Investigadores iraquíes publicaron en la edición del 11 de julio de 2024 del Journal of Education and Health Promotion los resultados de un estudio que analizó la incidencia de ataques cardíacos en una población menor de 45 años de una importante ciudad de su país y se detuvo en subrayar los factores de riesgo presentes en dicho universo*.
La NOTICIA DEL DÍA, hoy se detendrá en estas observaciones.
Los autores parten de aceptar que las principales enfermedades cardiovasculares (ECV) son la cardiopatía isquémica (CI), la angina estable o inestable, el infarto de miocardio, la insuficiencia cardíaca y el bloqueo cardíaco.
Todas ellas provocan disfunciones con algunos signos y síntomas destacados, como dolor, opresión, y malestar precordiales, pudiendo presentarse también dolor en el cuello, la mandíbula y la garganta, debilidad o entumecimiento de piernas y/o brazos, fatiga, dificultad para respirar, sensación de mareo, náuseas o vómitos, sudoración y desmayos (síncope).
Consideran que a nivel mundial, las ECV resultan la principal causa de muerte.
Se estima que 17,9 millones de pacientes murieron por ECV en 2019, una proporción que representa el 32% de todas las muertes mundiales, siendo que el 85% de ellas se debieron a ataques cardíacos.
Más de las tres cuartas partes de dichas muertes por ECV se produjeron en países de ingresos bajos y medios.
Así, de los 17 millones de muertes (menores de 70 años) debidas a enfermedades no transmisibles en 2019, el 38% fueron causadas por ECV.
La mayoría de las ECV se pueden prevenir abordando los factores de riesgo conductuales, como la dieta poco saludable, la obesidad, el abuso de sustancias, la inactividad física y la adicción al alcohol o tabaco.
Los adultos descritos como jóvenes (18-45 años) han desarrollado factores de riesgo cada vez mayores en las últimas dos décadas, lo que lleva a ataques cardíacos y problemas cardiovasculares entre jóvenes y mayores de múltiples edades.
Contrariamente a la tendencia de lo que se conoce, la incidencia de ECV en adultos mayores de 50 años es aún un número más alto.
Las enfermedades cardíacas pueden ocurrir debido a varias variables y factores de riesgo, como la edad, el sexo, los hábitos de tabaco, la inactividad física, el consumo excesivo de alcohol, la enfermedad del hígado graso, la dieta y el tipo nutricional, la obesidad, los antecedentes genéticos y familiares de ECV, la diabetes mellitus (DB), la hipertensión, los factores psicosociales, la hiperlipidemia, la pobreza, el bajo nivel educativo, la contaminación del aire y la falta de sueño.
Teniendo en cuenta, estos antecedentes el estudio aquí considerado tuvo como objetivo identificar los principales factores de riesgo que contribuyeron a los ataques cardíacos entre los jóvenes de la ciudad de Mosul, Irak.
Mosul es una ciudad del norte de Irak, ubicada junto al río Tigris.
Con unos 1,4 millones de habitantes, Mosul es la cuarta ciudad más poblada del país
Debe considerarse que el rápido progreso socioeconómico que ha afectado considerablemente al mundo ha determinado que el riesgo de enfermedades cardiovasculares (ECV) haya aumentado.
La creciente carga de ECV se ha convertido en un importante problema de salud pública.
El logro del estudio dependió de la consecución de los objetivos a través de un diseño descriptivo que se llevó a cabo en las salas de urgencias médicas de tres hospitales universitarios de la ciudad de Mosul, Irak.
La muestra fue la conveniencia de los pacientes que fueron admitidos en el servicio de urgencias y que presentaron signos y síntomas de ataques cardíacos durante el período de recopilación de datos que comenzó el 1 de noviembre de 2022 y terminó el 1 de abril de 2023.
Los participantes fueron 247 casos registrados durante ese período, y sus edades oscilaron entre 20 y 45 años.
