Investigadores pertenecientes a la Clínica Mayo, de Rochester, EEUU, publicaron en la edición de septiembre del JICE (Journal of Cardiac Electrophysiology) los resultados de un pequeño estudio experimental llevado a cabo en perros en el que exponen su experiencia con el desarrollo de una nueva campana destinada a ser usada durante los procedimientos de ablación para prevenir la embolización sistémica de microburbujas y partículas embólicas*.
Señalan a manera de introsucción, que los eventos cerebrovasculares son una de las complicaciones más temidas y graves de la ablación cardíaca, con una prevalencia informada de hasta el 7%.
Hay muchas etiologías potenciales para los eventos cerebrales que incluyen
(1) formación de trombos en catéteres, vainas o la superficie del miocardio endotelial por ablación;
(2) formación de burbujas de gas por ablación o manipulación de la vaina;
(3) formación de carbonilla / coágulo;
(4) ruptura de un trombo preexistente; y
(5) cardioversión eléctrica durante los procedimientos.
Si bien las imágenes intraprocedimiento, la anticoagulación periprocedimiento y los catéteres irrigados han llevado a una reducción de los eventos cerebrovasculares, no se ha eliminado el riesgo de tromboembolismo.
En particular, existe una preocupación creciente con respecto a las lesiones cerebrales asintomáticas, que se han detectado después de la ablación cardíaca. Desde el primer informe de estas lesiones en 2006, ha habido una serie de estudios que informaron cambios en la RM después de la ablación, que se informa que ocurren hasta en el 50% de los pacientes.
Las evaluaciones histopatológicas han demostrado que estas lesiones son compatibles con infartos isquémicos cerebrales y se considera que provienen principalmente de detritos microembólicos (trombos, burbujas de gas y detritos particulados producidos por la ablación). Aunque se considera «asintomático», existen algunos datos contradictorios pero preocupantes sobre las posibles consecuencias neurológicas a largo plazo de estas lesiones.
Teniendo en cuenta los efectos adversos potenciales que podrían causar las microburbujas y los émbolos particulados, se justifican los esfuerzos para intentar minimizar su entrada en la circulación sistémica durante la ablación con catéter.
Si bien existen herramientas para detectar señales microembólicas en las arterias cerebrales, por ejemplo, el Doppler transcraneal, este método tiene limitaciones y dificultades.
Además, estas herramientas no proporcionan un medio para contener o inhibir el viaje de materia embólica potencial al cerebro.
La hipótesis de los autores fue que la creación de una barrera física (es decir, una capucha) con material no conductor para aislar el sitio de ablación y el catéter de la circulación sistémica disminuiría la tasa de embolización sistémica de micropartículas (microburbujas y microemboli) durante la ablación del corazón izquierdo.
Para probar lo antedicho, buscaron crear un prototipo, desarrollarlo y probar su viabilidad proponiendo un nuevo dispositivo de campana en forma de capucha que no sería conductora y se desplegaría para cubrir la superficie del catéter de tejido en el sitio de la ablación, aislando así y evitando que las microburbujas y los residuos de micropartículas entren en la circulación sistémica.
De esta forma, en siete caninos, desarrollaron y probaron una nueva capucha retráctil que puede cubrir el sitio de ablación del tejido del catéter. El número y el volumen (nL) de microburbujas formadas durante la ablación con y sin campana se midió utilizando un circuito de circulación extracorpórea. Se utilizó la prueba de rango con signo de Wilcoxon para comparar el número de burbujas detectadas con y sin la capucha.
El uso de esta campana redujo la embolización sistémica de microburbujas en 21/28 (75%) de las ablaciones.
Tanto la ablación auricular como la ventricular mostraron una reducción estadísticamente significativa en el número de burbujas (476 ± 811 sin campana vs 173 ± 226 con campana, p = 0.02; 2669 ± 1623 sin campana versus 1417 ± 970 con campana, p = 0.04, respectivamente) y volumende la burbuja (3,3 ± 7,6 nL sin campana vs 0,2 ± 0,56 nL con campana, p = 0,006; 6,1 ± 5,2 nL sin campana vs 1,9 ± 1,4 nL con campana, p = 0,05, respectivamente).
Como conclusiones, para este grupo de investigadores, el uso de una nueva capucha para cubrir el catéter de ablación en el sitio de contacto del catéter con el tejido tiene el potencial de proporcionar un medio para reducir la embolización sistemática de microburbujas.
Los autores plantean que se requiere más trabajo para examinar los émbolos de partículas, pero estos datos muestran la viabilidad temprana de este concepto de diseño.
* Sugrue, A., Vaidya, V., Yasin, O. et al. Development of a novel ablation hood to prevent systemic embolization of microbubbles and particulate emboli. J Interv Card Electrophysiol 58, 281–288 (2020). https://doi.org/10.1007/s10840-019-00595-y