25.05.2024

Evidencia poblacional de asociación entre colesterol remanente y riesgo de fibrilación auricular en un estudio de cohorte prospectivo a gran escala

Investigadores de China, Canadá, Reino Unido y Dinamarca realizaron un estudio de cohorte prospectivo utilizando una gran base de datos, en la que analizaron la evidencia de asociación entre el colesterol remanente (CR) y el riesgo de desarrollo de FA de reciente comienzo*.

Señalan al inicio de su trabajo, que la fibrilación auricular (FA) es un tipo común de arritmia cardíaca que aumenta significativamente el riesgo de morbilidad y mortalidad por accidente cerebrovascular, insuficiencia cardíaca (IC) y demencia.

El desarrollo de estrategias de prevención eficaces para esta arritmia sigue siendo una importante prioridad de salud pública mundial. 

La atención se ha centrado en estudios previos que han identificado varios factores de riesgo establecidos para su incidencia, como la edad, el sexo, la obesidad, la diabetes y la hipertensión.

Sin embargo, estos factores de riesgo establecidos solo podrían explicar entre el 50% y el 60% de los casos en la población, lo que indica la necesidad de explorar más a fondo nuevos factores de riesgo potenciales.

Por otro lado, la dislipidemia, una afección caracterizada por niveles anormales de colesterol y triglicéridos en la sangre, se asocia con un mayor riesgo cardiovascular.

Sin embargo, existe una “paradoja del colesterol” que se ha demostrado en la FA, que muestra una relación inversa entre los niveles de lípidos y el riesgo de su ocurrencia.

Muchos estudios han explorado la relación entre los niveles de lípidos y el riesgo de FA; algunos no encontraron una asociación significativa, mientras que otros informaron una disminución del riesgo.

Una revisión sistemática mostró que los niveles más altos de colesterol total (CT), colesterol de lipoproteínas de baja densidad (LDL-C) y el colesterol unido a lipoproteínas de alta densidad (HDL-C) se asociaron con un menor riesgo de FA, pero no así los niveles de triglicéridos.

Sin embargo, estas asociaciones siguen sin explicarse adecuadamente, lo que justifica más pruebas para la exploración.

Otro punto es el del colesterol remanente (CR), que es el colesterol de las lipoproteínas ricas en triglicéridos, que incluye el colesterol de lipoproteínas de muy baja densidad, el colesterol de lipoproteínas de densidad intermedia y los restos de quilomicrones.

Los estudios han demostrado que los niveles elevados de CR aumentan los riesgos de enfermedad cardiovascular aterosclerótica, infarto de miocardio, IC y mortalidad. 

Aunque la prevalencia y la gravedad de la aterosclerosis se han asociado con el riesgo de FA, el papel del CR como factor de riesgo es menos claro. 

Explorar la relación entre CR y el riesgo FA puede proporcionar conocimientos novedosos para la evaluación y gestión de riesgos y, por lo tanto, puede ayudar con la prevención de la arritmia.

En este estudio, el objetivo de los autores fue explorar la asociación del CR con el riesgo de incidencia de FA en la población general utilizando datos del Biobanco del Reino Unido, un estudio de cohorte prospectivo a gran escala.

Sintetizando, la evidencia de la relación entre el colesterol remanente (CR) y el riesgo de fibrilación auricular (FA) sigue siendo escasa y limitada.

A los efectos de investigar esta relación, se inscribieron participantes entre 2006 y 2010 y se les dio seguimiento hasta 2021. 

Se utilizó el modelo multivariable de riesgos proporcionales de Cox para examinar la relación entre los cuartiles de CR y el riesgo de FA. 

Se realizaron análisis de subgrupos y análisis de sensibilidad para explorar la posible modificación de la asociación y la solidez de los hallazgos principales. 

Se incluyeron para los análisis un total de 422.316 participantes (edad media, 56 años; 54% mujeres). 

Durante una mediana de seguimiento de 11,9 años (primer cuartil-tercer cuartil, 11,6 a 13,2 años), se documentaron 24.774 eventos de FA con una incidencia de 4,92 eventos por 1000 personas-año (IC del 95 %, 4,86 ​​a 4,98). 

Los participantes en cuartiles de CR más altos tuvieron un riesgo menor de incidencia de FA que aquellos en el cuartil más bajo (primer cuartil): índice de riesgo (HR) = 0,96 (IC 95 %, 0,91–1,00) para el segundo cuartil; HR=0,92 (IC 95 %, 0,88–0,96) para el tercer cuartil; y HR = 0,85 (IC 95 %, 0,81–0,89) para el cuarto cuartil (P para tendencia <0,001). 