La herramienta utilizada en este estudio estuvo acorde a las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y estuvo relacionada con los factores de riesgo de las ECV constando de once ítems.
Aproximadamente el setenta por ciento de la muestra de estudio fueron varones, el 68,4% tuvieron menos de 39 años y el 35,6% de ellos fueron diagnosticados con enfermedades cardiacas (angina e infarto de miocardio) que requirieron hospitalización, existiendo en la muestra varios factores de riesgo, siendo los más destacados la inactividad física (88,6%), seguir patrones de alimentación poco saludables (87,5%) y la hipertensión (69,3%).
Los autores destacaron que los resultados del presente estudio mostraron que el 69,3% de la muestra tenía hipertensión, que fue uno de los factores de riesgo más importantes para la enfermedad cardíaca.
Además, la hipertensión se asoció con un mayor riesgo de ECV y mortalidad por todas las causas, y las asociaciones fueron más fuertes con una edad de inicio más joven en el grupo de <45 años.
Otros estudios mencionaron que se encontró una conexión progresiva entre el aumento de la presión arterial (PA) y las categorías, que fueron factores de riesgo aumentados y ECV complicadas.
A una edad temprana, más exposiciones a PA sistólica elevada, PA diastólica y colesterol con lipoproteína de baja densidad (LDL) se asociaron con una mayor probabilidad de ECV.
Esta información explicó el resultado que apareció: el 45,5% de los sujetos tuvieron colesterol alto en sangre y la mitad de la muestra (40,9%) fumaba más de veinte cigarrillos por día.
El tabaquismo sigue siendo un factor de riesgo importante para la ECV y la principal causa evitable de muerte en todo el mundo.
El tabaquismo aumenta la mortalidad y tiene un papel crucial en la ECV aterosclerótica.
La exposición activa y pasiva al tabaquismo determina más del 30% de la mortalidad por enfermedad coronaria.
La mortalidad fue mayor en mujeres, y los fumadores masculinos y femeninos mostraron un riesgo 25% mayor de desarrollar enfermedad cardíaca coronaria (ECC) que los hombres con menor exposición al humo del tabaco.
El tabaquismo no solo fue un factor de riesgo para las ECV crónicas, sino que también fue un inductor de eventos aterotrombóticos agudos, como el accidente cerebrovascular o el infarto de miocardio, y tuvo un impacto en la tolerancia a la glucosa y los niveles de colesterol de lipoproteína de alta densidad (HDL).
La alimentación saludable con una nutrición controlada fue muy importante para la salud en general y la salud cardíaca, en particular, para mejorar la calidad de la dieta y promover la salud cardiovascular.
En este estudio, el 87,5% de los participantes seguían o consumían una dieta aleatoria y desequilibrada que no necesariamente contenía todos los nutrientes necesarios que el cuerpo necesita, lo que influyó en la salud y el estado cardíaco.
Sin embargo, hubo descuido en los aspectos físicos y atléticos y una debilidad significativa y clara en su condición física con el pretexto de la falta de tiempo para esas condiciones, mientras que el 88,60% de ellos mencionó que no tuvieron ninguna actividad física o deporte.
Esto se explicó por el hecho de que la OMS ha establecido guías claras sobre la cantidad mínima de actividad física necesaria para mantener una salud y una condición física adecuadas, siendo que el estado físico se ha asociado de forma independiente con el riesgo de muerte cardiovascular temprana en la población.
Además, otros factores de riesgo en este estudio fueron que el 34,1% tuvo DM tipo 2, que fue un factor de riesgo prevalente, determinando que estos pacientes con DM tipo 2 o prediabetes se asociaran con un mayor riesgo de mortalidad por ECV en ambos sexos.
Las manifestaciones cardiovasculares más comunes en aquellos con DM incluyeron insuficiencia cardíaca, enfermedad arterial periférica y enfermedad cardíaca coronaria.
