Investigadores de la R. P. China realizaron una revisión sistemática y metaanálisis de la bibliografía disponible que publicaron en la edición del 2 de septiembre de 2025 del European Journal of Medical Research, tendiente a analizar el rol de la semaglutida (Ozempic en Argentina) sobre la incidencia de arritmias, eventos cardiovasculares mayores y/o renales en pacientes obesos*.
Tal será el tema que tratará hoy la NOTICIA DEL DÍA.
Para introducir el tema los autores destacaron que la obesidad y el sobrepeso son desafíos de salud global asociados con mayores riesgos de enfermedades cardiovasculares (CV), arritmias y complicaciones renales.
Estas condiciones contribuyen significativamente a la morbilidad y mortalidad en todo el mundo; la obesidad no solo es un factor de riesgo para la enfermedad coronaria, la insuficiencia cardíaca congestiva y el accidente cerebrovascular, sino que también influye en las alteraciones del ritmo cardíaco.
Esto subraya la necesidad urgente de intervenciones terapéuticas efectivas que puedan abordar tanto el control del peso como los resultados CV asociados.
La semaglutida, un agonista del receptor del péptido similar al glucagón-1 (GLP-1), se ha convertido en un tratamiento prometedor para el control del peso y el metabolismo.
Los agonistas del receptor GLP-1 mejoran el metabolismo de la glucosa, aumentan la secreción de insulina y promueven la saciedad, lo cual contribuye a la pérdida de peso.
Además, estos agentes ejercen beneficios cardiovasculares al mejorar la función endotelial, reducir la inflamación y disminuir la presión arterial, mecanismos particularmente relevantes en el contexto de la enfermedad cardiovascular relacionada con la obesidad.
Dados estos múltiples beneficios, la semaglutida se presenta como un candidato convincente para abordar las complejas necesidades de salud de los pacientes con obesidad o sobrepeso.
Recientes ensayos controlados aleatorizados (ECA) han demostrado que la semaglutida no solo promueve la pérdida de peso, sino que también reduce el riesgo de resultados CV adversos importantes en pacientes con diabetes tipo 2.
Estos hallazgos han despertado interés en sus posibles aplicaciones para pacientes con obesidad o sobrepeso, particularmente aquellos con alto riesgo de complicaciones CV y renales.
Sin embargo, la evidencia con respecto a sus efectos en resultados específicos, como la fibrilación auricular (FA), el infarto agudo de miocardio y la enfermedad renal crónica, aún es limitada e inconsistente.
Dada la creciente prevalencia de la obesidad y sus comorbilidades asociadas, una evaluación integral del impacto de la semaglutida en estos resultados es crucial para guiar la práctica clínica.
En este contexto, este metaanálisis chino buscó sintetizar la evidencia disponible de ECA para evaluar los efectos de la semaglutida subcutánea sobre la arritmia, eventos cardiovasculares mayores y complicaciones renales en pacientes con sobrepeso u obesidad.
Los autores decidieron centrarse en la semaglutida entre los agonistas del receptor de GLP-1 debido a su robusta eficacia y al favorable perfil de seguridad observado en ensayos clínicos, lo que la posiciona como una opción líder tanto para el control de peso como para la reducción del riesgo cardiovascular.
Al centrarse en esta población, se buscó aclarar si la semaglutida ofrece beneficios protectores más allá de la reducción de peso, en particular en la reducción del riesgo de arritmias, eventos cardiovasculares y complicaciones renales.
Además, exploraron las posibles diferencias entre subgrupos en función de la edad, la duración del tratamiento y el nivel de obesidad para identificar las poblaciones que podrían obtener el mayor beneficio de la terapia con semaglutida.
Los hallazgos de este estudio tienen implicancias importantes para el manejo de la obesidad y sus complicaciones asociadas.
Al proporcionar una evaluación integral de los efectos de la semaglutida en diversos resultados clínicos, este metaanálisis buscó informar a los profesionales de la salud y a los responsables de la formulación de políticas sobre el posible papel de esta droga en la mejora de la salud de los pacientes con sobrepeso u obesidad.
Además, destacó las áreas donde se necesita más investigación para optimizar su uso en esta población.
Sintetizando, la semaglutida ha demostrado potencial para controlar la hiperglucemia y reducir el riesgo cardiovascular (CV).
