25.04.2020

Cuestiones éticas que deja la pandemia de COVID 19

En el sistema de noticias que diariamente distribuye por mail MDLinx, el 24 de abril, fue entregada una nota que no está firmada que introduce una inquietante cuestión cuál es el de las las preguntas éticas que plantea el Covid-19*.

La NOTICIA DEL DÍA se ocupará de comentarla, integrándola con opiniones personales del Editor.

De inicio señala que la pandemia de coronavirus ha tenido y está teniendo un impacto sin precedentes y ha afectado a todos los aspectos de la vida cotidiana desde su llegada a fines de 2019.

Desde los impactos en el trabajo, la escuela, las reuniones sociales y los viajes, hasta los sacudones más grandes en la economía mundial y los sistemas de atención médica, COVID-19 es una crisis única, sin precedentes en el escenario global.

Y con una crisis tan grande, hay preguntas aún más grandes, muy difíciles de responder. Preguntas que tensionan de los dilemas éticos que la crisis ha puesto en primer plano.

Para los trabajadores de la salud que atienden a pacientes enfermos con coronavirus: ¿Cómo deben asignarse los escasos recursos?

Para los líderes de los gobiernos que lidian para que se obtenga una vacuna: ¿quién recibirá la primera cuando haya una disponible?

Para las empresas que se enfrentan a la caída de los ingresos: ¿seguirán siendo los accionistas y las ganacias su principal objetivo después de COVID-19?

Estos son solo algunos de los muchos desafíos éticos con los que el mundo necesita luchar ahora y en el futuro cercano, según el profesor  Wonyong Oh , Profesor de Estrategia en la Escuela de Negocios Lee de UNLV (Lee Business School es la escuela de negocios de posgrado en la Universidad de Nevada, Las Vegas).

El Profesor Oh, deja en la nota de MDLinx algunas opiniones que tirenden a responder aquéllos interrogantes planteados

Así, el sistema hospitalario en Italia se vio abrumado por los casos de coronavirus. ¿cuáles son algunas lecciones que aprender de Italia sobre cómo manejar las cuestiones de ética médica?

En países como Italia, China, el Reino Unido y España, el personal médico de primera línea se ha enfrentado a un dilema durante la crisis de COVID-19:  ¿qué pacientes deben ser tratados primero cuando los recursos se agotan al límite?  ¿Se debería intentar salvar a tantos pacientes como sea posible o sólo salvar a aquéllos con necesidades más urgentes?

Desde un punto de vista ético, ante recursos limitados, si se parte de la ética de los resultados (utilitarismo), o si tiene como objetivo salvar la mayor cantidad de vidas, debe centrarse en los pacientes que tienen mayores posibilidades de éxito terapéutico, como los más jóvenes. Por el contrario, si cree en la ética de la moralidad (deontología), se deben tratar a los pacientes que están en riesgo, como los pacientes de edad avanzada que se encuentran en condiciones graves.

Es probable que nadie pueda responder esta pregunta. La lección importante es que no se debiera dejar esta decisión a los trabajadores de salud de primera línea. Debieran proporcionarse pautas para aliviar su carga moral, de modo que puedan centrarse mejor en el tratamiento. Por ejemplo, tanto  Italia  como el  Reino Unido  las ofrecieron para sus profesionales de la salud.

Científicos de todo el mundo están trabajando rápidamente para desarrollar vacunas para COVID-19. Cuando tengan éxito y haya una vacuna disponible, ¿quién debe recibir la primera inyección?

Esta pregunta plantea un dilema ético similar a las preguntas sobre quién será tratado primero. ¿La vacuna irá primero a personas más vulnerables o personas con alta utilidad social (por ejemplo, profesionales médicos) o las clases más pudientes? El desarrollo de vacunas es importante, pero, una vez que las vacunas están disponibles, su distribución también es una cuestión ética importante.

¿Cómo se distribuyen las máscaras, barbijos, guantes y kits de diagnóstico en estos días? Simplemente, la distribución está determinada por quién paga la cantidad más alta. Esto muestra que la curva de oferta y demanda no puede resolver el problema de distribución. Si las vacunas también se distribuyen de manera similar, los países más pobres lamentablemente recibirán las vacunas al final.

Es probable que algunos países más ricos se adelanten y acumulen vacunas para proteger a sus propios ciudadanos. Pueden hacerlo porque no existe una fuerza reguladora que obligue a los países que desarrollan vacunas a compartirlas con otros países. Es por eso que Bill Gates abogó recientemente por un enfoque mundial para combatir la enfermedad, y que la vacuna debería ser un «bien público global».

