11.03.2020

Enfermedad de Takayasu y aterosclerosis

La publicación en la Sección Imágenes de hoy de Cardiolatina de las correspondientes a un paciente de 35 años con múltiples dilataciones aneurismáticas de las arterias coronarias que perfectamente podrían corresponder a una Enfermedad de Takayasu, motivan que la NOTICIA DEL DÍA se ocupe de comentar un artículo de revisión en idioma francés de autores galos y argelinos publicado en septiembre de 2019 en el Journal de Medecine Vasculaire que se ocupó de actualizar el tema de la Arteritis de Takayasu y su relación con la aterosclerosis*.

Prologando el desarrollo, los autores recuerdan que la aterosclerosis, que se encuentra en la enfermedad de Takayasu (MT por sus siglas en francés) como en otras vasculitis (vasculitis gigantocelular, enfermedad de Buerger, enfermedad de Behçet o enfermedad de «la Ruta de la Seda» y desde la conferencia internacional celebrada en Alemania, en junio del año 2002, como «enfermedad de Adamantiades-Behçet») a menudo se ha considerado erróneamente como un diagnóstico diferencial de estas patologías. 

Por este motivo, el descubrimiento de manifestaciones ateroscleróticas a menudo han hecho reconsiderar (tal vez erróneamente) el diagnóstico de la enfermedad de Takayasu en varios casos. 

La patogenia de MT sigue siendo oscura; Es una enfermedad disinmune que implica principalmente inmunidad celular. Ocurre en terrenos genéticamente predispuestos con un factor desencadenante que aún se desconoce.

Su diagnóstico se basa en imágenes: la ecografía y la angiografía por resonancia magnética son métodos confiables para demostrar el engrosamiento de la pared que caracteriza esta patología.

La enfermedad de Takayasu se caracteriza tanto por inflamación crónica sistémica como por inflamación vascular parietal local. 

Puede representar, un modelo, de investigación en el concepto de «inflamación y aterosclerosis». Las complicaciones infecciosas y renales fueron las principales causas conocidas de muerte en pacientes con enfermedades inflamatorias sistémicas. 

Actualmente y desde la mejora del pronóstico gracias al advenimiento de los tratamientos inmunosupresores y, en particular, desde la generalización de los tratamientos básicos, se observó que las enfermedades inflamatorias crónicas se acompañan de una alta morbilidad y mortalidad cardiovascular secundaria a aterosclerosis acelerada y prematura. 

Hasta entonces, se reconoció que los eventos cardiovasculares observados en la enfermedad de Takayasu estaban principalmente relacionados con la inflamación arterial parietal. 

La enfermedad coronaria causa síndrome coronario agudo, la oclusión de las arterias cerebrales en algunos casos puede causar un derrame cerebral y la oclusión inflamatoria de las arterias renales se acompaña de isquemia renal. 

El encuentro frecuente de un cierto número de situaciones clínicas en las que coexisten un engrosamiento de la pared inflamatoria y una aterosclerosis inusualmente temprana en pacientes jóvenes con arteritis de Takayasu, a menudo se transforma en un verdadero desafío. 

La ilustración más elocuente es la de los más jóvenes, con solo 14 años y que presentan una aterosclerosis difusa y acelerada en las arterias carótidas, aorta e ilíaca. 

Estas consideraciones intrigantes motivaron a los autores a realizar un estudio de casos y controles para demostrar la alta prevalencia de aterosclerosis en la MT y compararlo con la artritis reumatoide considerada como un modelo patogénico de aterosclerosis relacionada con inflamación.

Efectivamente, las enfermedades inflamatorias crónicas como el lupus eritematoso sistémico (LES) y la artritis reumatoide (AR) se acompañan de una alta morbilidad y mortalidad cardiovascular secundaria a aterosclerosis acelerada y prematura. 

La aterosclerosis se correlaciona con la inflamación sistémica crónica, independientemente de los factores de riesgo cardiovascular. La vasculitis de los troncos arteriales grandes, como la que se observa en la enfermedad de Takayasu, se caracteriza por inflamación sistémica crónica e inflamación vascular parietal local.

De esta forma. los autores analizaron prospectivamente en un estudio de casos y controles, un grupo de 64 pacientes con enfermedad de Takayasu con una edad promedio de 41 años [± 11,94], un grupo de 50 pacientes de ambos sexos con AR, mujeres de 45 años [± 10.27] y un grupo control con una edad promedio de 44 [± 12.63]. 

Se realizó una medición del grosor íntima-media (IMD) a nivel carotídeo y se buscó la presencia de placas de ateroma en los territorios carotídeo, aórtico y femoral.

El riesgo cardiovascular calculado fue en promedio de 3.5% en el grupo de Takayasu. Fue 4.4% en el grupo AR y 4.5% en los controles sin diferencias significativas entre los 3 grupos (p = 0.153). 

El ochenta y siete por ciento de los pacientes en el grupo de Takayasu tenían aterosclerosis subclínica (definida en este estudio por un IMD> 0.70 mm y / o la presencia de una placa) versus el 76% en el grupo AR (p = 0.088) y 48% de los controles (p <0.001). 

Se encontraron más placas de ateroma en el grupo Takayasu. El grosor de la íntima media carotídea fue significativamente mayor en el grupo Takayasu y el grupo AR en comparación con el grupo control. 

El IMD promedio para el grupo Takayasu fue de 0.91 mm [± 0.368]. Fue de 0,76 mm [± 0,151] para el grupo AR y 0,71 mm [± 0,141] para los controles.

La aterosclerosis observada en la enfermedad de Takayasu fue acelerada y prematura, ocurriendo en sujetos jóvenes con un bajo riesgo cardiovascular general. 

La alta prevalencia de aterosclerosis que se encuentra en la enfermedad de Takayasu y en la AR en comparación con la población control no se explica por los factores de riesgo vascular tradicionales. Tampoco se explica por los corticosteroides e inmunosupresores prescriptos. Efectivamente, la edad de la enfermedad, la edad de los pacientes, la duración del tratamiento no están asociados con la aterosclerosis.

La inflamación sistémica asociada con la inflamación de la pared local, vista en la arteritis de Takayasu, parece ser responsable de la aterosclerosis prematura acelerada. 

La PCR, un marcador biológico de inflamación y un poderoso marcador de riesgo vascular, se destaca como el elemento más fuertemente asociado con la aterosclerosis en este estudio; una PCR> a 12, multiplica por 14.5 el riesgo de desarrollar aterosclerosis.

Los autores concluyen que la inflamación sistémica asociada con la inflamación de la pared local, observada en la arteritis de Takayasu, parece ser responsable de la aterosclerosis prematura acelerada. Los resultados de este estudio y la revisión de la literatura animan fuertemente a adoptar una estrategia activa de prevención cardiovascular ante el diagnótico de enfermedad de Takayasu.

* Hatri A, Guermaz R, Laroche JP, Zekri S, Brouri M. Takayasu’s arteritis and atherosclerosis. J Med Vasc. 2019 Sep;44(5):311-317. doi: 10.1016/j.jdmv.2019.07.002. Epub 2019 Aug 7.

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