Sin embargo, su impacto en los resultados arrítmicos, cardiovasculares mayores y renales no está bien definido.
Esta revisión sistemática y metaanálisis tuvo como objetivo evaluar estos efectos en pacientes con sobrepeso u obesidad.
A tales efectos, se realizaron búsquedas en las bases de datos PubMed, Embase y Cochrane de ensayos controlados aleatorizados (ECA) elegibles, publicados hasta enero de 2025.
Se calcularon los riesgos relativos (RR) generales con sus intervalos de confianza (IC) del 95 % para estos resultados.
Además, se realizaron análisis de subgrupos según la edad, la duración del tratamiento y el nivel de obesidad.
Se incluyeron diez RCTs con 22,937 pacientes.
En comparación con el grupo control, semaglutida redujo significativamente el riesgo de fibrilación auricular (FA) (RR 0,79; IC del 95 %: 0,63-0,99), disfunción del nódulo sinusal (RR 0,43; IC del 95 %: 0,19-1,00), infarto agudo de miocardio (RR 0,72; IC del 95 %: 0,60-0,85) y angina de pecho (RR 0,77; IC del 95 %: 0,61-0,98).
Los análisis de subgrupos revelaron una mayor eficacia en pacientes mayores de 60 años y en aquellos tratados durante más de 52 semanas, especialmente para infarto agudo de miocardio, angina de pecho y lesión renal aguda.
Al someter a controversia los resultados observados, los autores destacaron que este metaanálisis evaluó los efectos de la semaglutida subcutánea sobre las complicaciones arrítmicas, MACE (por sus siglas en inglés de major adverse cardiovascular event, -eventos cardiovasculares mayores-) y renales en pacientes con sobrepeso u obesidad.
Estos hallazgos demostraron que la semaglutida redujo significativamente el riesgo de FA, disfunción del nódulo sinusal, infarto agudo de miocardio y angina de pecho.
Sin embargo, sus efectos sobre otras complicaciones arrítmicas, cardiovasculares y renales no fueron estadísticamente significativos.
En primer lugar, estos hallazgos sugirieron que la semaglutida podría tener un efecto protector selectivo sobre complicaciones arrítmicas específicas, en particular la FA y la disfunción del nódulo sinusal, mientras que su impacto sobre otras arritmias no fue concluyente.
Se necesita más investigación para aclarar los mecanismos subyacentes a estos efectos diferenciales y explorar los posibles beneficios a largo plazo.
En segundo lugar, estos resultados destacaron los posibles beneficios de la semaglutida en la reducción del infarto agudo de miocardio y la angina de pecho, mientras que sus efectos sobre otras complicaciones cardiovasculares siguen siendo inciertos.
Estos hallazgos sugirieron además que la semaglutida podría tener un efecto específico sobre complicaciones cardiovasculares específicas, lo que justifica una mayor investigación sobre sus mecanismos de protección cardiovascular más amplios.
En tercer lugar, estos hallazgos evocaron que la semaglutida no influyó significativamente en los resultados renales en pacientes con sobrepeso u obesidad.
Si bien los resultados prometedores en el manejo cardiovascular y glucémico, su papel en la protección renal aún no está claro, lo que resaltó la necesidad de más investigación para explorar sus posibles efectos en las afecciones renales.
Estos resultados en su conjunto, resaltaron el potencial de la semaglutida como opción terapéutica para el manejo del riesgo cardiovascular en pacientes con sobrepeso u obesidad, a la vez que subrayaron la necesidad de más investigación para esclarecer su impacto más amplio.
La reducción significativa en el riesgo de FA fue uno de los hallazgos más notables de este estudio.
Indicaron que la FA es una arritmia común asociada con la obesidad.
Los mecanismos por los cuales la semaglutida reduce el riesgo de FA pueden ser multifactoriales.
Se ha demostrado que la activación del receptor GLP-1 ejerce una acción antiinflamatoria, que puede reducir la inflamación auricular, un contribuyente clave para el desarrollo de FA.
Además, la semaglutida puede mejorar la función endotelial y el flujo sanguíneo, que son cruciales para mantener la actividad eléctrica normal en el corazón.
El efecto antiobesidad de la droga reduce la masa grasa sistémica y la liberación de adipocinas, lo que potencialmente reduce un importante impulsor de la remodelación auricular.