¿Cuáles son algunas preguntas éticas con las que las empresas están luchando a la luz de COVID-19?

Un ejemplo controvertido: la información de ubicación personal en tiempo real para rastrear y gestionar la ruta de infección se ha probado en todo el mundo, especialmente activamente en países asiáticos como China, Corea y Hong Kong. Las compañías de pueden rastrear la información de ubicación utilizando teléfonos inteligentes para evitar la propagación de virus. Esto plantea problemas éticos y legales relacionados con el acceso a la información personal.

Si sigue la ética utilitaria, se puede permitir el seguimiento de este tipo de información personal con el principio de «máximos beneficios para el mayor número». Es para mantener a la sociedad a salvo de la infección sacrificando la privacidad personal.

Parece que, recientemente, las opiniones sobre el seguimiento de la información personal en los EE. UU. y Europa comenzaron a cambiar. En algunos países europeos, las compañías de telecomunicaciones comenzaron a utilizar datos de teléfonos móviles para combatir COVID-19. En los Estados Unidos, Apple y Google están trabajando juntos para rastrear COVID-19 con Bluetooth . Las empresas pueden ayudar a los gobiernos a reducir la propagación del virus con sus tecnologías. Al mismo tiempo, esas empresas necesitan equilibrar eso con la protección de la privacidad individual, lo cual es un nuevo desafío.

Sin embargo, todo lo relacionado con la pandemia de coronavirus no tiene precedentes. La realidad es que el virus amenaza incluso las libertades ordinarias, como la libertad de movimiento, con órdenes de quedarse en casa.

¿La pandemia hará que algunas empresas reconsideren el aspecto fundamental de la corporación? ¿Es eso posible en el mundo capitalista?

Otro concepto que amerita una reflexión ética es el de la eficiencia. Durante décadas, las corporaciones estadounidenses y las escuelas de negocios han enfatizado la importancia de la eficiencia. Véase en ese sentiso el caso de Alemania. COVID-19 ha golpeado fuertemente al país, pero la tasa de mortalidad es notablemente baja, alrededor del 1.6%. En comparación, esa tasa es del 12% en Italia y alrededor del 10% en España, Francia y el Reino Unido.

Una de las razones es que Alemania tiene más médicos hospitalarios, camas y unidades de cuidados intensivos que otros países europeos comparables. Por ejemplo, Alemania tiene 34 camas de cuidados intensivos, equipadas con ventiladores, por cada 100,000 personas, mientras que solo son 12 en Italia. Basado en el paradigma comercial tradicional antes de esta pandemia, eso era un signo de ineficiencia o de no hacer el mejor uso de los recursos. Pero ahora, nadie argumentará que Italia tiene mejor ‘eficiencia en la atención médica’ que Alemania.

Después de esta pandemia, ¿cómo cambiarán los roles de las corporaciones y los gobierno? ¿Habrá más responsabilidad social corporativa? 

Las escuelas de negocios de EE. UU. han enseñado el modelo de primacía de los accionistas, que enfatiza la maximización del valor para los accionistas. ¿Cambiará este paradigma? ¿O  ello se da de bruces con sus preceptos fundantes?

¿Podrá confiarse por completo en unos pocos buenos ciudadanos corporativos? En las últimas décadas, el desarrollo de vacunas por parte de compañías farmacéuticas ha disminuido dramáticamente. Las compañías farmacéuticas también han reducido su inversión en hacer nuevas. Esto se debe en parte a que la investigación, el desarrollo y las pruebas son costosos e implican un alto riesgo de falla. Además, el mercado de vacunas es más pequeño en comparación con otros medicamentos, y no hay mercado una vez que la pandemia haya terminado. En pocas palabras, no es un esfuerzo rentable para las compañías farmacéuticas y, por lo tanto, no tienen ningún incentivo financiero para desarrollar vacunas. ¿Cómo se podrá lidiar con este problema? Como el capitalismo de mercado no puede resolverlo, los gobiernos deberían intervenir. ¿Podrán? ¿Querrán hacerlo?

Preguntas éticas que deja el COVID 19.

* Top News in Cardiology. Covid-19 and the ethical questions it poses Newswise | April 23, 2020 https://www.mdlinx.com/cardiology/top-medical-news/article/2020/04/23/7665756/?utm_source=alert&utm_medium=email&utm_campaign=ajm_49804&uic=ZZB480F29C461D4942BEF27447D2CDCD5F

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