En la edición del 13 de octubre de 2021 del Current Oncology de Ontario, investigadores canadienses publicaron una revisión que abordó el tema del rol del ejercicio para reducir las complicaciones cardiovasculares mediadas por antraciclinas en mujeres supervivientes de cáncer de mama*.
Los autores comienzan considerando que el cáncer y las enfermedades cardíacas siguen siendo las principales causas de muerte en todo el mundo.
A pesar de las tremendas mejoras en la terapéutica del cáncer, el daño colateral al corazón sigue siendo la principal causa de morbilidad y mortalidad entre los supervivientes de las neoplasias de mama.
Según el estadio y las características moleculares de las células cancerosas, el tratamiento puede incluir cirugía, radioterapia, quimioterapia y / o terapias dirigidas.
Si bien respaldar un plan de tratamiento multimodal es fundamental para mejorar la longevidad de las sobrevivientes, muchas de estas modalidades de tratamiento se asocian con cardiotoxicidad perjudicial.
Entre las sobrevivientes, existe un mayor riesgo de varios efectos secundarios cardiovasculares que incluyen: (1) miocardiopatía; (2) arritmia; (3) enfermedad valvular; y / o (4) insuficiencia cardíaca.
Además, la edad, la quimioterapia adyuvante y los factores de riesgo cardíaco tradicionales como un evento cardíaco previo, antecedentes familiares de enfermedad arterial coronaria (EAC), tabaquismo e hipertensión aumentan la probabilidad de desarrollar cardiotoxicidad por la terapia oncológica.
A los efectos de esta revisión, la supervivencia al cáncer de mama comienza en el momento del diagnóstico y continúa durante el tratamiento y durante el resto de la vida de la persona.
Debido a sus potentes propiedades antineoplásicas de amplio espectro, la quimioterapia basada en antraciclinas sigue siendo la clase principal de agentes citotóxicos utilizados en el contexto de esta patología prevalente de la mujer.
La clase de quimioterapia de antraciclina contiene varios agentes eficaces que incluyen epirrubicina, idarrubicina y, más comúnmente, doxorrubicina (DOX).
Si bien el uso de DOX ha facilitado una reducción de la recaída del cáncer y la mortalidad, su utilidad clínica está limitada por la cardiotoxicidad dosis-dependiente.
Si bien el uso clínico de antraciclinas ha disminuido debido a la aparición de nuevos agentes con índices terapéuticos mejorados, su uso sigue siendo un pilar fundamental en el tratamiento de una variedad de indicaciones.
Como tal, los protocolos de tratamiento asociados con los regímenes quimioterapéuticos basados en antraciclinas han cambiado para reducir el riesgo de cardiotoxicidad.
Específicamente, la reducción de la tasa de administración y la alteración de la formulación de las antraciclinas han demostrado ser exitosas para reducir el riesgo cardiotóxico asociado.
Está ampliamente aceptado que la DOX induce cardiotoxicidad a través de varias vías, incluida la inhibición de la ADN topoisomerasa II, el daño oxidativo y la generación de radicales libres y la apoptosis de los cardiomiocitos.
Es importante destacar que, aunque se han establecido recomendaciones estrictas que incluyen una dosis acumulativa máxima de 500 mg / m2 de DOX para mitigar el riesgo cardiotóxico potencial, no existe una dosis aceptada que se considere sin riesgo.
Además, la adición de terapias dirigidas que incluyen trastuzumab (TRZ) en el tratamiento del cáncer de mama HER2 + agrava aún más el riesgo de cardiotoxicidad con incidencias que ocurren en hasta 1 de cada 4 personas.
Es importante destacar que, si bien la terapia adyuvante con TRZ exacerba sustancialmente la cardiotoxicidad mediada por antraciclinas, los estudios han demostrado que la monoterapia con TRZ se asocia con hasta un 7% de riesgo de efectos secundarios cardiotóxicos.
El ejercicio ha sido ampliamente aceptado como una intervención eficaz para reducir el riesgo cardiovascular en una variedad de condiciones clínicas diferentes.
Sin embargo, los beneficios del ejercicio en la cardiotoxicidad mediada por antraciclinas no se comprenden claramente. En primer lugar, esta revisión analizó los estudios preclínicos que han dilucidado los mecanismos cardioprotectores del ejercicio aeróbico y de resistencia para mejorar la función cardiovascular en el contexto del tratamiento con antraciclinas.
A continuación, resumió los resultados de los ensayos clínicos de ejercicios aeróbicos y de resistencia realizados en mujeres con cáncer de mama que recibieron quimioterapia basada en antraciclinas.
Analizó además las pautas de ejercicio actuales para mujeres sometidas a quimioterapia y las contraindicaciones para el ejercicio.
Finalmente, abordó las lagunas en la investigación, específicamente la necesidad de más ensayos clínicos para establecer una prescripción de ejercicio recomendada dentro de esta población de pacientes.
En resumen, este artículo de revisión proporcionó una descripción general completa de la literatura actual relacionada con el papel del ejercicio en la mejora de los resultados cardiovasculares en el contexto de la cardiotoxicidad mediada por antraciclinas.
Los estudios preclínicos han demostrado que los ejercicios aeróbicos y / o de resistencia ejercen sus beneficios cardioprotectores principalmente al reducir el estrés oxidativo y la apoptosis.
Los ensayos clínicos en este entorno han demostrado que tal indicación es segura y puede mejorar la capacidad cardiorrespiratoria y la función sistólica.
Sin embargo, como algunos estudios han presentado evidencia contrastante, se justifica más investigación para optimizar la prescripción de ejercicios teniendo en cuenta la frecuencia, la intensidad, el tiempo y el tipo de ejercicios.
Si bien existen pautas de ejercicio para las mujeres con cáncer de mama que se someten a quimioterapia, su implementación sigue siendo un área de mejora.
* Varghese SS, Johnston WJ, Eekhoudt CR, Keats MR, Jassal DS, Grandy SA. Exercise to Reduce Anthracycline-Mediated Cardiovascular Complications in Breast Cancer Survivors. Curr Oncol. 2021 Oct 13;28(5):4139-4156. doi: 10.3390/curroncol28050351. PMID: 34677269; PMCID: PMC8535000.