Se sabe que la obesidad induce inflamación sistémica y remodelación auricular, que son impulsores clave de la FA.
El papel de la semaglutida en la moderación de la inflamación causada por el exceso de tejido adiposo puede inhibir la activación de vías, como el inflamasoma NLRP3, que contribuye a la fibrosis auricular y las alteraciones eléctricas.
Además, la semaglutida puede mejorar la utilización de la glucosa y los parámetros metabólicos, lo que lleva a una reducción del estrés oxidativo, otro factor que influye en la remodelación estructural auricular y la arritmogénesis.
Se ha demostrado que la semaglutida, un agonista del receptor GLP-1, reduce la expresión de marcadores inflamatorios como la proteína C reactiva (PCR) y la interleucina-6 (IL-6), mitigando potencialmente la remodelación auricular y la fibrosis.
Además, la capacidad de la semaglutida para mejorar los parámetros metabólicos, como la sensibilidad a la insulina y los perfiles lipídicos, puede reducir aún más el riesgo de FA.
Estos mecanismos están respaldados por estudios preclínicos que mostraron que los agonistas del receptor GLP-1 reducen la fibrosis auricular y el estrés oxidativo en modelos animales de obesidad.
Sin embargo, la ausencia de efectos significativos sobre otras arritmias, como la arritmia auricular aguda (AFL), la taquicardia ventricular y la bradicardia sinusal, sugiere que los beneficios de la semaglutida podrían ser específicos de la FA, en lugar de un efecto antiarrítmico general.
Esta especificidad podría deberse al impacto diferencial de la semaglutida sobre el tejido adiposo y los procesos inflamatorios asociados, que interactúan de forma importante en la fisiopatología de la FA.
Comprender estas distinciones es fundamental para adaptar las intervenciones dirigidas a otras arritmias.
Este hallazgo concuerda con estudios previos, como el ensayo SUSTAIN-6, que mostró un efecto neutro de la semaglutida sobre el riesgo general de arritmia, pero sugirió una tendencia hacia una menor incidencia de FA.
Por otra parte la semaglutida demostró beneficios significativos en la reducción del riesgo de infarto agudo de miocardio y angina de pecho.
Esto se puede atribuir en parte a su capacidad para mejorar la función endotelial mediante la liberación de óxido nítrico (NO), mejorar los perfiles lipídicos y reducir la presión arterial.
La consiguiente disminución de la demanda de oxígeno miocárdico y la isquemia puede reducir sustancialmente el riesgo de eventos cardiovasculares agudos.
Esto subraya la importancia de seguir investigando los cambios metabólicos y hemodinámicos integrales facilitados por los agonistas del receptor de GLP-1.
Estos hallazgos fueron consistentes con los conocidos efectos protectores cardiovasculares de los agonistas del receptor de GLP-1, que han demostrado mejorar la función endotelial, reducir la formación de placa aterosclerótica y disminuir la presión arterial.
La pérdida de peso y las mejoras metabólicas asociadas con la semaglutida probablemente contribuyan a estos beneficios, ya que la obesidad es un factor de riesgo importante para la enfermedad coronaria y el síndrome coronario agudo.
Específicamente, se ha demostrado que la semaglutida reduce el colesterol LDL y los triglicéridos mientras aumenta el colesterol HDL, todos los cuales son factores importantes en la reducción del riesgo CV.
Sin embargo, la falta de efectos significativos en otros resultados CV, como angina inestable, enfermedad coronaria e insuficiencia cardíaca, sugiere que los beneficios CV de la semaglutida pueden ser más pronunciados en condiciones específicas en lugar de en todo el espectro de enfermedades CV.
Este hallazgo fue consistente con los del ensayo PIONEER-6, que mostró una reducción en la muerte CV y el infarto de miocardio no fatal, pero ningún efecto significativo en la hospitalización por insuficiencia cardíaca.
De manera similar, el ensayo STEP-HFpEF demostró que la semaglutida mejoró los síntomas y las limitaciones físicas en pacientes con insuficiencia cardíaca con fracción de eyección preservada (HFpEF), pero no redujo significativamente la mortalidad CV.
Estos hallazgos sugirieron que los beneficios CV de la semaglutida pueden ser dependientes del contexto, con mayor eficacia en ciertas poblaciones de pacientes o condiciones CV.
