La NOTICIA DEL DÍA de hoy será un comentario sobre un interesante artículo de revisión histórica publicado en el International Journal of Cardiology de octubre de 2017 que versa sobre el descubrimiento y estudio de archivos médicos originales (1909-1915) referentes a casos clínicos de formas cardíacas de la enfermedad de Chagas.
Los autores inician su revisión recordando que en 1909, Carlos Chagas (1879-1934) identificó en Lassance (Minas Gerais, Brasil) un novedoso tripanosoma humano en la sangre de una niña enferma llamada Berenice.
Lo llamó Trypanosoma cruzi; demostró que se transmite a través de insectos Reduviridae y asoció la infección por T. cruzi a una nueva enfermedad parasitaria humana, la tripanosomiasis americana, más tarde conocida como enfermedad de Chagas.
Chagas distinguió rápidamente dos formas principales de la enfermedad: casos agudos observados en niños y en los que el parásito se podía observar en el torrente sanguíneo, y formas cardiacas observadas en juveniles y adultos, en los que el parásito no podía ser detectado.
Con respecto a las formas cardíacas, se hizo hincapié desde el principio en los signos de insuficiencia cardíaca, bloqueo AV completo y muerte súbita en una fracción significativa de casos.
Chagas propuso que las formas cardíacas se desarrollaban gradualmente a partir de una infección anterior, y por lo tanto eran formas crónicas de la infección por T. cruzi. Él atribuyó la enfermedad cardíaca a los nidos de parásitos en el miocardio de los pacientes.
A pesar del inmediato reconocimiento mundial de que la tripanosomiasis americana fue un descubrimiento importante, se desarrolló una acalorada controversia en Argentina primero en 1915, luego en Brasil desde 1919, hasta el punto de negar la existencia de una enfermedad particular.
Aunque la controversia terminó alrededor de 1925, dejó consecuencias a largo plazo: la infección humana por T. cruzi se consideró una especie de curiosidad médica y el alcance de la enfermedad no fue plenamente reconocido en Brasil antes de principios de la década de 1950 con la evaluación de la alta frecuencia de enfermedades del corazón debido a T. cruzi en la población brasileña.
¿Cuál fue la razón de tal retraso, en otras palabras, qué observó Chagas en 1909-1910 en una población conocida por su mala salud, que los médicos no habían visto anteriormente, y no lo vieron durante 25 años más?
La forma directa de responder esa pregunta es examinar lo que los médicos realmente habían registrado en los archivos médicos alrededor de 1910, cuando diagnosticaron a un paciente como Doença de Chagas o Moléstia de Chagas.
Hasta el momento, los autores han descubierto archivos médicos ignorados de 80 personas diagnosticadas con la enfermedad de Chagas entre 1909 y 1915.
Todos los pacientes eran de localidades situadas a lo largo del ferrocarril Belo Horizonte-Lassance-Pirapora en Minas Gerais, donde se describieron los primeros casos de la enfermedad de Chagas.
Varios médicos han examinado a estos pacientes y el propio Chagas puede haber participado en algunos de los exámenes clínicos informados en los archivos. Estas historias clinicas originales, por lo tanto, nos permiten abordar el «paisaje» de los signos clínicos observados por los médicos en el inicio de la historia de la enfermedad de Chagas y en los que se basó la nosografía original.
Sesenta de estos casos fueron diagnosticados como formas cardíacas de la enfermedad. La descripción clínica detallada de estos 60 archivos está en excelente acuerdo con la nosografía de la enfermedad cardíaca progresiva dada por Chagas en su artículo original.
Los informes a los que se tuvo acceso acceso caracterizan una nueva forma de enfermedad cardíaca, dominada por un bloqueo AV progresivo, agrandamiento y desplazamiento del corazón y muerte súbita, en adultos relativamente jóvenes, incluidos casos juveniles.
En contraste con esa notable descripción clínica, la afirmación hecha por Chagas de que este conjunto de signos clínicos fue la consecuencia de una infección anterior por Trypanosoma cruzi se basa en evidencia débil, debido a la dificultad para identificar el parásito en la mayoría de los pacientes.
Además, la asociación de la disfunción tiroidea con la enfermedad cardíaca enfatizada por Chagas no puede deducirse de los archivos que fueron examinados.
Finalmente, la razón principal por la cual la enfermedad no ha sido reconocida por mucho tiempo como una entidad clínica definida, es probable haya sido debido a la ausencia de signos clínicos marcadamente distintivos en comparación con la mayoría de las otras enfermedades parasitarias, condiciones sanitarias deficientes y la probable falta de habilidades clínicas de los raros médicos trabajando en el área donde se describió la enfermedad.
En síntesis, una imperdible revisión a ser leída por los amantes de la Historia y testimonio histórico de la evolución de conceptos que hoy nos son familiares.
* Gachelin G, Bestetti RB. Early clinics of the cardiac forms of Chagas’ disease: Discovery and study of original medical files (1909-1915). Int J Cardiol. 2017 Oct 1;244:206-212. doi: 10.1016/j.ijcard.2017.06.102. Epub 2017 Jun 30.