En el estudio, el 21,6% fueron obesos; varios estudios informaron que la obesidad se asoció con una mayor morbilidad y mortalidad de la ECV que fue la principal causa de mortalidad, representando aproximadamente el 70% de las muertes en personas con sobrepeso.
Por otro lado, los autores consideraron que el estrés psicosocial y la depresión que se caracterizan por alteraciones en el cambio de humor, comportamiento y afecto, determinaron relaciones entre la ECV y tales trastornos psicosociales resultantes del estrés, según los últimos datos de la OMS.
Esto pudo explicar los resultados observados, donde el 21,6% sufrió de ansiedad y estrés en la vida diaria.
En otro orden de cosas, Choi, Y., y Choi, JW (2020) y Hsieh, CG, y Martin, JL (2019) señalaron en su estudio que la falta de sueño y el insomnio han estado afectando significativamente la incidencia de la ECV en la población general.
Un patrón de sueño saludable, que incluyera dormir (7-8) horas cada 24 h y no tener somnolencia diurna excesiva frecuente, reduce el riesgo de ECV, cardiopatía coronaria y accidente cerebrovascular.
En esta población del estudio iraquí, el 17% de los pacientes jóvenes que fueron hospitalizados tuvieron patrones de sueño irregulares.
Otros estudios han enumerado en sus estudios un vínculo entre antecedentes familiares de enfermedad cardíaca y la aparición de enfermedades.
Esta opinión fue clara en los datos observados aquí, donde el 27,3% de la muestra del estudio había sido diagnosticada con enfermedad cardíaca debido a su herencia familiar.
Asimismo, muchos estudios mencionaron que el abuso de alcohol de cualquier cantidad aumentó el riesgo de ECV ya que la asociación entre el consumo de alcohol y la ECV, sigue siendo una de las principales causas mundiales de muerte.
Sin embargo, el porcentaje de los que bebieron alcohol en el estudio que se comenta fue un número pequeño (5,7%), pero todos los que fueron ingresados en el hospital fueron diagnosticados con enfermedad cardíaca.
Finalmente, el estudio esperaba la aparición de estos resultados en la sociedad iraquí.
En conclusión, el descuido del estado de salud por comer alimentos poco saludables con una nutrición desequilibrada, tiempo limitado para hacer ejercicio, obesidad excesiva, tabaquismo intenso y estrés con preocupación por el futuro hacen que se tomen medidas y se reaccione de manera efectiva para aumentar la incidencia de muchos tipos de enfermedades cardíacas, que comienzan a una edad temprana durante los treinta y cuarenta años.
Los autores admitieron ciertas limitaciones de su estudio:
Hubo algunos casos que se negaron a participar en el mismo, algunos casos tuvieron condiciones de salud inconvenientes y estuvieron muy cansados, y algunos de ellos fueron transferidos a otros hospitales; los investigadores no pudieron realizar un seguimiento de ellos.
Dependiendo de la conclusión de la investigación, los investigadores hicieron varias recomendaciones que deberían cambiar los resultados de futuros estudios sobre los mismos sujetos.
La reevaluación del estado de salud se realizó cada 6 meses para la edad joven, en particular para aquellos pacientes que tuvieron antecedentes de enfermedades crónicas; así, los programas de educación para la salud sobre la dieta y la actividad física fueron activos en la mejora de los conceptos y el conocimiento para reducir el estrés.
En conclusión, el estudio concluyó que existieron muchos factores de riesgo para la salud que contribuyeron a la aparición de ataques cardíacos entre los jóvenes, como la hipertensión, el colesterol elevado, la dieta poco saludable, el tabaquismo excesivo, el estrés, el sueño insuficiente, los antecedentes familiares, el consumo de alcohol, la obesidad y la diabetes.
* Allo R, Tariq M, Natheer M, Hussein H. The incidence of heart attacks among young individuals in Mosul City. J Educ Health Promot. 2024 Jul 11;13:218. doi: 10.4103/jehp.jehp_1266_23. PMID: 39297084; PMCID: PMC11410175.