Los efectos diferenciales de la semaglutida en diversos resultados cardiovasculares sugieren su particular beneficio en el manejo de las comorbilidades relacionadas con la obesidad, como el infarto agudo de miocardio y la fibrilación auricular (FA).
La semaglutida puede actuar eficazmente sobre los mecanismos fisiopatológicos asociados con la obesidad, como la inflamación sistémica y la desregulación metabólica, que impulsan afecciones como la fibrilación auricular (FA) y la isquemia miocárdica.
La ausencia de efectos significativos en otros resultados cardiovasculares, como la insuficiencia cardíaca o la angina estable, indica que sus beneficios podrían ser específicos del contexto y concentrarse en escenarios donde convergen la obesidad y la patología cardiovascular.
Esto resalta la necesidad de estrategias de tratamiento personalizadas que consideren el perfil de riesgo cardiovascular y las afecciones prevalentes de cada paciente.
Además, si bien este metaanálisis se centró principalmente en los eventos arrítmicos y cardiovasculares mayores, es importante considerar cómo estas reducciones pueden traducirse en mejores resultados centrados en el paciente.
Estudios han demostrado que la reducción de eventos arrítmicos e incidentes cardiovasculares mayores a menudo se correlaciona con una mejor calidad de vida y una reducción de las hospitalizaciones.
En el caso de los pacientes con obesidad, el manejo de estos riesgos cardiovasculares no solo mejora su salud física, sino que también podría mejorar su bienestar emocional y las tasas de mortalidad general.
Por lo tanto, las investigaciones futuras deberían evaluar los impactos más amplios del tratamiento con semaglutida en estos aspectos cruciales de la atención al paciente.
A diferencia de sus beneficios cardiovasculares, la semaglutida no afectó significativamente los resultados renales, incluyendo nefrolitiasis, lesión renal aguda o enfermedad renal crónica.
Esto fue algo sorprendente, dada la asociación conocida entre la obesidad y las complicaciones renales, así como los posibles efectos renoprotectores de los agonistas del receptor GLP-1.
Sin embargo, los hallazgos indicaron que los beneficios renoprotectores podrían no extenderse a los pacientes no diabéticos con obesidad o sobrepeso.
La falta de efectos significativos en los resultados renales en esta población puede deberse a la duración relativamente corta del seguimiento en algunos estudios o a la inclusión de pacientes con insuficiencia renal menos grave.
Se necesita más investigación para explorar si la semaglutida tiene efectos renoprotectores en subgrupos específicos, como aquellos con enfermedad renal preexistente u obesidad más grave.
Semaglutida ha mostrado efectos prometedores en el manejo de los resultados CV en comparación con otros agonistas del receptor GLP-1, como liraglutida y dulaglutida.
Si bien liraglutida ha demostrado beneficios CV en pacientes de alto riesgo a través de ensayos como LEADER, sus tamaños de efecto a menudo parecen menos pronunciados que los informados para semaglutida.
Por ejemplo, el ensayo SUSTAIN-6 indicó que semaglutida redujo el riesgo de eventos CV adversos mayores significativamente más que liraglutida.
Además, la potencia mejorada y la selectividad del receptor de semaglutida, que permite una dosificación de una vez por semana, contribuyen a una mejor adherencia y resultados de pérdida de peso, ofreciendo potencialmente beneficios generales superiores.
Sin embargo, se necesitan más estudios cara a cara para establecer la efectividad comparativa y los perfiles de seguridad de cada agente, particularmente con respecto a varias afecciones CV y poblaciones de pacientes.
Los análisis de subgrupos revelaron que los beneficios de la semaglutida fueron más pronunciados en pacientes mayores de 60 años y en aquellos con duraciones de tratamiento superiores a 52 semanas.
Por ejemplo, el riesgo de infarto agudo de miocardio fue significativamente menor en pacientes mayores y en aquellos con duraciones de tratamiento más prolongadas.
De igual manera, el riesgo de angina de pecho fue significativamente menor en pacientes mayores y en aquellos con duraciones de tratamiento más largas.
Estos hallazgos sugirieron que la semaglutida puede ser particularmente beneficiosa para los pacientes mayores, quienes tienen un mayor riesgo de eventos CV, y que pueden ser necesarias duraciones de tratamiento más prolongadas para lograr beneficios significativos.