La asociación entre los cuartiles de CR y el riesgo de incidencia de FA fue más fuerte en participantes masculinos de ≥65 años, y en participantes sin antecedentes de diabetes en comparación con los grupos de control (P <0,001 para la interacción).

En este análisis basado en datos del estudio prospectivo del Biobanco del Reino Unido, se encontró que 

(1) el riesgo de FA disminuyó con el aumento de los niveles de CR, con un riesgo 15 % menor para el grupo del cuarto cuartil en comparación con el grupo del primer cuartil; y 

(2) la asociación entre los cuartiles de CR y el riesgo de FA se modificó según el estado de los participantes, incluida la edad, el sexo y los antecedentes de diabetes. 

Los resultados de los análisis de sensibilidad respaldaron la solidez de los hallazgos principales.

Estudios previos han demostrado que niveles más altos de CT, LDL‐C y triglicéridos se asociaron con un menor riesgo de FA. 

Por ejemplo, en un estudio de cohorte a nivel nacional coreano de 3.660.385, los adultos mostraron que en el cuartil más alto de CT, LDL‐C y triglicéridos se observó un riesgo de FA un 22 %, 19 % y 12 % menor, respectivamente, en comparación con el cuartil más bajo.

De manera similar, un estudio de cohorte prospectivo en China con 88.785 participantes encontró que el cuartil más alto de CT y C-LDL tenía un riesgo de FA un 40% menor en comparación con el cuartil más bajo.

Además, una revisión sistemática y un metaanálisis recientes de >4 millones de participantes informaron un riesgo de FA un 5% menor por 1 mmol. /L en el CT basal o el C-LDL.

Además, un metaanálisis de ensayos controlados aleatorizados mostró que la suplementación con ácidos grasos omega-3 se asoció con un riesgo significativamente mayor de FA en pacientes con triglicéridos plasmáticos elevados y con alto riesgo de enfermedad cardiovascular en comparación con placebo.

Este análisis exploratorio mostró que los participantes en el cuartil más alto de LDL‐C, triglicéridos y CT tenían un riesgo 10%, 16% y 11% menor de incidencia de FA que aquellos en el cuartil más bajo, respectivamente.

En otro análisis, los autores encontraron que los participantes en los cuartiles superiores del LDL‐C tenían una incidencia acumulada de FA significativamente menor en comparación con el cuartil más bajo. 

Estos resultados coincidieron con hallazgos previos y proporcionaron más evidencia de la paradoja del colesterol.

Sin embargo, la evidencia sobre la relación entre CR y riesgo de FA sigue siendo escasa. 

Un estudio reciente se basó en una base de datos de declaraciones de propiedades saludables, que involucró principalmente a adultos jóvenes y de mediana edad en Asia e informó una relación inversa entre CR y FA.

En este estudio, se incluyeron participantes de mediana edad o mayores de una cohorte prospectiva multicéntrica en el Reino Unido, de la cual el 94,65% eran de raza blanca. 

Estos resultados de una muestra de gran tamaño y una gran cantidad de covariables coincidieron con el estudio anterior. 

Cuando se realizó un análisis post hoc separado por raza asiática, blanca y de otras razas, se demostró una relación similar entre el riesgo de CR y FA en estos grupos raciales. 

Además, a diferencia del estudio previo, los autores realizaron un seguimiento de los participantes durante un período más prolongado (11,9 frente a 3,0 años) y realizaron análisis rigurosos, incluidos múltiples análisis de subgrupos y de sensibilidad. 

Por lo tanto, los resultados observados podrían fortalecer la asociación inversa entre el riesgo de CR y FA.

Un metaanálisis de resultados publicados y no publicados de ensayos controlados aleatorizados mostró que las estatinas no aumentan el riesgo de FA. 

Otra revisión sistemática de ensayos controlados aleatorios demostró una asociación significativa entre el uso de estatinas y una menor incidencia de FA entre pacientes con antecedentes de FA previa o sometidos a cirugía cardíaca o después de un síndrome coronario agudo.

Esto indicó que la relación entre CR y el riesgo de FA puede estar influenciada por las estatinas. 

Sin embargo, los análisis de sensibilidad mediante un ajuste adicional por el uso de estatinas arrojaron hallazgos similares a los resultados principales.

Estudios previos demostraron una asociación positiva entre CR elevada y riesgo de enfermedades cardíacas ateroscleróticas. 

Sin embargo, este estudio reveló una relación inversa entre CR y riesgo de FA, lo que sugiere que parte de la causa de la FA es diferente a la de la FA aterosclerótica. enfermedades cardíacas, y que un equilibrio aterogénico-antiaterogénico deficiente puede no ser un mecanismo fundamental para el desarrollo de la FA. 

