Autores del Reino Unido y de EEUU publlcaron un artículo de revisión en el JACC (Journal of American College of Cardiology) que abordó una vez más el tema de la reducción de sal de la ingesta para prevenir la hipertensión y las enfermedades cardiovasculares*.
En realidad, el cuerpo humano necesita una cantidad muy pequeña de sal de la dieta para mantener el equilibrio de líquidos y la homeostasis celular.
Por varios millones años, la única fuente de sal para los antepasados humanos era la que se encontraba naturalmente en los alimentos, y el consumo de sal era inferior a 0,5 g / día.
Tras el descubrimiento de sus propiedades conservantes hace unos 5.000 años, la sal se convirtió gradualmente en el producto básico más gravado y comercializado del mundo.
En la actualidad, aunque las tecnologías de refrigeración evitan la necesidad de sal como conservante, la ingesta actual de sal promedia z10 g / día en la mayoría de los países, lo que representa un aumento> 20 veces mayor en un corto período de tiempo en la escala de tiempo evolutiva.
Las repercusiones en nuestra salud son múltiples, ya que la fisiología humana no se ha adaptado para excretar estas grandes cantidades de sal.
A través de varias vías complejas e interconectadas, nuestra alta ingesta actual de sal conduce a daños en órganos diana clave, lo que resulta en enfermedades cardiovasculares y otras enfermedades crónicas.
En todo el mundo, 70 millones de años de vida ajustados por discapacidad y 3 millones de muertes en 2017 se atribuyeron al alto consumo de sal, lo que lo convierte en uno de los 3 principales factores de riesgo dietético.
En este artículo, se revisa la evidencia que relaciona la sal con la salud, con un enfoque particular en la presión arterial (PA) y las enfermedades cardiovasculares (ECV).
También se discuten brevemente los mecanismos fisiopatológicos. Finalmente, se proporciona una breve actualización sobre los programas de reducción de sal en diferentes partes del mundo.
Existe una fuerte evidencia de una relación causal entre la ingesta de sal y la presión arterial. Los ensayos aleatorizados demuestran que la reducción de la sal reduce la presión arterial tanto en los individuos hipertensos como en los normotensos, además del que logran los tratamientos antihipertensivos.
Estudios metodológicamente sólidos con una evaluación precisa de la ingesta de sal han demostrado que una ingesta menor de sal se asocia con un riesgo reducido de enfermedad cardiovascular, mortalidad por todas las causas y otras afecciones, como enfermedad renal, cáncer de estómago y osteoporosis.
En estos diversos resultados están implicados múltiples mecanismos fisiológicos complejos e interconectados, incluida la homeostasis de fluidos, los mecanismos hormonales e inflamatorios, así como vías más novedosas como la respuesta inmune y el microbioma intestinal.
La ingesta elevada de sal es un factor de riesgo dietético importante. Los programas de reducción de sal son costo efectivos y deben implementarse o acelerarse en todos los países.
Esta revisión proporciona una actualización de la evidencia que relaciona la sal con la salud, con un enfoque particular en la presión arterial y las enfermedades cardiovasculares, así como los posibles mecanismos.
* He FJ, Tan M, Ma Y, MacGregor GA. Salt Reduction to Prevent Hypertension and Cardiovascular Disease: JACC State-of-the-Art Review. J Am Coll Cardiol. 2020;75(6):632-647. doi:10.1016/j.jacc.2019.11.055