Este hallazgo tiene implicancias importantes para la práctica clínica, ya que resalta la importancia de considerar la edad del paciente y la duración del tratamiento al prescribir semaglutida.
Sin embargo, es importante reconocer posibles factores de confusión, como la presencia de comorbilidades que pueden diferir significativamente entre grupos de edad.
Además, aunque estos resultados de subgrupos fueron prometedores, se debe tener cautela al generalizar estos hallazgos a poblaciones más amplias.
Las características específicas de los participantes del estudio, como el nivel socioeconómico, la medicación concomitante y el estado general de salud de los pacientes con obesidad, podrían no representar plenamente la diversidad demográfica observada en la práctica clínica.
La edad desempeña un papel fundamental en la toma de decisiones clínicas para la prescripción de semaglutida, especialmente dada la creciente prevalencia de obesidad y enfermedades cardiovasculares en las poblaciones de mayor edad.
El análisis de subgrupos aquí realizado, indicó que los pacientes de edad avanzada mostraron beneficios notables del tratamiento en la reducción del riesgo de infarto agudo de miocardio y angina de pecho.
Esto puso de relieve una consideración fundamental en las estrategias de tratamiento: dado que los adultos mayores presentan un mayor riesgo de eventos cardiovasculares debido a los cambios fisiológicos y las comorbilidades relacionados con la edad, la adaptación de los planes de tratamiento que prioricen los beneficios específicos de la semaglutida en este grupo demográfico pudo mejorar los resultados.
Por lo tanto, los profesionales sanitarios deben tener en cuenta la edad junto con la clasificación de la obesidad al evaluar las posibles vías de tratamiento, garantizando que el enfoque terapéutico se ajuste al perfil de riesgo y al estado de salud del paciente.
Además, los análisis de subgrupos basados en los niveles de obesidad indicaron que la semaglutida fue particularmente eficaz entre los pacientes clasificados con obesidad de clase I (IMC 30-34,9 kg/m2 ) , donde se observó una reducción significativa del riesgo de infarto agudo de miocardio.
Sin embargo, la eficacia pareció disminuir en pacientes con obesidad de clase II y clase III, lo que sugirió que la respuesta terapéutica a la semaglutida puede variar según los diferentes niveles de obesidad.
Esto subraya la necesidad de un enfoque personalizado del tratamiento, que tenga en cuenta tanto la edad como el IMC al determinar los posibles beneficios para los pacientes.
La baja heterogeneidad ( I2 = 0) observada en la mayoría de los análisis indica un alto grado de consistencia entre los estudios, lo que refuerza la fiabilidad de los hallazgos.
Sin embargo, algunos resultados, como la lesión renal aguda y la insuficiencia renal, mostraron una heterogeneidad de moderada a alta, que pudo deberse a diferencias en las poblaciones de estudio, las definiciones de los resultados o las duraciones del seguimiento.
La ausencia de sesgo de publicación significativo, como lo indican los gráficos de embudo simétricos y los resultados no significativos de la prueba de Egger, refuerza la solidez de los hallazgos consignados.
Sin embargo, el número limitado de estudios para algunos resultados, en particular los renales, sugiere que se debe ser cauteloso al interpretarlos.
Cabe destacar que todos los estudios incluidos en este análisis administraron una dosis constante de 2,4 mg de semaglutida.
Lamentablemente, los estudios originales no proporcionaron datos exhaustivos sobre comorbilidades como la hipertensión o la diabetes, lo que limitó la capacidad para analizar sus efectos en la respuesta al tratamiento.
A pesar de los hallazgos positivos asociados con la semaglutida, es crucial reconocer la necesidad de una evaluación equilibrada de su perfil de seguridad.
Los eventos adversos comunes notificados en ensayos clínicos incluyeron trastornos gastrointestinales como náuseas, vómitos y diarrea, que pudieron afectar la adherencia al tratamiento.
Si bien estos efectos secundarios solieron ser leves o moderados y tendieron a disminuir con el tiempo, los médicos deben ser conscientes de su posible impacto en la adherencia y la calidad de vida del paciente.
La monitorización continua de los eventos adversos y la retroalimentación del paciente serán importantes para el manejo a largo plazo de los pacientes tratados con semaglutida.
Este estudio se basó en trabajos previos para comprender mejor el papel de la semaglutida en varios dominios CV y metabólicos.
