En una reciente publicación de febrero de este año*, los autores preguntan si los atletas olímpicos de alta competición están libres de enfermedades cardiovasculares cuestión que es respondida mediante una Investigación sistemática en 2352 participantes de los Juegos Olímpicos de Atenas 2004 a los de Sochi (Rusia) en 2014.
Los investigadores pertenecen al Institute of Sport Medicine and Science, Italian National Olympic Committee, Rome, Italy
Parten de considerar que los atletas olímpicos constituyen un modelo de éxito en nuestra sociedad, al soportar programas de acondicionamiento extenuantes y lograr actuaciones asombrosas. y que representan también un motivo de interés científico y clínico para conocer la prevalencia de anomalías cardiovasculares que eventualmente podrían presentar.
Por lo tanto se plantearon como objetivo evaluar la prevalencia y el tipo de anomalías CV en una cohorte de ellos que sería seleccionada.
Se incluyeron entonces 2352 atletas olímpicos, con una edad media de 25 ± 6 de los cuáles 64% fueron hombres que se hallaban compitiendo en 31 deportes de verano o 15 deportes de invierno. Todos fueron examinados con registro de sus antecedentes, examen físico, ECG de 12 derivaciones, ECG de esfuerzo y ecocardiografía.
Pruebas adicionales como resonancia magnética cardíaca, tomografía computarizada o evaluaciones electrofisiológicas se realizaron selectivamente cuando fue necesario según los hallazgos.
Estos que siguen fueron los resultados encontrados: Un subconjunto de 92 atletas (3,9%) mostraron los siguientes hallazgos anormales. miocardiopatías hereditarias (n = 4), coronariopatía (n = 1), perimiocarditis (n = 4), puentes miocárdicos (n = 2), valvulares y congénitas (n = 45) 10). Las enfermedades eléctricas primarias detectadas incluyeron fibrilación auricular (n = 2), taquicardia supraventricular (n = 14), taquiarritmias ventriculares complejas (taquicardia ventricular no sostenida, n = 7, taquicardia ventricular bidireccional, n = 1) o trastornos mayores de conducción (Wolff- Parkinson-White (WPW), n = 1, síndrome de QT largo (LQTS), n = 2).
Por lo tanto el estudio reveló una prevalencia inesperada de anomalías CV entre los atletas olímpicos, incluyendo una pequeña, pero no despreciable proporción de condiciones patológicas de riesgo. Esta observación sugiere que los atletas olímpicos, a pesar de la ausencia de síntomas o sorprendentes actuaciones, no son inmunes a los trastornos cardiovasculares y pueden estar expuestos a un riesgo elevado imprevisto durante la actividad deportiva.
* Pelliccia A, Adami PE, Quattrini F, et al Are Olympic athletes free from cardiovascular diseases? Systematic investigation in 2352 participants from Athens 2004 to Sochi 2014 Br J Sports Med 2017;51:238-243.