Investigadores suecos publicaron en la edición del 23 de octubre de 2025 del The European Journal of Pharmacology, los resultados y conclusiones de una revisión que analizó el rol actual y las perspectivas futuras de las estatinas incluidas en el tratamiento oncológico para mitigar la toxicidad intestinal y cardíaca inducidas por la quimioterapia*.
La NOTICIA DEL DÍA se ocupará hoy de comentar esta publicación.
En la Introducción de su artículo los autores suecos comentaron que si bien la quimioterapia se usa ampliamente y es un tratamiento eficaz contra el cáncer, los pacientes sometidos a ella suelen experimentar efectos secundarios debilitantes y a veces graves.
Estas afecciones inducidas por la quimioterapia plantean desafíos significativos para el manejo eficaz del cáncer, afectando la comodidad del paciente, la adherencia al tratamiento y el pronóstico general.
Entre las toxicidades clínicamente más significativas se encuentran la cardiotoxicidad y la mucositis inducida por quimioterapia (CIM por sus siglas en inglés de chemotherapy-induced mucositis), que pueden provocar una morbilidad considerable y, en algunos casos, complicaciones potencialmente mortales.
La cardiotoxicidad es un efecto adverso bien reconocido de varios agentes quimioterapéuticos, en particular las antraciclinas y las terapias dirigidas al receptor 2 del factor de crecimiento epidérmico humano (HER2).
Puede manifestarse como isquemia miocárdica, arritmias, hipertensión o insuficiencia cardíaca progresiva.
Según la Sociedad Americana de Ecocardiografía, la disfunción cardíaca relacionada con la quimioterapia se define por una disminución del 10% en la fracción de eyección del ventrículo izquierdo (FEVI) desde el valor inicial hasta un valor inferior al 53%, confirmada por mediciones tomadas con al menos dos o tres semanas de diferencia.
Los factores de riesgo para desarrollar cardiotoxicidad mediada por quimioterapia incluyen enfermedad cardiovascular preexistente y otros factores de riesgo relacionados, edad avanzada y alta exposición a agentes cardiotóxicos adicionales.
Existen pocos tratamientos para la cardiotoxicidad inducida por quimioterapia, pero las estatinas en particular se muestran prometedoras para reducir el daño cardíaco permanente asociado a esta terapia contra el cáncer.
La CIM es un efecto secundario frecuente y a menudo debilitante que afecta el revestimiento mucoso del tracto gastrointestinal (GI).
Esta afección desencadena una inflamación extensa y compromete la integridad de la barrera mucosa en la cavidad oral, el esófago, el estómago y los intestinos, lo que resulta en una disminución sustancial de la calidad de vida (CdV) de los pacientes portadores de neoplasias.
La presentación clínica de la CIM puede variar significativamente, influenciada por el régimen de quimioterapia específico, la dosis, la duración del tratamiento y las susceptibilidades individuales del paciente (como la inmunosupresión), así como los diferentes tratamientos combinados que se utilizan a menudo en el tratamiento de estos enfermos.
Generalmente, la CIM puede provocar náuseas, vómitos, dolor abdominal, diarrea grave y sepsis.
El revestimiento mucoso inflamado y ulcerado perjudica la absorción de nutrientes, causando desequilibrios electrolíticos, desnutrición, pérdida grave de peso corporal e incluso la muerte debido a insuficiencia orgánica múltiple.
Los casos graves de mucositis pueden requerir hospitalización, reducción de la dosis de quimioterapia o interrupción del tratamiento.
Actualmente, no existe una terapia preventiva ni un tratamiento significativos para la CIM; sin embargo, se pueden implementar medidas de apoyo para ayudar a controlar los síntomas.
Existe una necesidad urgente de optimizar las terapias contra el cáncer existentes, no solo para mejorar la eficacia del tratamiento sino también para mejorar la calidad de vida del paciente.
Entre estos, los inhibidores de la hidroximetilglutaril-CoA (HMG-CoA) reductasa, (estatinas), son un candidato prometedor.
Más allá de sus beneficios cardiovasculares, la creciente evidencia sugiere que las estatinas también pueden reducir los efectos secundarios inducidos por la quimioterapia, posicionándolas como posibles agentes adyuvantes en oncología.
