09.08.2019

Dieta atlántica y factores de riesgo

Investigadores españoles publicaron en la revista Nutriens de marzo los resultados de una investigación que estudió la relación del seguimiento de la dieta atlántica por parte de una cohorte de pacientes, con los factores de riesgo cardiovascular y los marcadores de rigidez arterial en adultos sin enfermedad cardiovascular manifiesta*.

Manifiestan que en las últimas décadas, el estudio de los efectos de la nutrición en la salud ha sufrido un cambio de enfoque, pasando de la consideración de nutrientes aislados a patrones dietéticos. 

Este cambio se debe en parte a la dificultad de estudiar los efectos de los nutrientes individuales, ya que estos se consumen como parte de un patrón dietético junto con otros nutrientes, entre los cuales se producen interacciones complejas. 

El análisis de un solo nutriente en este contexto puede verse afectado por un fenómeno de confusión y generar asociaciones erróneas. 

Algunos estudios complementan el análisis del efecto de estos patrones dietéticos en la salud mediante el análisis del componente principal y / o el uso de un análisis de conglomerados. Estos análisis han podido determinar, por ejemplo, que dentro del concepto de un patrón de alimentación saludable, el consumo de una dieta rica en cereales, pescado, frutas y verduras está asociado con un perfil metabólico más saludable. 

También han permitido determinar que saltarse el desayuno o la merienda son factores de riesgo para una mala salud cardiovascular.

Entre los patrones dietéticos, el más estudiado ha sido la dieta mediterránea y los enfoques dietéticos para detener la hipertensión (DASH por sus siglas en inglés). La dieta mediterránea ha mostrado una reducción tanto en la incidencia como en la prevalencia de enfermedades crónicas como enfermedades cardiovasculares, cáncer, síndrome metabólico, diabetes, enfermedades neurodegenerativas, así como una reducción en la mortalidad general. 

Esta dieta se considera uno de los mejores patrones dietéticos en el marco de un estilo de vida saludable, probablemente debido a la combinación de muchos elementos con propiedades antioxidantes y antiinflamatorias, lo que constituye una herramienta útil para la prevención de enfermedades cardiovasculares y lo convierte en uno de los mejores analizados en relación con el riesgo cardiovascular y otros resultados de salud. 

El patrón dietético DASH se desarrolló originalmente para tratar la hipertensión sin medicación y se asoció con un riesgo sustancialmente menor de enfermedad coronaria y mortalidad por accidente cerebrovascular y otras ventajas cardiometabólicas.

Sin embargo, más recientemente, un patrón conocido como la dieta atlántica (AD por sus siglas en inglés), representativo de la dieta tradicional de Portugal y Galicia (noroeste de España) ha centrado la atención. Aunque tiene muchos elementos en común con la dieta mediterránea (consumo de frutas y verduras, nueces y aceite de oliva) y con el patrón dietético DASH (frutas, verduras, nueces, legumbres o consumo moderado de lácteos bajos en grasa), el AD tiene algunas diferencias características como el aumento de la ingesta de pescado y mariscos, papas, caldos con carne y repollo, y el consumo moderado de carnes magras.

Hasta la fecha, aunque la evidencia disponible con respecto a este patrón dietético no es particularmente extensa, los estudios científicos publicados han demostrado que puede proporcionar importantes beneficios para la salud. 

En un estudio de casos y controles realizado en 2010 en Oporto por Oliveira et al., se informó una asociación inversa entre la adherencia a la EA y una menor probabilidad de infarto de miocardio no mortal. 

Guallar-Castillon y col., examinó la asociación entre la EA del sur de Europa (SEAD por sus siglas en inglés) y varios biomarcadores de riesgo coronario, presión arterial y antropometría. La mayor adherencia a la SEAD se asoció con niveles más bajos de proteína C reactiva en plasma, triglicéridos plasmáticos, índice de resistencia a la insulina, albúmina en orina, proporción de albúmina-creatinina en orina y presión arterial sistólica.

Estudiar la adherencia de la población a este patrón dietético y su relación con la enfermedad cardiovascular, así como las posibles comparaciones con otros patrones dietéticos, podrían simplificarse mediante un índice dietético fácil y rápido de aplicar. 

El objetivo de este estudio fue desarrollar un índice dietético, basado en un cuestionario de frecuencia de alimentos, que permita una evaluación rápida y fácil del cumplimiento de las recomendaciones sobre la dieta atlántica y la actividad física y un análisis de su asociación con la puntuación de riesgo de enfermedad cardiovascular como resultado primario y factores de riesgo cardiovascular, índices de obesidad y marcadores de rigidez arterial como resultados secundarios.

Se incluyeron 791 individuos del estudio EVIDENT (estilos de vida y envejecimiento arterial), (52.3 ± 12 años, 61.7% mujeres) sin enfermedad cardiovascular. 

El cumplimiento de las recomendaciones sobre AD se recopiló a través de las respuestas a un cuestionario de frecuencia de alimentos, mientras que la actividad física se midió por acelerómetro. 

El número de recomendaciones que se cumplieron se estimó utilizando una escala global entre 0 y 14 puntos (una puntuación más alta que representa una mayor adherencia). Se midieron la presión arterial, los valores plasmáticos de lípidos y glucosa y las tasas de obesidad. El riesgo cardiovascular se estimó con la ecuación de Framingham.

En la muestra general, 184 individuos (23.3%) obtuvieron puntajes entre 0⁻3 en el índice de 14 puntos que fue creado, 308 (38.9%) entre 4 y 5 puntos, y 299 (37.8%) 6 o más puntos. 

Los resultados del análisis multivariado producen una tendencia común en la que el grupo con un puntaje de adherencia de al menos 6 puntos muestra cifras más bajas de colesterol total (p = 0,007) y triglicéridos (p = 0,002). 

De manera similar, el riesgo cardiovascular general en este grupo es el más bajo (p <0.001), al igual que la velocidad de la onda del pulso (p = 0.050) y los valores medios de los índices de obesidad estudiados (p <0.05 en todos los casos).

Como conclusión los autores manifiestan que una tasa de cumplimiento con la dieta atlántica y la actividad física muestra que una mayor adherencia a estas recomendaciones está relacionada con un menor riesgo cardiovascular, menores niveles de colesterol total y triglicéridos, menores tasas de obesidad y menores valores de velocidad de la onda del pulso.

* Rodríguez-Martín C, Garcia-Ortiz L, Rodriguez-Sanchez E, Maderuelo-Fernandez C, Lugones-Sanchez A, Martin-Cantera MS, Soriano-Cano JF, Arietaleanizbeaskoa M, Magdalena-Belio JA, Menendez-Suarez C, Gómez-Marcos MA, Recio-Rodriguez J, Evident Investigators Group OBOTEI. The Relationship of the Atlantic Diet with Cardiovascular Risk Factors and Markers of Arterial Stiffness in Adults without Cardiovascular Disease. Nutrients. 2019 Mar 29;11(4). pii: E742. doi: 10.3390/nu11040742

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