Tres investigadores que se desempeñan respectivamente en Alemania, China e Italia publicaron en la edición del 20 de mayo de 2025 de Thyroid Research una revisión que abordó el tema del hipotiroidismo y el riesgo cardiometabólico*.
En la NOTICIA DEL DÍA de hoy se verán reflejados estos conceptos.
Para adentrarse en el tema, los autores comenzaron indicando que tanto como aproximadamente el 10% de todos los adultos en el mundo demuestran características de hipotiroidismo clínicamente manifiesto o subclínico (la mitad del cual puede no estar diagnosticado), con hallazgos de prevalencia generalmente más altos a medida que aumenta la edad.
La condición se presenta como hipotiroidismo subclínico (SCH por sus siglas en inglés de subclinical hypothyroidism), donde la tirotropina (hormona estimulante de la tiroides, TSH) está elevada pero la tiroxina libre (fT4 por sus siglas en inglés de free T4) permanece dentro del rango normal, o el hipotiroidismo manifiesto más severo (OH por sus siglas en inglés de overt hypothyroidism), donde la TSH está elevada y el nivel de fT4 está deprimido.
Como una condición prevalente y (usualmente) de por vida, se encontrará una superposición considerable entre las poblaciones con hipotiroidismo y otras condiciones comunes.
En consecuencia, es importante tener en cuenta que la aparición simultánea de hipotiroidismo (incluyendo el que requiere intervención con LT4) y factores de riesgo cardiometabólico o enfermedad cardiovascular establecida es inevitablemente un hallazgo clínico común.
Se sabe desde hace décadas que tanto la propia condición de hipotiroidismo como su principal tratamiento farmacológico, la levotiroxina (LT4), pueden ejercer un impacto potencialmente profundo en la función del sistema cardiovascular y metabólico.
Por otro lado, la enfermedad cardiovascular es la principal causa de muerte en todo el mundo, por lo que es importante, por tanto, optimizar la seguridad cardiovascular y metabólica de la intervención con LT4 en personas con hipotiroidismo, desde la doble perspectiva de minimizar cualquier efecto cardiovascular adverso de la disfunción tiroidea per se, evitando al mismo tiempo cualquier posibilidad de aparición o exacerbación del riesgo cardiometabólico asociado a su tratamiento.
Aquí, revisaron los últimos hallazgos de la literatura clínica sobre el impacto del hipotiroidismo y su tratamiento en los factores de riesgo cardiometabólico y en los resultados cardiovasculares clínicos.
Como se describió anteriormente, el propósito de esta revisión fue considerar el impacto de la OH y la SCH (por sus siglas en inglés de subclinical hypothyroidism), así como de la intervención con LT4 para el manejo del hipotiroidismo, en los factores de riesgo cardiometabólico y en los resultados clínicos cardiovasculares.
La literatura clínica sobre hipotiroidismo es extensa.
En resumen, las hormonas tiroideas influyen en la función de prácticamente todos los sistemas del cuerpo, incluyendo el cardiovascular y el metabólico.
La terapia de reemplazo de hormona tiroidea con levotiroxina (LT4) es la base del tratamiento farmacológico para personas con hipotiroidismo (especialmente con manifestaciones clínicas evidentes), y es fundamental garantizar la seguridad cardiovascular y metabólica de este tratamiento.
Esto es especialmente cierto dado que, en el hipotiroidismo, los factores de riesgo cardiometabólico y la enfermedad cardiovascular son afecciones muy prevalentes y a menudo coexisten en un mismo paciente.
Por consiguiente, los autores revisaron las consecuencias cardiometabólicas del hipotiroidismo y la intervención con terapia de reemplazo de hormona tiroidea.
Numerosos estudios observacionales y metaanálisis describieron múltiples consecuencias cardiometabólicas potencialmente adversas del hipotiroidismo, incluyendo la exacerbación de factores de riesgo cardiovascular y metabólico (especialmente dislipidemia), deterioro funcional del corazón y la vasculatura (incluyendo aterosclerosis acelerada) y mayor riesgo de resultados cardiovasculares avanzados.