Los mecanismos de protección de las estatinas en la mucositis y cardiotoxicidad inducidas por quimioterapia parecen ser multifactoriales y están impulsados en gran medida por efectos pleiotrópicos más allá de su capacidad de reducción de lípidos, incluidas las propiedades antioxidantes, antiinflamatorias, antifibróticas, estabilizadoras endoteliales y antiapoptóticas.
Así, esta revisión buscó ofrecer una visión general de las estatinas, incluyendo sus mecanismos de acción para mitigar la mucositis y la cardiotoxicidad inducidas por la quimioterapia.
El objetivo a largo plazo fue comprender la contribución de las estatinas como tratamiento de apoyo y protección contra los efectos secundarios derivados de los regímenes basados en la terapia antineoplásica.
A manera de resumen de lo expresado, vale reiterar que las toxicidades gastrointestinales y cardíacas inducidas por la quimioterapia siguen siendo complicaciones importantes que limitan la dosis de varios tratamientos oncológicos, y que a menudo provocan morbilidad a largo plazo y una reducción de la calidad de vida.
Se ha prestado cada vez más atención a los efectos pleiotrópicos de las estatinas, que como es ampliamente conocido, son utilizados para la hiperlipidemia y la reducción del riesgo cardiovascular.
Además de sus propiedades hipolipemiantes, las estatinas presentan actividades antioxidantes, antiinflamatorias, antiapoptóticas, protectoras mitocondriales y de apoyo endotelial, lo que las convierte en candidatas atractivas para su reutilización en oncología.
Esta revisión resumió entonces los mecanismos moleculares mediante los cuales las estatinas pueden proteger tejidos no diana del daño colateral de la quimioterapia.
Los autores describieron cómo las estatinas atenúan el estrés oxidativo mediante la inhibición de la NADPH oxidasa y la mejora de las defensas antioxidantes endógenas, y cómo modulan las respuestas inflamatorias mediante la supresión de la señalización de NF-κB y la regulación positiva de la óxido nítrico sintasa endotelial.
Además, describieron su capacidad para reducir la apoptosis mediante la estabilización de las mitocondrias, la activación de las quinasas prosupervivencia y la disminución de la actividad del inflamasoma.
Estos efectos están respaldados por evidencia preclínica en modelos de cardiotoxicidad inducida por doxorrubicina y mucositis intestinal.
Si bien los datos clínicos siguen siendo limitados y, en ocasiones, inconsistentes, la justificación mecanicista y la creciente información experimental subrayan el potencial de las estatinas como agentes adyuvantes multidiana para reducir la toxicidad durante la quimioterapia.
Por lo tanto, se justifican futuros estudios clínicos para determinar los efectos específicos de cada clase de estatinas, la dosificación óptima y su potencial terapéutico completo en pacientes con cáncer.
Al someter a discusión las observaciones comentadas y las direcciones futuras de esta alternativa terapéutica, los autores señalaron que las estatinas son muy prometedoras para mitigar los efectos secundarios inducidos por la quimioterapia, en particular la mucositis y la cardiotoxicidad.
Si bien se han utilizado tradicionalmente por su capacidad para reducir el colesterol y sus efectos cardioprotectores, las estatinas han demostrado un amplio espectro de efectos pleiotrópicos que pueden extenderse a la oncología clínica, en particular para reducir los impactos adversos de la quimioterapia.
Sus propiedades antiinflamatorias, protectoras del endotelio y antioxidantes sugieren un papel prometedor en la disminución de la gravedad de la cardiotoxicidad y la mucositis intestinal inducidas por la quimioterapia.
Además, las estatinas también pueden conferir efectos protectores sobre el hígado y los riñones, órganos susceptibles al estrés oxidativo y la inflamación inducidos por la quimioterapia.
Los estudios han demostrado que las estatinas pueden atenuar el daño hepático y renal inducido por cisplatino al reducir el estrés oxidativo, suprimir las vías inflamatorias y preservar la integridad celular, manteniendo así la función orgánica durante el tratamiento del cáncer.
