Fallecimiento del Dr. Alberto Ramos
No es sencillo escribir sobre la muerte de un Maestro.
Alberto Ramos lo fue, siendo Jefe de la División Cardiología del Hospital Argerich de Buenos Aires.
Tuve la suerte de vivir una etapa histórica de la Cardiología argentina, cuando Carlos Bertolasi era el Jefe de la División y Alberto el Jefe de la Unidad.
Ambos constituían un dúo muy especial, donde Bertolasi imprimía sus dotes de gran conductor con su conocimiento enorme sobre la cardiopatía isquémica, y Ramos sus dotes de eximio clínico al pie de la cama del paciente.
Quizás Alberto no fuera el conductor como lo había sido su predecesor, pero su brillantez estaba en detectar los signos semiológicos más nimios y compartirlos con quiénes fuimos sus discípulos.
Un hecho que marcó nuestra relación personal fue un viaje que compartimos en 1978 a la Pcia de Chaco donde Alberto, José Woroszylo y yo fuimos invitados por la Sociedad de Cardiología local y dónde brindamos algunas conferencias. Quedó como anécdota de dicho viaje que la prensa chaqueña dio importancia a la visita publicando nuestra foto en tapa del Diario Norte y teniendo particular cuidado en no cometer errores al escribir mi apellido y el de José, no sencillos, que efectivamente fueron escritos con meridiana corrección: en cambio, al escribir el sencillo apellido de Alberto lo hizo escribiendo RAMSO.
De allí que desde entonces, y como nota de cierta complicidad yo me dirigía a el llamándolo RAMSO.
¡Chau, RAMSO! ¡Nos veremos para compartir un ECG, auscultar un clic o un segundo ruido desdoblado paradojal!
Edgardo Schapachnik