Se necesita más investigación para dilucidarlo.

Los autores observaron una relación estadística más fuerte entre el riesgo de CR y FA en participantes de ≥65 años. 

La prevalencia de FA aumenta significativamente con la edad, mientras que los niveles de CT disminuyen a medida que aumenta la edad.

Por lo tanto, los niveles más bajos de CT en los grupos de mayor edad (edad ≥65 años) pueden explicar en parte la asociación inversa entre los niveles de CR y el riesgo de FA. 

La asociación entre CR y este riesgo siguió siendo estadísticamente significativa para los hombres, posiblemente debido a su mayor incidencia de FA y menores niveles séricos de CT y triglicéridos con la edad que las mujeres. 

Además, las propiedades electrofisiológicas de las aurículas difieren entre hombres y mujeres. 

La asociación entre el riesgo de CR y FA no fue estadísticamente significativa entre los participantes con antecedentes de diabetes. 

Esto podría atribuirse al hecho de que la diabetes es un factor de riesgo independiente para la FA, y que los niveles de CR son marcadamente más altos en pacientes con diabetes.

Sin embargo, este estudio observacional fue de naturaleza exploratoria y, por lo tanto, los resultados deben interpretarse con cautela. 

Se necesitan más estudios para examinar la asociación entre CR y riesgo de FA.

Este estudio tuvo varias fortalezas, como utilizar datos de una de las cohortes prospectivas más grandes del mundo, tener una gran cantidad de información disponible en la cohorte y realizar métodos rigurosos y análisis detallados que respaldaron la validez de los resultados.

Sin embargo, también se reconocen varias limitaciones potenciales. 

En primer lugar, como estudio observacional, no pudo excluirse por completo la confusión y la causalidad inversa entre CR y FA. 

Incluso después de un ajuste extenso, podría haber factores de confusión residuales, especialmente aquellos que no fueron medidos.

En segundo lugar, la determinación de los eventos de FA realizada por médicos de diferentes hospitales de todo el país puede generar diagnósticos erróneos y no diagnósticos en un grado desconocido. 

Asimismo, puede haber heterogeneidad en la asignación de códigos CIE-9 o CIE-10. 

Además, debido a que los códigos de enfermedad CIE-9 y CIE-10 a veces se asignaban cuando se sospechaba una enfermedad antes de realizar pruebas diagnósticas adicionales, no estaba claro si un código determinado CIE-9 o CIE-10 se refería al diagnóstico final.

Sin embargo, se ha informado que la FA a partir de datos médicos electrónicos tiene un buen valor predictivo positivo del 89%.

En tercer lugar, se estimó el CR utilizando CT sin ayuno menos HDL-C y LDL-C, como se aplicó anteriormente, que puede diferir de la medición directa de CR. 

Sin embargo, el CR calculado y el CR medido están altamente correlacionados, y el cálculo de CR es un método asequible y accesible en la práctica clínica. 

Cuarto, no pudieron dar cuenta de los cambios temporales en CR debido a la falta de disponibilidad de datos. 

La CR se estimó solo al inicio y pudo cambiar con el tiempo, lo que podría afectar el riesgo posterior de FA. 

Quinto, se utilizaron valores iniciales en los modelos estadísticos y no se pudo explicar el cambio en los factores de riesgo conocidos de FA (p. ej., incidencia o cambios en hipertensión, obesidad, insuficiencia cardíaca o enfermedad coronaria) a lo largo del tiempo. 

Finalmente, los hallazgos pueden no ser generalizables a poblaciones con comorbilidades, debido a los participantes relativamente sanos en el Biobanco del Reino Unido.

Por lo tanto, los resultados observados deben interpretarse con cautela y requieren más evidencia para dilucidar aún más la relación entre el riesgo de CR y FA.

Como conclusiones, según los datos de este estudio de cohorte prospectivo a gran escala, el CR elevado se asoció con un menor riesgo de aparición de FA, especialmente en participantes de ≥65 años, hombres y aquellos sin antecedentes de diabetes.

* Li L, Wang C, Ye Z, Van Spall HGC, Zhang J, Lip GYH, Li G. Association Between Remnant Cholesterol and Risk of Incident Atrial Fibrillation: Population-Based Evidence From a Large-Scale Prospective Cohort Study. J Am Heart Assoc. 2024 May 21;13(10):e033840. doi: 10.1161/JAHA.123.033840. Epub 2024 May 18. PMID: 38761084.

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