La NOTICIA DEL DÍA de hoy se hará cargo de comentar una extensa revisión de lectura obligada para los interesados en Rehabilitación Cardíaca que precisamente aborda el tema en la enfermedad cardiovascular en sus distintas expresiones clínicas*.
La rehabilitación cardiaca (RC) ha evolucionado desde el ejercicio hasta convertirse en un programa integral que también aborda otros factores de riesgo de enfermedades cardiovasculares y proporciona educación y apoyo social.
Clásicamente consta de tres fases. La Fase I se refiere a la rehabilitación de pacientes internados durante la hospitalización del cuadro de presentación de la enfermedad. Debido a la cada vez más corta duración de la estancia hospitalaria, la fase I se ha vuelto menos formalizada. La Fase II se refiere a la actividad física controlada por un médico y supervisada por un paciente externo durante los 4 meses posteriores al alta. Los pacientes suelen someterse a hasta 36 sesiones en un programa de ejercicio graduado.
A partir de entonces, los pacientes pueden continuar en la fase III, que es un programa de ejercicio sin supervisión duradera. Los programas de RC también brindan asesoramiento nutricional, psicológico y de abandono del hábito de fumar, así como el control de lípidos y la presión arterial.
En EEUU, Medicare y la mayoría de los aseguradores ofrecen cobertura para este servicio después del síndrome coronario agudo, la intervención coronaria percutánea (ICP), el bypass coronario (CABG), la cirugía valvular y la insuficiencia cardíaca crónica estable con fracción de eyección reducida (HFrEF).
La American Heart Association (AHA) y el American College of Cardiology (ACC) consideran a la Reahabilitación una indicación Clase I para estas condiciones.
La prescripción de ejercicios en los centros de RC comienza óptimamente con una prueba de tolerancia al ejercicio previa al ejercicio, limitada por síntomas. A partir de entonces, los entrenamientos suelen consistir en un breve período de calentamiento, seguido de ejercicio aeróbico individual supervisado y una breve fase de enfriamiento.
El ejercicio aeróbico consiste en entrenamientos de 20 a 60 minutos de 3 a 5 días a la semana entre el 50 y el 80% de la capacidad máxima de ejercicio. Datos relativamente recientes sugieren que el entrenamiento con intervalos de alta intensidad (HIIT por sus siglas en inglés) produce aumentos más grandes y más rápidos en la capacidad de ejercicio.
Un ensayo de 27 pacientes con miocardiopatía isquémica estable asignados al entrenamiento continuo moderado al 70% de su frecuencia cardiaca máxima esperada o al HIIT a 95% de la frecuencia cardiaca máxima o a un grupo control de ejercicio, sólo demostraron un 46 vs 14% p <0,001) en el consumo máximo de oxígeno (VO2MAX) en el grupo HIIT vs entrenamiento continuo.
El aumento del VO2MAX se ha asociado con menores tasas de mortalidad en pacientes con enfermedad coronaria (CAD). El HIIT también mejoró la función endotelial, remodeló el ventrículo izquierdo y aumentó la fracción de eyección más que el entrenamiento continuo. Se han observado mejoras superiores similares en otros estudios. Sin embargo, comentan los autores, no debe olvidarse que los metaanálisis favorables de la RC que muestran reducciones en la mortalidad total y las rehospitalizaciones se basaron en la utilización de ejercicios de intensidad moderada.
* McMahon SR, Ades PA, Thompson PD. The role of cardiac rehabilitation in patients with heart disease. Trends Cardiovasc Med. 2017 Aug;27(6):420-425. doi: 10.1016/j.tcm.2017.02.005. Epub 2017 Feb 15.