Autores alemanes publicaron en la edición del 22 de agosto del Clinical Cardiology los resultados de una revisión sistemática sobre 11 estudios que realizaron seguimiento a largo plazo de pacientes portadores de un cardiodesfibrilador implantable (CDI) en el síndrome de Brugada* con el objetivo de detectar complicaciones inherentes al implante del dispositivo.
Para introducir el tema los autores reseñan que el síndrome de Brugada tipo I (BrS) se presenta clínicamente y es reconocido por la presencia de un bloqueo de rama derecha (RBBB por sus siglas en inglés) y elevación del segmento ST en derivaciones precordiales (V1-V3), y su relevancia clínica radica en el hecho de que los pacientes tienen un riesgo pronunciado de desarrollar malignidad. taquiarrítmica.
La prevalencia de BrS se estima en 5/10 000 habitantes con una mayor prevalencia en Japón y Filipinas en comparación con los países occidentales.
Sin considerar los accidentes, BrS es la principal causa de muerte en hombres <40 años, particularmente en países donde el síndrome es endémico. La fiebre y los bloqueadores de los canales de sodio podrían potencialmente desenmascarar BrS, lo que ha llevado a un consenso de expertos que aconseja a los pacientes con BrS que eviten estos medicamentos y expresen precaución durante estados clínicos como fiebre e infecciones.
Debido al alto riesgo de muerte cardíaca súbita (SCD por sus siglas en inglés), se ha recomendado que los pacientes con BrS con un episodio previo de paro cardíaco repentino, o aquellos que muestren la posibilidad de una arritmia ventricular sostenida durante un estudio electrofisiológico sean tratados con un cardiodesfibrilador implantable.
Sin embargo, el CDI no siempre es factible o adecuado para todos los pacientes.
Aunque los tratamientos alternativos que incluyen la indicación de hidroquinina (HQ) y la terapia de ablación con catéter han demostrado eficacia en las arritmias ventriculares recurrentes, pacientes que han experimentado un paro cardíaco previo o eventos sincopales secundarios a taquicardia / fibrilación ventricular deben someterse a la implantación de un CDI.
Sin embargo, esta indicación para prevención primaria en pacientes con BrS es controvertida.
Por lo tanto, el objetivo del presente estudio fue observar el resultado a largo plazo y la tasa de complicaciones de pacientes con BrS, que hubieran recibido un implante transvenoso de CDI ya sea para prevención primaria como secundaria.
A tales fines se recopilaron y analizaron los datos después de una revisión sistemática de la literatura compilada a partir de una búsqueda exhaustiva en la base de datos (PubMed, Web of Science, Cochrane Library y Cinahl) y finalmente fueron seleccionados 11 estudios.
La edad media de los pacientes que recibieron CDI fue (43.1 ± 13.4, 82.5% hombres, 46.6% BrS espontáneo tipo I). Alrededor del 15.3% de los pacientes fueron ingresados debido a MS y el 10.4% sufrió de arritmia auricular.
Las perturbaciones apropiadas se documentaron en el 18,1% de los pacientes durante un período de seguimiento medio de 82,3 meses (47,5-110,4).
Se registraron las siguientes complicaciones: falla y fractura del cable del dispositivo (5.4%), perforación del cable (0.7%), desplazamiento (1.7%), infección (3.9%), dolor (0.4%), trombosis de la vena subclavia (0.3%), derrame pericárdico (0.1%), endocarditis (0.1%), problemas psiquiátricos (1.5%) y neumotórax (0.7%).
Se documentaron choques inapropiados en el 18,1% de los pacientes. El manejo de los mismos se logró mediante el aislamiento de la vena pulmonar (0.5%), el tratamiento farmacológico con sotalol (1.3%) o sotalol con betabloqueante (0.3%) e hidroquinidina (0.1%).
Como conclusiones de estas observaciones los autores subrayan que la terapia con CDI en el BrS se asocia con complicaciones relevantes relacionadas con el dispositivo, incluido un riesgo sustancial de descargas inapropiadas con mayor frecuencia en aquellos pacientes sintomáticos.
* El-Battrawy I, Roterberg G, Liebe V, Ansari U, Lang S, Zhou X, Borggrefe M, Akin I. Implantable cardioverter-defibrillator in Brugada syndrome: Long-term follow-up. Clin Cardiol. 2019 Aug 22. doi: 10.1002/clc.23247. [Epub ahead of print]