El artículo que será comentado hoy en la NOTICIA DEL DÍA apareció originalmente publicado el 10 de agosto de 2021 en MDedge.com, parte de Medscape Professional Network; está firmado por Chris Notte y Neil Skolnik*.
Notte es médico de familia y director médico del Abington Hospital – Jefferson Health. Skolnik es profesor de medicina familiar y comunitaria en Sidney Kimmel Medical College, de Filadelfia, y director asociado del programa de residencia en medicina familiar en el Abington Hospital – Jefferson Health.
Los autores desarrollan una respuesta a la pregunta que formulan: ¿Cuál es el riesgo real de los teléfonos inteligentes en la medicina?
Los autores comienzan comentando que durante los 10 años que llevan escribiendo esta columna, a menudo encontraron inspiración para los temas de sus artículos mientras viajaban, especialmente en sus viajes aéreos.
Señalan que esto no se debe solo al tiempo de inactividad que se pasa en el aire, sino a las muchas formas en que los viajes aéreos y las experiencias de atención médica son similares.
Ambas industrias se centran en gran medida en la seguridad, están estrictamente reguladas y emplean a personas altamente capacitadas.
Los consumidores también pueden reconocer las similitudes: la atención médica y los viajes aéreos son bien conocidos por las largas esperas, la incertidumbre y el riesgo implícito.
Ambos sectores también son impulsores notorios de la innovación, que constantemente aprovechan las nuevas tecnologías en busca de mejores resultados y experiencias.
Sin embargo, ocasionalmente, los avances en la tecnología pueden presentar desafíos imprevistos e incluso comprometer la seguridad, con el potencial de producir consecuencias inesperadas.
El hecho inspirador fue en concreto el recordatorio usual al inicio de todos los vuelos cuando se indica que debían apagarse los dispositivos electrónicos personales o que fueran puestos en «modo avión».
Esta misma advertencia es dada a menudo a pacientes y visitantes en entornos de atención médica, en todas partes, desde salas de espera de clínicas hasta unidades de cuidados intensivos, aunque la razón de esto generalmente se deja vaga.
Los autores se preguntaron ¿cuál era el riesgo real de los teléfonos inteligentes tanto en la medicina o en la aviación? Más importante aún, ¿qué otras tecnologías emergentes tienen el potencial de crear problemas que quizás no se tuvieran presente?
Una vez que aterrizó el vuelo, Notte y Scolnik investigaron un poco para responder la pregunta inicial sobre la tecnología de comunicación personal y su capacidad para interferir con dispositivos electrónicos sensibles.
Específicamente, pretendían saber si la comunicación por radio utilizada por los teléfonos móviles podría afectar el funcionamiento de los equipos médicos, lo que podría tener consecuencias nefastas para los pacientes.
Hay muy poca evidencia de que esto pueda ocurrir. De hecho, un estudio bien documentado realizado por la Clínica Mayo en 2007 encontró interferencia en 0 de las 300 pruebas realizadas. Para citar a los autores, «la incidencia de interferencia clínicamente importante fue del 0%».
No pudieron encontrar otros estudios desde 2007 que contradigan fuertemente los hallazgos de Mayo, a excepción de varios informes anecdóticos y artículos que postulan la posibilidad teórica.
Esto lo confirma la American Heart Association, que mantiene una lista de dispositivos en su sitio web que pueden interferir con los ICD y marcapasos .
Según la AHA, «las transmisiones inalámbricas desde las antenas de los teléfonos disponibles en los Estados Unidos son un riesgo muy pequeño para los ICD y aún menos para los marcapasos». Y la historia también es bastante similar para los aviones.
La última publicación del Sistema de informes de seguridad de la aviación (ASRS) de la NASA documenta los incidentes relacionados con los dispositivos electrónicos personales durante los viajes aéreos.
La mayoría involucran la producción de humo, o incluso pequeños incendios, causados por el mal funcionamiento de las baterías del teléfono durante la carga.
Solo unas pocas entradas hacen referencia a la interferencia inalámbrica, y todos estos fueron eventos menores y no confirmados. Al igual que con los entornos de atención médica, los aviones no parecen enfrentarse a riesgos significativos debido a la interferencia de radio. Pero eso no significa que los dispositivos electrónicos personales sean completamente inofensivos para los pacientes.
El 13 de mayo de 2021, la FDA emitió una advertencia a los pacientes cardíacos sobre sus teléfonos inteligentes y relojes inteligentes.
Muchos dispositivos y accesorios electrónicos personales actuales están equipados con imanes potentes, como los que se encuentran en el conector «MagSafe» del iPhone 12, que pueden desactivar marcapasos y desfibriladores cardíacos implantados.
Estos dispositivos médicos están diseñados para ser manipulados por imanes con fines diagnósticos y terapéuticos, pero los campos magnéticos fuertes pueden inhabilitarlos involuntariamente, dando lugar a resultados catastróficos.
Apple y otros fabricantes han reconocido este riesgo y recomiendan que los teléfonos inteligentes y otros dispositivos se mantengan al menos a 6 pulgadas de los dispositivos cardíacos (poco más de 15 cm).
Los autores concluyen su artículo subrayando que dada la ubicuidad de los productos ofensivos, por ello también es imperativo que los pacientes sean advertidos sobre este riesgo para contribuir a su bienestar físico.
* What Is the Real Risk of Smartphones in Medicine? – Medscape – Aug 10, 2021.