Los metaanálisis previos se han centrado en los cambios de peso y los efectos secundarios gastrointestinales del fármaco en pacientes con obesidad o sobrepeso.
Por ejemplo, Kommu et al. informaron que, en comparación con placebo, la semaglutida redujo los cambios en el peso corporal (DM −11,49 %, −13,12 a −9,86), el peso corporal absoluto (DM −11,74 kg, IC del 95 % −13,53 a −19,94) y la circunferencia de la cintura (DM −9,06 cm, −10,33 a −7,79).
Además, Qin et al. encontraron que la semaglutida aumentó el riesgo de efectos secundarios gastrointestinales (RR 1,49, IC del 95% 1,38–1,60).
Aunque algunos estudios también han evaluado los resultados de la FA, como los de Saglietto et al. y Zhang et al., confundieron a los pacientes con diabetes tipo 2, lo que puede no ser aplicable al análisis de pacientes que son simplemente obesos o con sobrepeso sin diabetes.
Además, el estudio chino contrastó con los hallazgos de Patoulias et al., quienes informaron que la semaglutida no redujo la FA en comparación con placebo (RR 0,71, IC del 95% 0,21–2,34).
Con base en la singularidad de estos estudios, el aquí considerado, por lo tanto, amplíó un área poco explorada: los efectos específicos de la semaglutida en varios resultados, como la FA, la taquicardia auricular y la angina de pecho.
Además, los principales resultados CV y renales han sido de mayor interés.
El estudio de Singh et al. encontró que los agonistas del receptor GLP-1 reducen significativamente el riesgo de infarto de miocardio en pacientes con sobrepeso u obesidad (OR 0,72, IC del 95% 0,61-0,85), mientras que este estudio reveló que la semaglutida no aumentó el riesgo de infarto de miocardio (RR 0,54, IC del 95% 0,06-4,84).
El estudio de Hu et al. encontraron que la semaglutida redujo significativamente el riesgo de nefropatía nueva o empeoramiento de la misma (HR 0,64, IC del 95 % 0,46-0,88) y macroalbuminuria (HR 0,54, IC del 95 % 0,37-0,77) en pacientes con sobrepeso u obesidad (HR 0,89, IC del 95 % 0,82-0,98), y esa conclusión se basó en el estudio SUSTAIN-6, para pacientes con diabetes tipo 2.
Por lo tanto, recopilaron una serie de criterios de valoración renales para evaluar la semaglutida.
En general, este estudio no solo confirmó los beneficios CV, sino que también enfatizó su potencial para reducir el riesgo de arritmias.
Estos hallazgos llenan un vacío importante en la literatura y preparan el camino para futuras investigaciones.
Este metaanálisis ofreció varias fortalezas notables que reforzaron su contribución en este campo.
En primer lugar, proporcionó una evaluación exhaustiva de los efectos de la semaglutida subcutánea en una amplia gama de resultados, incluyendo arritmias, complicaciones cardiovasculares mayores y renales, específicamente en pacientes con sobrepeso u obesidad.
Este enfoque abordó una laguna crítica en la literatura, ya que la investigación previa se había centrado principalmente en pacientes con diabetes tipo 2.
En segundo lugar, el estudio se adhirió a las directrices PRISMA y empleó una metodología rigurosa, que incluyó una búsqueda sistemática en múltiples bases de datos, criterios estrictos de inclusión y exclusión, y el uso de un modelo de efectos aleatorios para considerar la heterogeneidad.
El riesgo de sesgo se evaluó mediante la herramienta de la Colaboración Cochrane, lo que garantizó la calidad y la fiabilidad de los estudios incluidos.
En tercer lugar, la inclusión de análisis de subgrupos basados en la edad, la duración del tratamiento y el nivel de obesidad proporcionó información valiosa sobre los efectos diferenciales de la semaglutida, destacando que los pacientes de mayor edad y aquellos con tratamientos más prolongados pueden obtener mayores beneficios.
Este hallazgo tiene importantes implicancias para las estrategias de tratamiento personalizadas.
Además, la mayoría de los análisis demostraron una baja heterogeneidad, lo que indicó un alto grado de consistencia entre los estudios, y la ausencia de sesgo de publicación significativo reforzó aún más la fiabilidad de los hallazgos.
