17.08.2023

Homenaje de CARDIOLATINA al Libertador Don José de San Martín

El 17 de agosto de 1850 falleció el prócer y responsable  de la liberación de Argentina, Chile y Perú, aunque los hermanos chilenos ponen en discusión el real rol que jugó en la Liberación de su Patria.

Para nosotros , los argentinos, el General Don José de San Martín es la máxima figura que amerita mencionarlo como el Libertador de estos países y considerarlo como el Padre de la Patria.

En esta síntesis, desde CARDIOLATINA, le rendimos un respetuoso, sentido y admirado Homenaje haciendo referencia a las enfermedades que lo aquejaron, así como un panorama de la situación de Salud que reinaba durante la época de las Guerras de la Independencia recurriendo a un documento cuyos autores son Alejandra Baldrich y Mario Marini

Hay varias teorías sobre las enfermedades que lo llevaron a la muerte: ruptura  de un aunerisma (Mitre), infarto de miocardio (Brandán), insuficiencia cardíaca derivada de una tuberculosis fibrosa (Galatoire) y úlcera cancerizada (Christmann-Ceballos).

El general José de San Martín inició su carrera en el Ejército español y sufrió diversas lesiones y enfermedades tanto allí como en las campañas sudamericanas.

Seguirán un orden cronológico de sus múltiples enfermedades -algunas de origen dudoso- tratando de comprender cómo un enfermo en léales condiciones pudo cruzar los Andes para librar batallas en Chile y finalmente triunfar sobre los españoles con la rendición de su ejército en Perú.

Las enfermedades de este general hispanoamericano y la salud e higiene de su ejército fueron decisivas para el destino de casi medio continente.

Las enfermedades del general José de San Martín

Daguerrotipo del General San Martín

José Francisco de San Martín (1778-1850), el Libertador de los países del sur de América del Sur, nació en Yapeyú, Provincia de Corrientes, en el Virreinato español del Río de la Plata, el 25 de febrero de 1778.

Viajó a España, y a sus doce años fue admitido en el Regimiento de Murcia.

Luchó en las Batallas de Melilla, Orán, Arjonilla, Bailén y Albuera.

Su barco fue tomado por los ingleses y probablemente fue allí donde se enteró de los movimientos de liberación que sacudían el mundo de la época.

De regreso al regimiento de Cádiz, San Martín tuvo contactos con el Semanario Patriótico, una revista española publicada entre el 1 de septiembre de 1808 y el 19 de marzo de 1812. Fue la primera publicación periódica netamente política de España y de sesgo liberal, fundada y dirigida por el escritor Manuel José Quintana .

Los manuscritos de la colección de la familia Baldrich sobre la campaña hispanoamericana y otras investigaciones sobre la salud de José de San Martín llevaron a revisar su bibliografía, con el fin de establecer una cronología de sus enfermedades en un período en el que éstas podían determinar el curso de las guerras.

En 1801 sufre una herida en tórax y mano. Como militar en España, resultó herido mientras transportaba objetos de valor (3.300 reales ) a caballo de Valladolid a Salamanca.

En 1803 consta que sufre una herida de sable en el brazo izquierdo en la Batalla de la Albuera.

En 1808 le es detectada Gota, y artritis. Según registros históricos sufrió episodios en 1817, 1818 y 1841.

Para su artritis se bañaba en el río Tunuyán y en las termas de Cauquenes en Chile, tratamiento recomendado por el Dr. Colisberry.

También había signos de artropatía (artritis) en el brazo derecho y los dedos; en el daguerrotipo publicado por el diario El Mosquito había signos de artropatía avanzada en los dedos de la mano derecha.

En 1808 se le diagnostica asma. Los primeros síntomas se registraron en dicho año.

En 1814 sufrió otra crisis en Mendoza y fue atendido por un médico peruano, Juan Isidro Zapata.

Según Olazábal, cuando San Martín llegó al paso de Portillo en los Andes en 1823, se quejó de sentirse agotado.