Estos efectos hepatoprotectores y renoprotectores amplían la utilidad potencial de las estatinas en oncología al mitigar toxicidades adicionales específicas de órganos más allá del corazón y el tracto gastrointestinal.
La evidencia clínica y preclínica subraya la capacidad de las estatinas no solo para proteger contra complicaciones cardiovasculares, sino también para proteger la mucosa gastrointestinal, abordando así dos importantes preocupaciones clínicas en el tratamiento del cáncer.
La investigación sobre el papel de las estatinas en oncología aún se encuentra en sus etapas iniciales, lo que genera la necesidad de ensayos clínicos más amplios y consolidados para comprender la respuesta y la seguridad de diferentes estatinas a dosis optimizadas como tratamientos adyuvantes en la terapia oncológica.
Estos ensayos clínicos deben tener como objetivo definir las combinaciones farmacológicas y las pautas de dosificación óptimas de estatinas que maximicen los resultados terapéuticos y minimicen los efectos secundarios.
También se justifican más investigaciones sobre los mecanismos subyacentes de la protección mediada por estatinas contra los efectos secundarios de la quimioterapia.
Comprender las vías moleculares implicadas no solo justificará el uso de estatinas en el tratamiento del cáncer, sino que también podría revelar nuevas dianas terapéuticas.
La variabilidad en la respuesta al tratamiento con estatinas, las posibles interacciones farmacológicas y el riesgo de exacerbación de ciertas afecciones exigen una selección y un seguimiento cuidadosos de los pacientes.
Además, los efectos a largo plazo del uso de estatinas en el ámbito oncológico aún quedan por dilucidar por completo.
Una limitación clave de la literatura actual que no puede ignorarse es la brecha entre la evidencia preclínica y clínica.
Por ejemplo, si bien numerosos estudios describen las ROS mitocondriales y derivadas de NOX como impulsores de la toxicidad de la quimioterapia, muchos de estos hallazgos provienen de sistemas preclínicos con concentraciones de fármacos significativamente superiores a las clínicas estándar.
Aún no se sabe si estos mecanismos se trasladan completamente a los regímenes de tratamiento en humanos, ya que los pacientes presentan respuestas fisiológicas más complejas a las terapias farmacológicas, influenciadas por comorbilidades y tratamientos previos.
Los modelos de roedores a menudo utilizan dosis de quimioterapia desproporcionadas a los regímenes humanos, en animales por lo demás sanos, y con criterios de valoración a corto plazo.
Por el contrario, los pacientes con cáncer presentan heterogeneidad en cuanto a edad, comorbilidades y tratamiento con múltiples fármacos, todo lo cual afecta el estado redox, la inflamación y las respuestas endoteliales.
En consecuencia, si bien los estudios preclínicos respaldan sistemáticamente las estatinas como agentes protectores contra la toxicidad inducida por la quimioterapia, la traducción clínica ha sido inconsistente, lo que enfatiza la necesidad de ensayos aleatorizados bien diseñados.
En conclusión, el papel de las estatinas en la mitigación de los efectos secundarios inducidos por la quimioterapia ofrece una herramienta clínica potencialmente útil en el futuro tratamiento del cáncer.
Además de sus beneficios cardioprotectores y gastrointestinales comprobados, las estatinas también pueden proteger el hígado y los riñones del estrés oxidativo y la inflamación inducidos por la quimioterapia, lo que amplía su potencial para preservar múltiples sistemas orgánicos durante el tratamiento.
Sin embargo, la investigación continua y la colaboración interdisciplinaria son esenciales para aprovechar al máximo el potencial de combinar estatinas en dosis óptimas con quimioterapias en este contexto.
Palabras clave: Estatinas Quimioterapia Mucositis Cardiotoxicidad Cáncer Hiperlipidemia Efecto secundario de la quimioterapia
* Arendt N, Kopsida M, Lennernäs H, Sjöblom M, Heindryckx F. Statin-mediated protection in chemotherapy-induced intestinal and cardiac toxicity: current perspectives. Eur J Pharmacol. 2025 Oct 23:178282. doi: 10.1016/j.ejphar.2025.178282. Epub ahead of print. PMID: 41138833.