Finalmente, los resultados del estudio tienen relevancia clínica directa, en particular al respaldar el uso de semaglutida para el manejo de los riesgos cardiovasculares en pacientes con sobrepeso u obesidad, como lo demostró la reducción significativa del riesgo de FA, infarto agudo de miocardio y angina de pecho.
Sin embargo, este metaanálisis presentó varias limitaciones, según la propia consideración de los autores.
En primer lugar, el número de estudios incluidos para algunos resultados, en particular los renales, fue relativamente pequeño, lo que pudo limitar la generalización de los hallazgos.
En segundo lugar, la duración del seguimiento en algunos estudios fue relativamente corta, lo que podría no reflejar los efectos a largo plazo de la semaglutida en los resultados cardiovasculares y renales.
En tercer lugar, los criterios de inclusión para la obesidad y el sobrepeso variaron entre los estudios, lo que podría introducir heterogeneidad.
Finalmente, el metaanálisis se limitó a la semaglutida subcutánea, y los resultados podrían no ser generalizables a las formulaciones orales.
Se deben priorizar varias líneas de investigación clave para aprovechar los hallazgos de este estudio y abordar las lagunas de conocimiento existentes.
En primer lugar, los estudios futuros deberán investigar los efectos a largo plazo de la semaglutida sobre los resultados arrítmicos, cardiovasculares y renales, ya que la evidencia actual se ve limitada por la corta duración del seguimiento en la mayoría de los ensayos.
Además, los estudios mecanísticos son esenciales para dilucidar las vías moleculares y fisiológicas a través de las cuales la semaglutida ejerce sus efectos, en particular sus efectos antiinflamatorios y antifibróticos, que pueden desempeñar un papel fundamental en la mitigación de la fibrilación auricular y otras enfermedades cardiovasculares.
En segundo lugar, la investigación deberá centrarse en subgrupos específicos de pacientes, como aquellos con enfermedad renal preexistente u obesidad grave, para aclarar el potencial renoprotector de la semaglutida, dada la ausencia de efectos significativos sobre los resultados renales en este estudio.
En tercer lugar, se necesitarán estudios comparativos con otros agonistas del receptor de GLP-1, como liraglutida y dulaglutida, para determinar si los beneficios observados son efectos de clase o específicos de la semaglutida.
Finalmente, se deberá incorporar evidencia práctica para evaluar la eficacia y seguridad de la semaglutida en diversas poblaciones de pacientes y entornos, ya que los ECA podrían no reflejar plenamente la práctica clínica.
Al abordar estas deficiencias, las investigaciones futuras podrán esclarecer aún más el papel de la semaglutida en el manejo de las complicaciones relacionadas con la obesidad y optimizar su uso en la práctica clínica.
En conclusión, esta revisión sistemática y metaanálisis demostraron que la semaglutida reduce significativamente el riesgo de FA, disfunción del nódulo sinusal, infarto agudo de miocardio y angina de pecho en pacientes con sobrepeso u obesidad.
Estos hallazgos resaltaron su potencial cardioprotector más allá del control glucémico.
Si bien no se observaron efectos significativos en otras complicaciones arrítmicas o renales, la evidencia general respalda la semaglutida como una opción terapéutica valiosa para el manejo del riesgo cardiovascular en pacientes con sobrepeso u obesidad.
Con base en sus hallazgos, los autores chinos recomendaron que los profesionales de la salud consideren la semaglutida como una opción terapéutica para pacientes con sobrepeso u obesidad, especialmente en adultos mayores y aquellos con alto riesgo de eventos cardiovasculares.
Estudios futuros deberían priorizar la investigación de los efectos a largo plazo de la semaglutida en las complicaciones cardiovasculares y renales, dadas las limitaciones actuales de la duración del seguimiento en ensayos clínicos.
Además, es imperativo que los profesionales de la salud consideren los posibles beneficios de una mejor calidad de vida y la reducción de las hospitalizaciones en pacientes en tratamiento con semaglutida, junto con el conocimiento de su perfil de seguridad y efectos secundarios.
* Wu R, Xing B, Zhou Z, Yu L, Wang H. Effect of semaglutide on arrhythmic, major cardiovascular, and renal outcomes in patients with overweight or obesity: a systematic review and meta-analysis. Eur J Med Res. 2025 Sep 2;30(1):835. doi: 10.1186/s40001-025-03124-y. PMID: 40890879; PMCID: PMC12403603.