En 1809 presenta un episodio de “Hemoptisis”. La mayoría de los historiadores descartaron esto y sostuvieron que eran en realidad síntomas de hematemesis.

En 1813 padece una luxación del hombro, herida en la cara y aplastamiento de la pierna, cuando regresa al Río de la Plata en 1812, y forma un regimiento de caballería (Granaderos a Caballo).

Su primera batalla contra los españoles fue cuando ocultó a sus soldados detrás del Monasterio de San Lorenzo, donde solían descansar los españoles, y pudo tomarlos en un ataque sorpresa.

La estrategia resultó exitosa, pero el caballo de San Martín sufrió una caída que le lesionó la pierna.

Lo atendió entonces el doctor Francisco Cosme Argerich.

En 1814 repite un episodio de hematemesis.

Según Martín de Pueyrredon, la dieta del ejército se basaba en café, chile, charqui (carne salada deshidratada), cebolla y la tradicional bebida alcohólica conocida como aguardiente .

Este síntoma (y las características de esta dieta) podría haber indicado una úlcera duodenal crónica. El dolor era episódico. Fue tratado con opio y desarrolló una adicción a esta droga.

Hay constancia de que lo usó en 1816, 1821, 1832, 1833, 1834, 1840, 1841, 1844 y 1847.

Gailatoire planteó otro diagnóstico, tuberculosis, pero lo descartó porque no había ni fiebre, ni pérdida de peso, ni cualquier expectoración.

En 1816 presenta angina, según consta en un  edicto edicto redactado por el Gobernador Toribio de Luzuriaga.

En 1817 comienza con temblor esencial. Existen múltiples fuentes que confirman que San Martín escribía con dificultad y que necesitaba la ayuda de un secretario o escribano.

El soldado Zenteno grabó las órdenes militares que luego firmó San Martín; recordar que sufría de artropatía en la muñeca derecha, que pudo ser de origen gotoso y temblor esencial, todo lo cual le dificultaba la escritura.

No está claro, entonces,  si San Martín realmente escribió o fue asistido por Zenteno para escribir las órdenes.

En una carta de JM de Pueyrredón a San Martín dice el primero que ‘anteayer recibí tu última carta escrita por un escribano por la debilidad de tu pulso‘.

Del análisis comparativo de ambos documentos firmados por San Martín, se desprende que el texto pertenecía a la misma letra que la de un secretario llamado Zenteno, aunque posteriormente fueron firmados por el propio San Martín.

Hay una carta de Manuel Belgrano a San Martín recomendando el ‘galvanismo’, un tratamiento mediante una máquina galvánica.

En 1819 presenta hemorroides y una fístula anal. Esta información se obtuvo de una carta a Tomás Guido.

Al año siguiente presenta disentería: durante la campaña chilena hubo una epidemia de disentería que provocó la muerte del amigo de San Martín, Antonio Alvarez Jonte, miembro del gobierno del Río de la Plata en 1812.

En 1821 presenta Malaria (también conocida entonces como la ‘enfermedad del Valle de Huaura’, donde acampaba su ejérdito, mal llamada ‘Fiebre Amarilla’ aunque San Martín y sus soldados estuvieron en contacto con el mosquito’ Aedes Aegypti

Comenzó repentinamente después del inicio de la disentería.

Hubo 1.500 casos independientes, y entre los soldados españoles 3.000 enfermaron.

Esta epidemia y la hambruna del ejército real español se convirtieron en un motivo estratégico para su rendición, facilitando la conquista de Lima, la principal ciudad del Virreinato del Perú.

Pudiera hacerse el diagnóstico diferencial con la salmonelosis.

Además, durante el regreso de San Martín del Perú, y mientras vivía en la casa de Bernardo O’Higgins, cerca de Santiago de Chile, sufrió un ataque de tifus exantemático.

Esto es causado por pulgas de ratas, pero no hay otras referencias que identifiquen esta causa y no se menciona el exantema patognomónico.