LT4 generalmente mejora los factores de riesgo cardiometabólico en personas con hipotiroidismo y algunos estudios (pero no todos) han reportado una mejor función vascular y cardíaca en poblaciones tratadas con LT4.
Datos observacionales han sugerido la posibilidad de mejores resultados cardiometabólicos con el tratamiento con LT4, particularmente en personas afectadas más jóvenes, aunque en este sentido se necesitan datos de ensayos controlados aleatorizados.
Es importante destacar que LT4 (con o sin triyodotironina adicional) parece ser seguro desde una perspectiva cardiovascular, siempre y cuando se evite el sobretratamiento y la tirotoxicosis iatrogénica.
En relación a la asociación del hipotiroidismo con el aumento de la presión arterial no ha sido un hallazgo universal (especialmente para la PAS), aunque múltiples estudios observacionales y metaanalíticos lo han reportado.
Además, los metaanálisis han sugerido que la intervención con LT4 reduce la PA de forma clínicamente significativa en personas con hipotiroidismo.
La observación en un estudio de que los efectos de la LT4 sobre la PA fueron mayores en los estudios observacionales que en los ensayos aleatorizados sugiere que los primeros podrían sobreestimar la contribución de la reducción de la PA al control general del riesgo cardiovascular en esta población.
Por su parte, la dislipidemia clínicamente significativa es una complicación bien conocida del hipotiroidismo, y una base sustancial de datos clínicos respalda la mejora del perfil lipídico tras la terapia de reemplazo de hormona tiroidea con LT4.
Sin embargo, las alteraciones del perfil lipídico asociadas con el SCH pueden ser relativamente leves, y los efectos de la LT4 sobre los lípidos pueden ser relativamente moderados.
Además, la dislipidemia es una afección frecuente y puede presentarse de forma independiente en paralelo con el hipotiroidismo.
Se debe tener cuidado para identificar y corregir un perfil lipídico anormal con la terapia estándar de modificación lipídica, según las guías vigentes de manejo cardiovascular, además de la corrección de los niveles de hormona tiroidea con LT4, cuando esté clínicamente indicado.
También el control glucémico es un aspecto de importancia.
Parece haber conexiones epidemiológicas y fisiopatológicas entre el hipotiroidismo y las alteraciones del control glucémico, aunque estas parecen ser de alcance limitado y no se observan de forma generalizada en estudios clínicos.
La evidencia metaanalítica de una mejoría en el pronóstico renal en personas con diabetes que recibieron LT4 es fascinante, y se necesitan urgentemente más ensayos clínicos aleatorizados y controlados en esta población.
El hipotiroidismo se trata con LT4, y esta puede reducir el efecto hipoglucemiante de los fármacos antidiabéticos; por lo tanto, se deben monitorizar frecuentemente los niveles de glucemia de los pacientes y, si es necesario, ajustar la dosis de los fármacos antidiabéticos al iniciar o ajustar la terapia con LT4.
Asimismo, se han realizado pocos estudios en poblaciones con hipotiroidismo y síndrome metabólico, especialmente con la administración de LT4.
El efecto adverso del síndrome metabólico sobre los resultados cardiometabólicos se explica en gran medida por los efectos de los factores de riesgo individuales.
Por consiguiente, la evidencia de exacerbación de los componentes del síndrome metabólico por hipotiroidismo, y la evidencia disponible de mejora de los factores de riesgo cardiometabólico con LT4, puede considerarse en el contexto general de la mejora de estos factores de riesgo individuales.
A su vez, el hipotiroidismo se asocia con el sobrepeso/obesidad, aunque esta relación es compleja.
La pérdida de peso con LT4 suele ser moderada.
