja que involucra múltiples factores de riesgo cardiometabólico (CMRF por sus siglas en inglés de cardiometabolic risk factors) y sistemas interconectados.
Reconociendo la interrelación entre varias afecciones como la obesidad, la diabetes tipo 2 (DT2) y el síndrome metabólico (SM), y el riesgo posterior de resultados cardiovasculares (CV) y renales, la Asociación Estadounidense del Corazón (AHA) introdujo el concepto de síndrome cardiovascular-renal-metabólico (CKM por sus siglas en inglés de Cardiovascular-Kidney-Metabolic) en una declaración científica de 2023.
Aunque la AHA ha considerado la participación del hígado en el síndrome CKM, señalando que la enfermedad hepática esteatósica asociada a disfunción metabólica (MASLD por sus siglas en inglés de metabolic dysfunction-associated steatotic liver disease) «amplifica aún más la inflamación sistémica y la resistencia a la insulina (RI)», los autores especularon que este importante órgano metabólico es un determinante para el desarrollo de la DT2 y las CMRD.
Así, con el objetivo de ampliar las bases fisiopatológicas que conducen a un mayor riesgo CV y renal, propusieron un nuevo concepto: el Síndrome Cardio-Renal-DIAbetes-Hepático-Metabólico (CARDIAL-MS por sus siglas en inglés de CArdio-Renal-DIAbetes-Liver-Metabolic Syndrome).
El CARDIAL-MS considera que
(i) la adiposopatía (exceso de tejido adiposo o distribución desfavorable de la grasa),
(ii) el depósito ectópico de grasa (en hígado, músculo, páncreas, tejido adiposo pericárdico/epicárdico y tejido adiposo perirrenal) y
(iii) las adipo/hepatocinas son elementos fundamentales del aumento de la morbilidad y la mortalidad relacionadas con los CMRDs.
Esta revisión narrativa propuso el CARDIAL-MS, un modelo fisiopatológico ampliado y unificado que describe la interacción de los mecanismos clave que impulsan los CMRDs, la principal causa de muerte en el mundo.
Reiterando lo expresado a manera de síntesis, el síndrome metabólico —una constelación de resistencia a la insulina, factores de riesgo cardiovascular como hiperglucemia, hipertensión y dislipidemia, y disfunción metabólica sistémica— puede estar impulsado por la desregulación del tejido adiposo, que se manifiesta como adiposopatía (expansión o mala distribución patógena del tejido adiposo), deposición ectópica de grasa (en el hígado, músculo, páncreas y sistemas cardiorrenal) y secreción alterada de adipocinas/hepatocinas.
El aumento de peso, la obesidad o la distribución desfavorable de la grasa crean un escenario en el que el tipo, tamaño, ubicación, secreciones o incluso la escasez de adipocitos impulsan mecanismos fisiopatológicos que conducen a la esteatosis hepática y la esteatohepatitis, la diabetes tipo 2 y las enfermedades cardíacas y renales.
Si bien los marcos recientes, como el síndrome cardiovascular-renal-metabólico, enfatizan la estadificación holística, el papel central de la enfermedad hepática esteatótica asociada a disfunción metabólica (MASLD) en la morbilidad multisistémica sigue siendo poco reconocido.
Esta revisión narrativa sintetizó la evidencia que vincula el síndrome metabólico cardiovascular (MASLD) y la diabetes con enfermedades cardiovasculares y renales a través de vías compartidas de adiposopatía, acumulación ectópica de lípidos y señalización desregulada de adipocinas/hepatocinas.
Así, los autores brasileños propusieron CARDIAL-MS (síndrome cardiorrenal, diabetes, hepático y metabólico), un modelo fisiopatológico expandido que unificó estas interacciones en cuatro etapas progresivas:
(1) aumento de peso y tejido adiposo disfuncional;
(2) factores de riesgo metabólico y marcadores de riesgo;
(3) enfermedades cardiometabólicas y enfermedad renal crónica; y
(4) enfermedad cardiorrenal, hepática y metabólica avanzada.
Al integrar el MASLD como un componente fundamental, CARDIAL-MS replantea el síndrome metabólico como un continuo de lesiones orgánicas interconectadas, en lugar de factores de riesgo aislados.
Identificar a los pacientes con riesgo de desarrollar complicaciones metabólicas posteriores podría agilizar la detección temprana.
La Figura de abajo describe los cuatro estadios de CARDIAL-MS, con puntos de corte antropométricos definidos de la siguiente manera:
WHR (por sus siglas en inglés de waist-to-hip ratio -relación cintura cadera- ≥ 0,95 (hombres)/≥ 0,85 (mujeres), índice de masa grasa [(el índice entre la grasa del tronco y de las extremidades inferiores evaluada por DXA);
(FMR por sus siglas en inglés de fat-to-muscle ratio, -relación grasa – músculo) ≥ 1,7 (hombres)/≥ 1,2 (mujeres)] y relación cintura-talla > 0,5 (ambos sexos).