También podría haber sido Chavalongo , nombre folclórico regional (de chavo : soñoliento y louco : cabeza) para una enfermedad crónica desconocida, caracterizada por fiebre prolongada y un proceso intestinal-colónico o su diagnóstico diferencial, la fiebre tifoidea.

En 1826 cursa con erisipela, según sus propias palabras: ‘Desde la última vez que te escribí padezco enfermedad y angustia: mientras me dirigía a la casa de campo de un amigo, el carruaje volcó y me disloqué el brazo derecho y me salió una erisipela de la que aún no me he recuperado del todo. (San Martín a Manuel de Estrada).

En 1832 podría haber padecido cólera: San Martín tenía enemigos en Buenos Aires, por lo que tuvo que abandonar las Provincias Unidas del Río de la Plata exiliándose en Europa durante una epidemia de cólera que azotaba el continente (1831 a 1837).

Él y su hija presentaban signos y síntomas de esta enfermedad, y fueron ayudados por Mariano Balcarce (hijo del General Balcarce) que vino de Londres y que quizás portara la enfermedad.

Sin embargo podría establecerse el diagnóstico diferencial con una infección gastroenteropática por Salmonella typhus.

En 1833 en un documento consta “epilepsia”: referida en una declaración de Manuel Ricardo Trelles, en la que se afirma que San Martín sufrió un ataque en presencia de Posadas mientras viajaban de París a Roma para comprar una escultura de Napoleón.

También se menciona en una carta de San Martín a Bernardo O’Higgins.

En1840 se detecta “gripe”.

En 1845 se efectúa el diagnóstico de “cataratas”. El Dr. Sichel fue el oftalmólogo que operó a San Martín en 1849 en París, sin anestesia. No hubo mejoría.

En 1850 acontece su Muerte por causas desconocidas que dieron lugar a las elucubraciones mencionadas anteriormente (complicaciones de úlceras, cáncer, insuficiencia cardíaca o aneurisma).

Salud e Higiene en el Ejército de los Andes

Durante las Guerras de Independencia Sudamericana José de San Martín enfrentó serios problemas sanitarios y de salud en su Ejército de los Andes.

Manuscritos arrojan luz sobre las enfermedades sufridas por la tropa durante las distintas campañas, y las medidas higiénicas y médicas implementadas por los médicos de San Martín, entre ellos Juan Green y Patricio O’Donnell.

Bernardo O’Higgins también jugó un papel importante en estos hechos históricos y en la prevención de enfermedades.

En 1816 San Martín estaba en Mendoza, ciudad de la región cuyana de las Provincias Unidas del Río de la Plata, organizando un ejército para la campaña independentista.

El hallazgo de un documento sobre las enfermedades venéreas dermatológicas de la tropa firmado por San Martín en 1816 llevó a explorar el contexto histórico y las circunstancias de ese período.

El documento, cuya existencia se conocía, aún no ha sido completamente investigado y/o interpretado:

Habiendo constatado positivamente que las enfermedades que afectan generalmente a la tropa son consecuencia de dolencias venéreas, he decidido, siguiendo el consejo del médico, habilitar en cada barrio un consultorio que se utilizará provisionalmente como hospital o guardería, en el que los enfermos de las síntomas gálicos más comunes, tales como ‘vubones;, gonorrea y otros que por su naturaleza no requieren cirugía, ni requieren asistencia difícil ni prolongada. Con el fin de hacerlo, preparará este consultorio bajo su mandato con el conocimiento de que el gobierno nombrará un médico para asistirlo en el uso de los medicamentos disponibles en la botica del ejército para los cuales el administrador o encargado ya ha recibido las órdenes correspondientes, al igual que el Presidente Presbítero del Hospital General a no admitir pacientes con este tipo de enfermedades a partir del día 20 de este mes, salvo que requieran asistencia mayor o estén afectados por otras enfermedades. 

Que Dios te proteja por muchos años. 

Mendoza, 12 de marzo de 1816 

Que Dios te proteja por muchos años. 

(José de San Martín a Pedro Regalado de la Plaza) .