La administración de LT4 nunca debe considerarse una estrategia para lograr la pérdida de peso.
En relación a las anomalías estructurales y funcionales en el corazón y la vasculatura asociadas al hipotiroidismo, estas condiciones están bien descritas en la literatura.
Estos cambios adversos no son inesperados, dado el impacto negativo del hipotiroidismo en los factores de riesgo cardiovascular, descrito anteriormente.
De hecho, es bien sabido que la disfunción endotelial y la aterosclerosis subclínica (entre otros cambios adversos) proporcionan una clara vía desde los factores de riesgo cardiovascular individuales hasta los resultados clínicos cardiovasculares adversos.
Si bien los signos de reversión de las anomalías vasculares y cardíacas durante el tratamiento con LT4 son prometedores, se necesitarán más ensayos aleatorizados y de mayor tamaño para materializar este potencial.
Aún se está a la espera de que se demuestre una mejora en los resultados cardiovasculares clínicos asociados con la terapia de reemplazo de hormona tiroidea con LT4 en un ensayo clínico aleatorizado y controlado.
La evidencia práctica sugiere dicho beneficio en personas más jóvenes con SCH.
Por el contrario, el tratamiento del hipotiroidismo con LT4 guiado por TSH parece seguro desde una perspectiva cardiovascular, sin evidencia de un mayor riesgo de resultados cardiovasculares adversos.
En resumen de los mencionado, vale subrayar que los estudios resumidos anteriormente muestran claramente que el hipotiroidismo (especialmente OH pero también SCH), conduce a cambios adversos en los factores de riesgo cardiometabólicos, como dislipidemia, hipertensión, obesidad e hiperglucemia.
Los efectos sobre estos factores de riesgo pueden interactuar para exacerbar aún más la situación: por ejemplo, la obesidad empeora la resistencia a la insulina, especialmente en el contexto de la deposición de grasa ectópica en el hígado, corazón y músculo, que a su vez tiende a exacerbar el control subóptimo de la glucemia, la hipertensión y la hipertrigliceridemia, entre otros efectos.
El hipotiroidismo también se asocia con una mayor probabilidad de aumento de la resistencia vascular sistémica, deterioro de la disfunción diastólica, disminución de la función sistólica y reducción de la precarga.
El daño a los tejidos cardiovasculares causado por estos cambios adversos se acumula con el tiempo y conduce a aterosclerosis, disfunción endotelial, hipertrofia ventricular izquierda y, en última instancia, eventos cardiovasculares mórbidos y muerte.
Además, las disminuciones en la función sistólica y diastólica en personas con hipotiroidismo contribuyen a deteriorar la calidad de vida durante el ejercicio e incluso en reposo, lo que colabora significativamente a deteriorar la calidad de vida y aumenta la carga de la enfermedad.
La evidencia clínica sugiere que la terapia de reemplazo de hormona tiroidea optimizada para TSH con LT4 puede mejorar algunos factores de riesgo de enfermedad cardiometabólica, en particular la hipertensión diastólica y la dislipidemia.
La evidencia clínica sugiere que estos beneficios se traducen en una reducción de las manifestaciones de disfunción vascular y cardíaca, con indicios de un menor riesgo de resultados cardiometabólicos clínicos adversos en personas más jóvenes con SCH.
Se necesitan estudios aleatorizados para confirmar este posible beneficio de la LT4 (y para confirmar aún más la aparente buena seguridad cardiovascular de este tratamiento) y para esclarecer los mecanismos metabólicos por los cuales las alteraciones en la homeostasis tiroidea pueden influir en el nivel de riesgo cardiometabólico en personas con hipotiroidismo.
* Kahaly GJ, Liu Y, Persani L. Hypothyroidism: playing the cardiometabolic risk concerto. Thyroid Res. 2025 May 20;18(1):20. doi: 10.1186/s13044-025-00233-y. PMID: 40390147; PMCID: PMC12090691.