Más allá de la antropometría, los criterios de CMRFs se alinean con los criterios de EM de la Federación Internacional de Diabetes.
Los investigadores recomendaron encarecidamente incorporar pruebas de glucosa en ayunas y/o 1 hora después de la carga para evaluar la tolerancia a la glucosa alterada y la detección de diabetes tipo 2.
Fig.
Estadios de CARDIAL-MS. FA: fibrilación auricular; ECVA: enfermedad cardiovascular aterosclerótica; TA: tejido adiposo; CARDIAL-MS: síndrome cardiorrenal, diabético, hepático y metabólico; ERC: enfermedad renal crónica; IMF: índice de masa grasa (el índice entre la grasa del tronco y de las extremidades inferiores evaluado mediante DXA); IC: insuficiencia cardíaca; IGT: intolerancia a la glucosa; MALO: resultados hepáticos adversos mayores; MASH: esteatohepatitis asociada a disfunción metabólica; MASLD: enfermedad hepática esteatótica asociada a disfunción metabólica; DM2: diabetes tipo 2; RCC: índice cintura-cadera; RCC: índice cintura-talla.
Los métodos de imagen más utilizados para la grasa hepática y pancreática incluyen la ecografía, la tomografía computarizada y la resonancia magnética.
Sin embargo, dado que la CKD (chronic kidney disease) tiene un origen y una fisiopatología específicos, la resonancia magnética ha demostrado ser más informativa.
Es importante destacar que los biomarcadores más utilizados en la práctica clínica (eGFR, por sus siglas en inglés de estimated glomerular filtration rate, -tasa de filtración glomerular estimada- y albuminuria) solo aparecen cuando la enfermedad ya está establecida o avanzada, lo que proporciona información limitada sobre la fisiopatología o la detección temprana.
Por lo tanto, los nuevos métodos de resonancia magnética funcional se han vuelto cada vez más eficaces y valiosos.
La resonancia magnética permite estimar in vivo el volumen renal, la tasa de perfusión glomerular, la tasa de esclerosis glomerular, la función, el metabolismo, la perfusión y la oxigenación, y detectar cambios microestructurales y fibrosis en etapas tempranas sin necesidad de medios de contraste.
Ejemplos de estas nuevas técnicas incluyen el mapeo ponderado en T1 y T2, la resonancia magnética con contraste de fase, la resonancia magnética BOLD, –blood oxygenation level-dependent (dependiente del nivel de oxigenación sanguínea), la resonancia magnética de difusión y el marcaje de espín arterial (ASL-MRI, por sus siglas en inglés de arterial spin labeling magnetic resonance imaging, -Resonancia magnética con etiquetado de espín arterial-).
Finalmente, la resonancia magnética multiparamétrica, que incorpora varias de estas técnicas, podría convertirse en el estándar de oro en el estudio de los riñones y las enfermedades renales.
Tras la publicación del síndrome CKM por parte de la AHA, los autores propusieron una definición más completa que recoja la frecuente agrupación de EM, enfermedades cardiovasculares, renales y hepáticas, prediabetes y DM2.
Esto llevó a introducir un nuevo modelo: CARDIAL-MS.
Durante la preparación de esta propuesta y revisión, Theodorakis y Nikolaou sugirieron de forma independiente incorporar el MASLD en su marco ampliado, el síndrome cardiovascular-renal-hepático-metabólico (CRLM).
Dado que la DM2 es un factor de riesgo cardiovascular bien establecido y probablemente esté causalmente vinculado al MASLD, argumentaron que CARDIAL-MS coincide con su perspectiva y ofrece una definición más inclusiva.
Como conclusiones, el acrónimo CKM se introdujo para describir la vía final de las complicaciones cardiovasculares y renales derivadas de las enfermedades metabólicas.
Si bien es crucial reconocer los complejos problemas de salud derivados de estos trastornos metabólicos, relacionados con el suministro y la acumulación de energía, para desarrollar guías de investigación y tratamiento de enfermedades asociadas con alta morbilidad y mortalidad, el acrónimo se ve limitado por su enfoque en eventos posteriores.
Los eventos dentro del modelo CKM ocurren mucho después de la aparición de los factores desencadenantes, lo que indica que las intervenciones preventivas y terapéuticas probablemente serían mucho más efectivas en una etapa más temprana.
En última instancia, reconocer CARDIAL-MS como un nuevo marco fisiopatológico para la EM y sus distintas etapas podría permitir un diagnóstico más temprano e intervenciones preventivas oportunas para los CMRD, abordando así el principal desafío para la salud mundial.
* Godoy-Matos AF, Valério CM, Júnior WSS, de Araujo-Neto JM, Sposito AC, Suassuna JHR. CARDIAL-MS (CArdio-Renal-DIAbetes-Liver-Metabolic Syndrome): a new proposition for an integrated multisystem metabolic disease. Diabetol Metab Syndr. 2025 Jun 16;17(1):218. doi: 10.1186/s13098-025-01796-4. PMID: 40524210; PMCID: PMC12168269.