Este documento prueba que se crearon consultorios en los cuarteles del regimiento que servían como hospitales antivenereos, y que se había designado para auxiliar a San Martín al Dr. Pedro Regalado de la Plaza, Comandante General de Artillería. También confirma la existencia de dispensarios y boticarios y prueba la existencia del Director y Presidente Fray Pablo de Rosario en el Hospital General y Militar Bethlemitic de San Antonio de Mendoza.

Los pacientes fueron admitidos en los hospitales dependiendo de la complejidad del tratamiento.

Otro documento confirma que Fray Luis Beltrán, sacerdote, fue nombrado Teniente General de Artillería y Capellán del Ejército.

Finalmente, un tercer documento de la colección firmado por Bernardo O’Higgins no está relacionado con la salud y el saneamiento, pero es importante para el contexto histórico.

El contexto histórico de estos documentos: Enfermedades e Higiene

Durante el período colonial del Virreinato del Río de la Plata, la ciencia y el arte de curar estaba regulado por el Protomedicato.

Después de 1810 fue reemplazado por el Instituto Médico Militar, que reguló la formación de médicos durante este período de transición.

Cuando José de San Martín reemplazó a Manuel Belgrano en el Ejército del Norte en Tucumán, solicitó médicos de Buenos Aires: Cosme Argerich, Guillermo Colisberry de Filadelfia y el inglés Diego Paroissien.

El general Belgrano, líder del Ejército del Norte, tenía su propio médico, Joseph Thomas Readhead. Cuando los soldados realistas españoles necesitaban un médico en Salta, Readhead fue secuestrado pero pudo escapar y reincorporarse al Ejército del Norte.

A José de San Martín, Gobernador de la región de Cuyo, se le encargó la organización de la sanidad e higiene militar tanto de la población civil como de la tropa.

Estableció hospitales militares en las ciudades de Mendoza y San Juan, el Hospital General y Militar de Mendoza y el Hospital Bethlemitic de San Antonio, que estaba ubicado cerca del canal Zanjón (en la intersección de las actuales San Luis y Francisco de la Reta, calles de San Juan).

Había otro hospital en San Juan, el Hospital Bethlemitic San Juan de Dios.

Los sacerdotes de Belén, que apoyaron la independencia, actuaron como enfermeros y médicos. No solo atendieron a los hospitales sino que también ofrecieron su ayuda en misiones especiales y en asuntos militares.

Después de Fray Pablo del Rosario, Fray Juan Pedro de Santa María asumió como Director del Hospital Bethlemitic de Mendoza.

Estudió medicina y, como cirujano, acompañó al Ejército de la Independencia de los Andes en 1817.

Fray Juan Pedro de Santa María se convirtió en Director del Hospital Bethlemitic de Mendoza.

Estudió medicina y, como cirujano, acompañó al Ejército de la Independencia de los Andes en 1817.

Fray Juan Pedro de Santa María se convirtió en Director del Hospital Bethlemitic de Mendoza.

Estudió medicina y, como cirujano, acompañó al Ejército de la Independencia de los Andes en 1817.

En 1815, San Martín comenzó a supervisar la administración financiera de los hospitales, estableciendo comités de control conocidos como Juntas Hospitalarias, que ya se habían creado en otras regiones pero nunca se habían implementado en Cuyo.

Al enterarse de que los médicos en Mendoza eran prorrealistas, San Martín pidió más médicos de Buenos Aires, y solo confió en Juan Isidro Zapata, médico de Perú.

Implementó exámenes físicos para los soldados que ingresaban al ejército. Se denegó la entrada a quienes cayeran en alguna de las siguientes categorías:

– Los que no tienen dientes

– Aquellos con fístulas

– Las personas mayores con discapacidad

– Hombres con amputaciones

– Hombres jóvenes que presentaban problemas de adaptación

– Los que tienen tuberculosis

– Aquellos con expectoración sanguínea

Las enfermedades que padecieron las tropas durante las campañas fueron:

– Heridas por sables o armas de fuego

– Fracturas y luxaciones

– Quemaduras por disparos de cañón

– Surumpi, una afección oftalmológica debida al reflejo del sol en las superficies nevadas de las montañas, que puede causar ceguera durante dos días.

– Soroche, o mal de altura, con dolores de cabeza

– Tuberculosis

– Paludismo

– Enfermedades venéreas

En cuanto a la prevención de enfermedades venéreas, San Martín estableció consultorios antivenéreos en el cuartel de artillería y también en el cuartel del Regimiento de Caballería, el Regimiento de Granaderos a Caballo.

También trabajó en la prevención de estas enfermedades, expresando su preocupación a otras autoridades del ejército, así como en Chile. En una carta de Bernardo O’Higgins a San Martín, el general chileno escribió:

… mientras tanto estoy trabajando en la construcción de un campamento a orillas del río Lircay que está a una legua de esta ciudad y es sin duda una de las mejores posiciones militares que hay en esta zona. La construcción avanza y en exactamente dos días todo el ejército estará acampando allí. De esta forma evitaremos todo contacto con la población civil local que lamentablemente sufre de enfermedades venéreas…

Para evitar la congelación, San Martín solicitó que se enviaran botas grandes de Córdoba a Mendoza. Ordenó que se insertara fieltro como forro en las botas.

La hidrofobia (rabia) fue traída al territorio en la época de las invasiones inglesas de 1806 y 1807. Para controlar el riesgo de contagio, ordenó matar a todos los perros rabiosos (La Abeja Argentina, 15 de mayo de 1822).

 San Martín ordena abrir hospitales venéreos y botica dentro del Regimiento de Artillería

Luego de la Batalla de Chacabuco se incorporaron a las fuerzas Guillermo Dunyer y David Noel, así como Patricio O’Donnell y Juan Green.

Este último se convirtió en el médico personal de O’Higgins. Green salvó el brazo de O’Higgins al realizarle un sangrado tras la batalla de Cancha Rayada.

Fray Juan Pedro de la Santa Cruz regresó a Mendoza y trabajó de forma independiente, como médico, en el Hospital Bethlemitic San Antonio de Mendoza.

Fue un excelente director de esa institución.

Manuel Belgrano fue asistido por su médico personal, Joseph Readhead, a quien le entregó su reloj de oro como pago y agradecimiento antes de su muerte. Readhead también realizó la autopsia de Belgrano.

Bernardo O’Higgins murió en Perú. Parece que siempre había sido tratado por el doctor Juan Green, como ha señalado Antonio Guerrino (basado en información de Vicuña Mackenna). Guerrino puso fin a la incertidumbre sobre el nombre del médico de O’Higgins.

Conclusión

En 1814, cuando José de San Martín organizó un ejército para su campaña de independencia, enfrentó serios problemas sanitarios y de salud, tanto en su ejército como en su propia salud.

Mantener a tantos soldados bajo disciplina militar requería tener una infraestructura médica organizada.

Así, hubo dos frentes en las guerras de independencia sudamericanas. Además del militar, había otro frente que se combatía en el campo médico.

notas

1 Dra. Alejandra Baldrich, dermatóloga de planta, Departamento de Dermatología, Hospital Británico de Buenos Aires y Facultad de Medicina, Universidad de Buenos Aires. Dr. Mario Marini, Jefe del Departamento de Dermatología, Hospital Británico de Buenos Aires, Profesor de la Facultad de Medicina, Universidad de Buenos Aires. Esta investigación fue parcialmente presentada en dos ponencias durante la 23ª Conferencia RADLA ( Reunión Anual de los Dermatólogos Latinoamericanos), 1 al 4 de mayo de 2004, Lima Perú, y el Congreso Nacional de Dermatología, del 18 al 21 de agosto de 2004, Mar del Plata, Argentina (Mención de Honor).

Aguardiente , aguardiente, especie de aguardiente tosco obtenido por fermentación y destilación de mostos azucarados.

La fuente documental pertenece a la colección de manuscritos americanos de la familia Baldrich.

Auspicios Institucionales
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